El diputado-candidato de Unión-PRO, Francisco de Narváez pretende recusar al juez federal e Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, pero la causa original que ha llevado a que se investigue su presunta relación dcon el tráfico de efedrina no fue sustanciada por Faggionatto Márquez, sino por su colega del fuero Penal Económico, Marcelo Aguinsky y el fiscal Emilio Guerberoff.
Por Walter Goobar
El diputado-candidato de Unión-PRO, Francisco de Narváez pretende recusar al juez federal e Zárate-Campana, Federico Faggionatto Márquez, pero la causa original que ha llevado a que se investigue su presunta relación dcon el tráfico de efedrina no fue sustanciada por Faggionatto Márquez, sino por su colega del fuero Penal Económico, Marcelo Aguinsky y el fiscal Emilio Guerberoff.
El juez Aguinsky consideró que Mario Segovia, apodado "el rey de la efedrina" por la ostentosa vida que llevaba en Fisherton, fue el proveedor de 294 kilos de efedrina que salieron hacia México en noviembre de 2007, mezclados en 1200 kilos de azúcar, y que también proveyó los 525 kilos que estaban disimulados en otros 1200 kilos de azúcar que fueron secuestradas en mayo de 2008 en un depósito fiscal de Barracas.
La investigación que llevó adelante Aguinsky se inició a raíz del descubrimiento en México de un embarque de efedrina, disimulada en azúcar. Sobre esa base, el magistrado allanó South American Docks (Sadocks), un depósito fiscal situado en la calle Rio Cuarto al 1400 de Barracas y en el que encontró otros 525 kilos de efedrina, también disimulados en azúcar comprada al supermercado Makro que en ese momento era propiedad de Francisco De Narváez.
El fallo del juez Aguinsky acredita la relación de Segovia con los dueños de Sadocks, el depósito fiscal de Barracas y con todos los involucrados en la exportación ilegal de efedrina. Por esa investigación terminaron procesados los dueños del depósito, los despachantes y dos funcionarios aduaneros que, según el juez, eran cómplices en la mayor exportación ilegal de efedrina descubierta hasta el momento.
La investigación de Guerberoff y Aguinsky no se topó con ninguna pista que vincule el caso con las víctimas o protagonistas del triple crimen de General Rodríguez, pero si con la punta de la madeja de una extraña conexión que llevaba a los supermercados Makro en la época que era propiedad de Francisco De Narváez.
El cargamento encontrado en el depósito de la calle Río Cuarto tenía características muy particulares. Había 12.000 kilos de azúcar comprados en un supermercado Makro y puestos dentro del container en sus envases originales, pero 600 paquetes no contienían azúcar sino efedrina en envases casi perfectos.
Una de las pistas más importantes para poder desentrañar la madeja del contrabando de efedrina, debía ser la compra de los 12.000 kilos de azúcar en el supermercado Makro. Había que determinar quién los compró, pero, sobre todo, adónde llevó el camión de Macro ese cargamento. Eso permitiría determinar dónde se remplazaron los 600 paquetes de azúcar por la efedrina. Sin embargo, el supermercado se mostró renuente a colaborar en la investigación.
En el procesamiento, el juez Aguinsky demuestra la relación entre Segovia, la efedrina de Barracas y los dueños de Sadocks. Aguinsky encontró una tarjeta American Express corporativa de Sadocks, con una extensión a nombre de Segovia. También hay llamadas entre el millonario dueño de los autos de lujo y los titulares del depósito, usaron el mismo despachante de aduanas, registran una sociedad en común y, sobre todo, Segovia, con el nombre de Benítez, aparece comprando, entre 2007 y 2008, más de cinco mil kilos de efedrina.
Con el fallo de Aguinsky quedó comprobada la relación del nuevo rico de Fisherton con el mayor envío de efedrina. Lo que falta saber es si Segovia -un ex mozo que tuvo un ascenso meteórico-, actuaba por cuenta propia o si -como sospechan los investigadores-, tiene un empleador.
Desde que se revelaron las comunicaciones entre un teléfono a nombre de De Narváez con el rey de la efedrina, el diputado emprendió una zigzagueante estrategia de defensa. Primero se autodenunció y dijo que no apelaría a sus fueros. Después, mandó a filmar con cámara oculta y a retirarle el celular a Danilo Coronel, el empleado que usaba el aparato sospechado. Y cuando el juez Faggionatto Márquez lo citó para pedirle explicaciones se negó a concurrir y mandó una declaración por esxcrito.
A partir de ese momento, De Narváez y Segovia tuvieron -además de las llamadas-, otra cosa en común.;el penalista Mariano Cúneo Libarona, que es abogado corporativo de America, una de las empresas de De Narváez, asumió la defensa de Segovia.
Es evidente que ambas defensas están coordinadas, lo cual es perfectamente lícito pero inmoral para alguien que se presenta como paladín de la lucha contra la inseguridad y el narcotráfico. Cuando De Narváz le escribe al periodista Carlos Pagni "vamos a recusar al juez" uno podría pensar que está usando el plural mayestático para referirse a si mismo. Pero no es así. A los cuatro días el abogado Mariano Cuneo Libarona recusó al juez Faggionatto por cuenta y orden de Segovia.
Además de las llamadas comprometedoras, hay dos testigos de identidad reservada que aportaron información al juez Faggionatto sobre los supuestos vínculos entre Segovia y el diputado-candidato. Uno de ellos, aseguró que De Narváez mantuvo contactos con un grupo de narcos colombianos que pretendían hacer pie en la Argentina. El otro testimonio proviene del ex encargado del depósito de una empresa contratada por el supermercado Makro. El declarante señaló que De Narváez estuvo vinculado -via Makro-, a la exportación a México de las 12 toneladas de azúcar en las que se ocultaron seiscientos kilos de efedrina.
Diario Buenos Aires Económico
10-JUN-2009