El director de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, Carlos "Chacho" Álvarez, admitió en un diálogo exclusivo con Miradas al Sur que "el Mercosur es una institución del siglo XX que todavía no se adaptó a las necesidades del siglo XXI".
Por Walter Goobar, desde Asunción
El director de la Comisión de Representantes Permanentes del Mercosur, Carlos "Chacho" Álvarez, admitió en un diálogo exclusivo con Miradas al Sur que "el Mercosur es una institución del siglo XX que todavía no se adaptó a las necesidades del siglo XXI".
Para el ex vicepresidente, lo más destacado de esta cumbre fue el avance en la ampliación de un sistema, que en la actualidad utilizan Argentina y Brasil en parte de su comercio bilateral, que propone utilizar las monedas locales -en reemplazo del dólar- en parte del intercambio comercial del grupo.
Álvarez también consideró importante la puesta en marcha del Instituto Social del Mercosur, que buscará desarrollar políticas comunes desde el punto de vista social, para que el bloque "no sea sólo un proyecto de base comercial".
-Usted ha señalado que las instituciones del Mercosur no han acompañado anuevos los cambios políticos...
-Hay un divorcio entre los discursos de los presidentes de la nueva etapa -sobre todo Lula, Kirchner, Tabaré y Lugo-, y el formato del Mercosur de la etapa liberal de los ´90. Todo el discurso de los actuales presidentes y cancilleres se basa en que el Mercosur no puede descansar solamente en los éxitos comerciales. No se puede dejar librada la suerte del proceso de integración a la performance comercial. Necesitamos un Mercosur que desarrolle otras dimensiones: básicamente el tema productivo, el tema social, el energético, el científico-tecnológico y los temas culturales. Lo que debería haber cambiado es la concepción del modelo de integración. De un modelo de mercado, deberíamos haber pasado a un modelo de desarrollo integral sustentable.
-¿Porqué no se adaptaron las instituciones?
-Porque sigue habiendo los mismos organismos que se discutieron en 1994 en Ouro Preto, Brasil y la institucionalidad está asociada a esa década.
-Deme un ejemplo
-Tardamos cuatro años en poner en marcha el Instituto Social del Mercosur (que fue inaugurado ayer. Y todavía no sabemos si ese instituto va a desarrollar verdaderas políticas públicas regionales o si va a quedar archivado como uno de tantos organismos que no funcionan bien. Hay un replanteo estratégico de la integración que va de la mano de una reforma institucional que está pendiente.
-En ese sentido, ¿no hay una superposición entre Mercosur y Unasur?
-Si, pero no se puede esperar que Unasur -que tiene 12 países-, funcione bien, si un bloque que tiene cinco miembros no profundiza la integración. Más aún, todo lo que profundizemos en Meercosur va a servir para Unasur. Sino, el Unasur va a ser un foro ampliado de coordinación y no se va a poder avanzar en mecanismos de integración más profunda.
-Esto es decisivo frente a los nuevos desafíos internacionales
-Sin dudas. El tema financiero y el reordenamiento del orden mundial exigen organismos que asceleren y ascentúen la discusión política sobre la visión de los países y los bloques. Esta es la primera vez que la perisferia va a participar en un debate sobre el orden que se quiere construir y eso requiere de foros para que la Argentina y Brasil no lleven al G-20 la posición de ellos, sino la de Sudamérica. Temas como los de la pandemia de gripe A, el cambio climático, la defensa de los recursos naturales no tienen fronteras.
-¿Cree que el tema de la pandemia puede ser una prueba piloto para remodelar el Mercosu?
-El desafío es que podamos producir juntos la vacuna contra la gripe. Para eso hay que desconocer -o poner en discusión-, las licencias de los laboratorios.
-Desde su puesto de observación en el Mercosur, ¿Cómo ve las tensiones arancelarias entre Brasil y Argentina?
-Lula tiene una gran capacidad para entender las necesidades de otros países, sobre todo la de países que tienen una estructura industrial intermedia como la Argentina que pretende defender el empleo y ciertos sectores industriales. Lula tiene mucha flexibilidad y por eso, su posición esta alejada de la presión y la demanda de los sectores empresariales brasileños. La prensa brasileña plantea casi un nivel de ruptura con la Argentina, pero Lula entiende que la Argentina está tomando medidas en defensa del empleo. Cuando amaine la crisis, se podrá retornar a la normalidad.
Diario Miradas al Sur
26-JUL-2009