El debate en torno de la decisión del presidente de EE.UU., Barack Obama, de levantar la prohibición del otorgamiento de fondos para las investigaciones con células madre para enfrentar diversas enfermedades se instaló en la Argentina. El disparador fue una declaración del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, quien afirmó que “un embrión no es equiparable a una persona
Por Walter Goobar
waltergoobar@yahoo.com
El debate en torno de la decisión del presidente de EE.UU., Barack Obama, de levantar la prohibición del otorgamiento de fondos para las investigaciones con células madre para enfrentar diversas enfermedades se instaló en la Argentina. El disparador fue una declaración del ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, quien afirmó que “un embrión no es equiparable a una persona, sino que es un conjunto de células con capacidades potenciales”. Esto suscitó la réplica de algunos expertos voceros en bioética de la Iglesia católica y de la principal organización evangélica.
Barañao cree que la polémica no tiene mucho sentido pero sí “discutir el estatus del embrión por un tema de conocimiento general. De alguna manera tenemos que introducir conceptos que son complejos, de la manera más comprensible para que la sociedad pueda tomar decisiones informada”, dice en una entrevista con Miradas al Sur.
–Si tuviera que explicarle a un niño por qué un embrión no es un ser humano, ¿cómo lo haría?
–La manera más obvia es definir qué entendemos por ser humano: que tiene una serie de propiedades, en cuanto a autonomía, en cuanto a capacidad de respuesta y en particular la posibilidad de actividad consciente; la actividad cerebral es un signo demarcatorio de nuestra identidad como especie. Ninguna de estas características está presente en un embrión temprano, es simplemente un conjunto de células que difiere muy poco de una célula cualquiera de nuestro organismo. Yo podría hacer una demostración por el absurdo: si un embrión de treinta o cuarenta células es igual a un ser humano y yo puedo, a partir de las millones de células que tengo en mi cuerpo, generar (y eso se sabe) embriones equivalentes, podría generar millones de seres humanos en cuestión de días y esto, resumimos, es un absurdo, porque claramente la entidad de ese embrión no es equivalente.
–Lo que creo que acá despierta polémica es que se confunde el estatus del embrión con el comienzo de la vida humana...
–Son problemas distintos. Es como decir que el comienzo de mi vida como individuo está ahí en el embrión, y también se puede ir más atrás, el óvulo y el espermatozoide que dieron origen a ese embrión y que también estaban vivos, y si voy para atrás puedo remontarme en millones de años en el pasado y decir que en realidad el origen de mi vida se encuentra en la cadena genética, en algo muy parecido al mono, muy parecido a un roedor, y eso no implica que ese roedor inicial tenga entidad de ser humano, sino que yo pueda trazar mi origen hacia ese animal.
–Volvamos a los embriones...
–Hay una experiencia concreta que un individuo puede asimilar con respecto a la diferencia entre un embrión y un individuo adulto, digamos. Si uno tiene un gallo y una gallina y la gallina pone un huevo, uno no tiene ningún problema en tomar ese huevo recién puesto y hacerse un huevo duro, pero uno no tomaría un pollito y lo herviría. Tampoco tomaría un huevo que estuvo veinte días encubándose, porque presume que ahí hay pollito y lo pensaría dos veces y no lo haría. Entre un huevo de dos días, tres días, y uno recién puesto, no hay mucha diferencia, pero sí la hay con un huevo de diecisiete, dieciocho días y otro de veintiún días que es cuando va a nacer el pollito. Ya hay otra entidad. En el medio tenemos una zona gris, pero en este momento no estamos discutiendo esa zona gris, estamos discutiendo el comienzo y el fin. Al principio esto claramente no es un ser humano, pero luego de nueve meses de gestación sí lo es, pero en un extremo y en el otro son totalmente diferentes.
–¿Qué opina sobre la postura de la Iglesia?
–En realidad, la única voz que se opuso a lo que yo dije, por lo menos en los medios, fue la del padre Alberto Bochatey, con el cual tengo una excelente relación y he participado en sus cursos de bioética.Yo comprendo esa posición y que la Iglesia tiene el derecho de defender otro tipo de valores; pero tiene otra función también, la Iglesia debe religar, como su nombre lo indica, debe unirnos, y cuanto más nos una y más amplia sea, mejor será. La ciencia tiene otra función: comprender los fenómenos naturales para poder controlarlos en beneficio de nuestra propia subsistencia. Ambas formas de ver el mundo no son compatibles, pero es necesario establecer un diálogo sobre bases racionales y objetivas donde podamos llegar a puntos de consenso. Mi posición particular es que uno podría, desde la ciencia, asumir que el embrión tiene un estatus particular, al menos como símbolo del origen de la vida y, como tal, debe ser respetado en público.
–Cuando dicen que su postura es proabortista, ¿qué responde?
–Así planteado, no tiene sentido. Lo que puedo decir es que en la medida en que repensemos cuál es el valor del embrión y cuál es el estatus que tiene podemos repensar la posición respecto del aborto, en distintos estadios. Lo mismo que acabo de decir para el desarrollo de un embrión de pollo, de alguna forma es valido para eso. Con esto no estoy diciendo que debe favorecerse el aborto. Estoy convencido de que el aborto es el peor de los métodos de control de la natalidad. Digo también que la manera más efectiva de limitar el aborto es que la población tenga acceso a métodos anticonceptivos seguros y eficaces; no me parece coherente, simultáneamente, estar en contra del aborto y la educación sexual. Eso no me parece una actitud honesta.
–Ahora, por qué Obama –con semejante crisis como la que tiene– se mete con el tema de las células madre? ¿Por qué un presidente opta por preocuparse por un tema que pareciera de segundo orden?
–Yo creo que no está en segundo orden. El tema de las células madre tiene una importancia que trasciende lo puramente médico. Estados Unidos gasta cerca de tres mil millones de dólares anuales en el cuidado de pacientes con Alzheimer; cualquier terapia que le de mayor autonomía al paciente, que no exija que tenga una enfermera o esté hospitalizado, significa para el gobierno norteamericano un ahorro considerable.
–Pero también hay un debate de principios...
–Sí. Obama fue elegido fundamentalmente por el voto joven, progresista, que además se opone al desarrollo y a cierto incremento en el fundamentalismo religioso que uno cree ver en Estados Unidos. Cuando uno ve que hay varios estados que han vetado la enseñanza de la teoría de la evolución o han obligado a enseñar teorías que no tienen ningún sustento en paralelo y en forma equivalente a la teoría de la evolución, uno empieza a preocuparse. Que el país más poderoso del mundo tenga una visión fundamentalista de la realidad, es algo que debería inspirarnos cierta preocupación. Creo que la discusión tiene un valor emblemático. Yo estoy en favor de la ciencia, yo estoy en favor de la racionalidad y en contra de la imposición de creencias religiosas, sobre todo cuando está en juego la salud pública. No es un tema menor, es una toma de decisión coherente, con lo que Obama representa.
–Hace quince meses que está en el cargo y con el cambio del escenario mundial, ¿ha cambiado de alguna manera su idea de las prioridades en el caso ciencia y técnica para la Argentina?
–Sí, hemos hecho algunos ajustes, en cuanto a incorporar prioridades con mayor impacto social; estamos apuntando al desarrollo de nuevas tecnologías para ubicar a nuestro país con un perfil innovador, que exporte productos de alto valor agregado. El caso más emblemático es el de la empresa Invap, que produce reactores nucleares, muy sofisticados, muy dedicados a esa producción en particular. Lo mismo pasa con la producción de medicamentos, nuevos materiales, nuevas aleaciones, para fines específicos, para prótesis médicas, por ejemplo, que es algo que nuestro país puede hacer. En el futuro inmediato está complicado porque los países están cerrando sus mercados, tratando de importar lo menos posible. Pero esto no afecta tanto nuestra estrategia, porque de todas formas durante los próximos dos o tres años, que son los que uno avizora que la crisis va a continuar con menor o mayor intensidad, tenemos que hacer una inversión desde el punto de vista estatal, y lo vamos a seguir haciendo, porque lo que queremos es estar bien posicionados para la reversión de la crisis.
–¿Está definida o redefinida la matriz productiva?, porque cuando usted asumió, los alimentos, por
ejemplo, cotizaban a determinado valor y hoy cotizan a otro...
–Requiere algunos ajustes. Vamos a seguir produciendo alimentos, es un rol que no podemos relegar. Seguimos apostando a incorporar valor a los alimentos, es algo que se va a seguir consumiendo, es algo que la población mundial no puede limitar en forma muy drástica; sí tenemos que detectar aquellos productos que afectan nuestra balanza comercial. Los insumos que estamos importando de alto valor y que están condicionando su venta nuestra actividad económica, como pueden ser los motores para maquinaria agrícola, por ejemplo. Por otra parte, tenemos algunos programas de corto plazo pero con mayor impacto en poblaciones con propensión a sufrir las consecuencias negativas; por ejemplo, estamos trabajando en desarrollar una cadena productiva a partir del bambú, que es algo que uno piensa que puede tener un valor muy acotado y sin embargo en otros países hay toda una industria que se desarrolla a partir de eso; esto tiene una cierta ventaja desde el punto de vista ambiental, con productos de propiedades mecánicas comparables a las de muchos plásticos pero que no contaminan el ambiente porque son degradables, que fijan dióxido de carbono y contribuyen a mejorara el efecto invernadero y, sobre todo, pueden dar trabajo a poblaciones que no tienen trabajo o que no se pueden insertar en otra cadena productiva.
–Deme otros ejemplos de la matriz productiva.
–Un sector, es el sector de Software, que es el sector que viene creciendo con más rapidez en la Argentina; está incorporando más puestos de trabajo y mayores salarios promedio, basado no en el menor costo de su mano de obra, sino en la mayor creatividad. Lo que le ha permitido acceder a estándares de calidad antes que sus competidores. Lo concreto es que IBM Argentina certifico la gama más alta de calidad dos semanas antes que la India, pese a que la India es el polo de informática por excelencia. En el campo de la biotecnología, hay una industria farmacéutica en Argentina que emplea a más de 20 mil personas y está exportando productos de alta calidad, sofisticados, a los mercados centrales.
Entre la Universidad y la Enciclopedia
- ¿Tendría que revisarse algo de la tradición enciclopedista de la universidad argentina o no?
–Yo creo que pueden coexistir las dos variantes, lo que me parece que no puede subsistir es un criterio de alargamiento excesivo de la carrera que muchas veces no obedece a motivos curriculares, sino simplemente a la presión corporativa de los docentes para tener alumnos para poder seguir viviendo; entonces, lamentablemente, eso hace que una carrera se extienda más allá de lo lógico. De todas, las más preocupantes son las carreras científicas, porque hay un período de máxima creatividad en algunas carreras que tiene que ver con cambios psicológicos y con el desarrollo de la persona. Una persona no puede recibirse a los 35 años en medicina, como la matemática o la computación, porque ya es tarde. Sí puede recibirse de filosofo, más allá de los 40, porque está probado que mucha de la producción filosófica de los grandes pensadores se ha producido a esa edad. Porque se requiere una acumulación de conocimiento previo. En cambio, en otras disciplinas se necesita una aplicación mucho más rápida de conocimiento, un cuerpo de conocimiento más acotado. Creo que el área de filosofía va a seguir siendo enciclopédica y las carreras técnicas van a tener un enfoque aplicado a poder salir más rápido al mercado y permitir que el profesional pueda ir y volver las veces que quiera. No pasarse ocho años en la carrera, sino recibirse en cuatro o cinco años y volver seis meses cada dos años para actualizarse.
El perfil de un ministro
Por W.G.
El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, se rebela contra el arquetipo del investigador estoico, usable y no comprometido. “Para un científico, generar riqueza también debe ser una actividad moral”, sentencia este hombre que alguna vez dijo que “ser ministro es un castigo divino”. Con 54 años, Barañao es doctor en Química, posgraduado en la Universidad de Pensilvania, en los Estados Unidos, y en el Instituto Max Planck de Alemania. Además, Barañao es el padre de las primeras terneras clonadas programadas para dar remedios en la leche.
El ministro desmistifica el tema de la clonación humana pero reivindica el avance sobre la utilización de células madre para curar distintas enfermedades.
Barañao llegó al Ministerio con la idea de aumentar el número de empresas de base tecnológica, sobre todo en el área del software, la biotecnología y la nanotecnología, “donde pese a la crisis –dice–, nos podemos ubicar en una posición razonablemente competitiva.
Hijo de un empleado y una maestra, Barañao es respetado por sus colegas por su trayectoria en ciencia y su experiencia en gestión como presidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica.
Además de investigador principal del Conicet, tiene una extensa trayectoria y desarrolló una amplia labor en el área científica.
Fue director del Laboratorio de Biología de la Reproducción y Biotecnología Animal, en el Instituto de Biología y Medicina Experimental, y docente de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Se desempeñó como presidente de la Comisión de Tecnología del Conicet en 1999 y 2000, cuando pasó a formar parte de la Junta de Calificación.
Fue representante de la Secretaría de Ciencia y Tecnología e integró la Comisión Nacional de Etica Biomédica entre 1998 y 2001, entre otros cargos que desempeñó dentro del área científica.
Fue miembro del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA en dos períodos, 1990-1994 y 1998-2002, y secretario de Investigación de esa facultad en 2002 y 2003. Barañao publicó más de 50 trabajos de investigación científica en revistas internacionales y actuó como asesor de empresas en temas relacionados con la producción In vitro de embriones y la obtención de bovinos clonados transgénicos
Diario Miradas al Sur
15-MAR-2009