NOEMÍ OLIVETTO

“No conocí mujeres más dominadas que las marxistas”

Cuando hace tres años asumió como legisladora por la Ciudad de Buenos Aires, Noemí Olivetto se enojaba si la llamaban “la esposa de Luis Zamora”. Hoy, divorciada del dirigente político, asegura que la vieja izquierda tiene un problema con los temas de género y se reivindica como una mezcla de "marxismo, psicoanálisis y feminismo”

Por Walter Goobar 
"Queremos armar una lista presidencial con gente que luche contra la violencia y la discriminación de la mujer", dice Olivetto y, aunque comparte el mismo espacio partidario con su ex marido, aclara que está de acuerdo con competir esta vez, “porque siento que tenemos un movimiento, y aunque Luis Zamora decida no candidatearse, hay que participar más allá de que no saquemos ni un voto". 


Psicología postegada

--¿Desde que edad milita en la izquierda?
--Yo había estado en un colegio de monjas desde los dos años, no sabía nada de política, y a la vez estaba muy movilizada por la masacre de Trelew y por Vietnam. Era el año '73, tendría 18 años, y no sabía nada de nada. En la Juventud Socialista me enteré de todo. Era una época muy sectaria en la que eras cuadro político, mirá que horrible la palabra, o te dedicabas a tu profesión. Yo no tuve la fortaleza de decidir en ese momento por mi profesión y eso me lo critico. Pero bueno, después hice la carrera de grande.
--¿Cómo conoció a Luis Zamora?
--El dirigía el equipo jurídico del CELS y yo buscaba a mi compañero Gustavo Cobet que estaba desaparecido. Cuando Luis me contó que había campos de concentración clandestinos y que eso significaba que la mayoría podían estar muertos, yo no lo podía creer. Me agarró un ataque de bronca contra él, lo odiaba.
--¿Cómo siguió la relación?
--Casi al final del '79 empecé a salir con él. Al principio con bastante culpa. Imagínese que en octubre del '76 mi compañero Gustavo Cobet estaba desaparecido, me costó mucho recuperarme de eso.
Contrariamente a lo que la mayoría de la gente piensa, Zamora se acercó al socialismo a través suyo
Un poco si y un poco él ya lo venía pensando. En realidad cuando lo conocí pensé ¡Ay! ¿Este tipo será radical?, porque usaba sobretodo y tenía un aspecto tan formal, y para nosotros los radicales en ese momento eran lo peor. Igual después me enamoré profundamente.
 

Vanguardia y retaguardia.

--¿Cuándo entró en conflicto con el MAS (Movimiento al Socialismo).
--La primera crisis fue porque ellos decían que estaba bien ir a pelear a Malvinas porque era una guerra antiimperialista. A mí me parecía una locura terrible. Y otra de las contradicciones fuertísimas que tenía era que yo quería ser mamá y dedicarle tiempo a Fernando y me daba mucha vergüenza cómo las militantes trataban a sus hijos, los dejaban todo el tiempo solos.
--¿Tuvo diferencias sobre temas de género con Zamora?
--No de la boca para afuera, pero sí en el sentido de que aceptar la paridad en relación a los hijos y a la participación política. Ne costó muchísimo, y me odiaba todo el MAS, pero yo conseguí muchísima paridad en nuestra pareja en relación a lo que era el MAS.
En esa epoca planteaban que el hombre era la vanguardia y la mujer la retaguardia
El MAS, el PO y el MST siguen igual. Desde afuera se tiene la concepción de que las militantes de izquierda son mujeres liberadas. Yo creo que no. Yo no conocí mujeres más dominadas que las que pertenecen a partidos marxistas porque se consideran la retaguardia de los hombres.
 

Peleas con Zamora

--¿Trabajaban juntos con marido cuando él era diputado nacional y usted legisladora por la ciudad?
--Trabajábamos muy poco juntos porque, la verdad, nos peleábamos muchísimo. Para mí era imposible trabajar con un marido que tiene el peso político de Luis, como que te tira por encima sus 20 años de experiencia política institucional.
--¿Le resulta más fácil plantear los temas de género ahora que está separada?
--Yo no creo en la neutralidad. Soy psicóloga porque siento que hay temas que me afectan. Soy feminista porque hay temas que también me afectan y los quiero investigar. Lo hice antes y después de estar separada. No fue Luis el que torció ese destino. El problema de la discriminación haci la mujer podría ser el de él, pero veo que es un problema general.
--¿Cree que en este punto la palabra de Luis se queda en el discurso?
--Me gustaría que eso se lo preguntara a él.
 

Educación sexual, la contradicción.

--Usted tiene una postura ambivalente en el tema de la obligatoriedad de la educación sexual en las escuelas.
--Si, es ambivalente y un poco contradictorio lo que planteo. Creo que el colegio tiene la obligación de darla, pero tiene que haber un respeto a la individualidad. Si hay un padre que es Testigo de Jehová y no quiere que sus hijos vayan, hay que tenerlo en cuenta.
Pero de esa manera está abriendo la puerta para que las escuelas católicas no den nada.
Si, pero nosotros no planteamos los mismos métodos de la Iglesia católica. La verdadera democracia es respetar también los derechos individuales.
--¿El derecho colectivo no va primero?
--Si, tiene razón, pero la sexualidad es una parte muy intima del ser humano y creo que no hay que imponer la educación sexual desde arriba. De hecho, en la mayoría de los colegios no se da.
También ha planteado que no deberían ser los docentes los que impartan educación sexual
Yo creo que no pueden dictar educación sexual los docentes, que lo tiene que hacer un equipo interdisciplinario -psicólogos, sexólogos, pediatras, pedagogos-. Los docentes tienen pánico a dar este tema porque no saben cómo van a reaccionar los padres. Y la otra diferencia es que creo que el Estado debe hacerse cargo de la materia pero no debe ser obligatoria
 

Aspiraciones presidenciales.

--¿Como surge la idea de presentarse a las presidenciales con una lista de genero?
--En el 2005 fundamos el Movimiento Solidario por los Derechos de las Mujeres Marie Langer para trabajar por los derechos de las mujeres. De allí surgió la idea. No tenemos un plan hecho. Es un desafío en una época en la que se terminaron las certezas.
--¿Qué opiná del feminismo actual?
--Hay una serie de feministas a las que respeto muchísimo. Desde hace años trabajo con Dora (Coledesky) y ahora también con Nina (Brugo) por el caso de Erna Ibáñez, la mujer paraguaya que fue acusada de matar a su bebé luego del parto.
--¿Tiene diferencias con el feminismo duro?
--Siempre me costó entender algunas cosas del feminismo como el rechazo a la ropa, a gustar. También me parecen super interesantes los encuentros nacionales de mujeres, pero no entiendo que no se les permita ir a los varones, creo que excluir a los varones es algo que ya está, pasó.
Revista 7 Días
60-05-2005