Martin Khor, director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra afirma que "los países en desarrollo están en su derecho de producir o importar una versión genérica de la vacuna contra la gripe A, aún cuando esté patentada.
Por Walter Goobar
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha prometido que a fin de año habrá una vacuna autorizada contra el virus de la gripe A (H1N1), pero no parece preocuparse ante el hecho que los laboratorios lucren de manera desenfrenada con la creciente demanda, ni tampoco con la distribución desigual de esos medicamentos en el mundo.
Los primeros ensayos humanos comenzaron en Australia, pero la gran demanda y las partidas limitadas que podrían fabricarse en corto tiempo podrían dejar a los países en desarrollo sin lel medicamento necesario para afrontar la pandemia.
La vacuna se fabrica utilizando partes del propio virus y sólo pueden lograrse cientos de millones de dosis por año. Los países desarrollados ya reservaron casi todas las que pueden producirse.
Se estima que el setenta por ciento de las vacunas contra la gripe que existen en el mundo se fabrican en Europa, donde la mayoría de los gobiernos se ven sometidos a una tremenda presión para proteger primero a sus ciudadanos antes de permitir que las empresas exporten dosis de vacunas.
Gran Bretaña, por ejemplo, ordenó sesenta millones de dosis, una por habitante.
En la reciente cumbre del Mercosur realizada en Asunción del Paraguay, los presidentes reclamaron la suspensión de los derechos de patente sobre la vacuna contra el virus de la gripe A (H1N1)en los países en desarrollo. Cristina Fernández de Kirchner
advirtió que los laboratorios no podrían responder a la demanda mundial de vacunas contra el virus de la gripe porcina. La presidenta agregó que Argentina, Uruguay y Brasil tienen industrias farmacéuticas en condiciones de producir antivirales o la vacuna.
"Sería muy conveniente -dijo Cristina-, propiciar una suerte de levantamiento o suspensión en materia de derechos de patente porque la Organización Mundial de la Salud reconoce que estamos ante una pandemia" y privilegiar esa protección significaría "condenar a la muerte a millones de personas, en tanto que suspenderla podría salvar millones de vidas."
Por su parte, en entrevista con el autor de esta nota, el ministro de Salud Juan Luis Manzur advirtió: "si no podemos producir la vacuna vamos a estar en una situación en la cual habrá un grupo muy reducido de laboratorios y empresas que tendrán la posibilidad de desarrollarla, pero su capacidad productiva es limitada, con lo cual, lo que se produzca va a ser acaparado por los países que tienen mayor poder económico. Lo que planteamos es que ante una situación atípica como es una pandemia, con la presencia del virus en 172 países del mundo, es necesario lograr una flexibilidad en lo que es la transferencia de tecnología y el registro de patentes para que estas tecnologías sean accesibles a los países que puedan producir la vacuna. Si no actuamos en forma conjunta y no ponemos en funcionamiento toda la capacidad instalada, la realidad nos va a desbordar", reflexionó Manzur.
Sin embargo, la iniciativa argentina es motivo de polémica: para algunos especialistas, estas patentes vencieron hace muchos años, para otros habrá que dar una dura batalla ante la Organización Mundial de Comercio (OMC). A esto se agregan las dificultades que implica la fabricación local de otras vacunas Por ejemplo, el laboratorio estatal bonaerense que produce la vacuna BCG -avalada por la OMS- no puede distribuirla porque nunca obtuvo la certificación nacional; la producción de la vacuna contra la tos convulsa está demorada por falta de equipamiento y una vacuna contra la fiebre aftosa producida por el Laboratorio Bagó -que está aprobada por las autoridades sanitarias de EE.UU.- es objeto de trabas comerciales por parte de las autoridades brasileñas, que priivilegian las vacunas de los laboratorios europeos. En ese sentido, la fabricación de vacunas a nivel regional no será sencilla de implementar porque Brasil, por ejemplo, acaba de firmar un acuerdo con el laboratorio francés Sanofi Pasteur para fabricar vacunas que sólo pueden ser destinadas al mercado brasileño.
Martin Khor, fundador de Third World Network (TWN) y director ejecutivo de South Centre, una organización de países en desarrollo con sede en Ginebra afirma que "los países en desarrollo están en su derecho de producir o importar una versión genérica de la vacuna, aún cuando esté patentada. En estos casos, el acuerdo de la Organización Mundial de Comercio sobre propiedad intelectual autoriza a los gobiernos a utilizar una flexibilidad en lo que respecta a la protección de las patentes, emitiendo "licencias obligatorias" (permiso que da un gobierno para producir un producto patentado o utilizar un procedimiento patentado sin el consentimiento del titular de la patente)", afirma Khor.
Brasil, Ghana, India, Indonesia, Malasia y Tailandia ya han utilizado esas licencias para producir medicamentos para el tratamiento del VIH/SIDA. Por eso, si los países deciden emitir licencias para que las empresas produzcan u obtengan versiones genéricas de la vacuna contra la gripe A (H1N1), no sería la primera vez.
Diario Buenos Aires Económico
5-AGO-2009