A 14 meses de su destitución como jefe de Gobierno por la tragedia de Cromañon, Aníbal Ibarra emerge como uno de los ganadores de la elección del domingo 3 y una figura clave en el paso de Daniel Filmus a la segunda vuelta.
Por Walter Goobar
"Necesitaba esta elección para relegitimarme", dice el ahora legislador electo por Diálogo por Buenos Aires que jugará un papel decisivo en el ballottage del 24 de junio.
--¿Vive esto como una resurrección?
--Es difícil ponerle un nombre. Varias veces utilicé el término de "legitimación política" porque después de la destitución yo necesitaba atravesar una votación. En lo personal y en lo político necesitaba que fuera la gente la que me dijera que me quedara en casa o que podía seguir en política. Necesitaba esto, más allá de los resultados. Era más la necesidad que los riesgos que podía haber. No importaba si salía mal, por lo menos tendría una certeza, porque yo siempre dije - y lo sigo sosteniendo -, que a mi me echó la política; fue una decisión de quedarse con el gobierno y utilizar la tragedia de Cromañon como excusa.
--Esa era su propia visión ,pero necesitaba saber como lo veía la sociedad
--Si. Haber presentado una lista en el marco de una candidatura compartida y ser la más votada es importante y me da un marco de tranquilidad que haya sido la sociedad la que me haya puesto ahí. Yo no podría haber aceptado ningún cargo. Después de lo que me pasó, yo tenía que pasar por
--¿las elecciones.
--¿Y ahora se anima a confesar como vivió ese período tan difícil?
--Tuve una incapacidad personal de contener a los familiares, de demostrar desde el dolor, la impotencia, la bronca o la angustia que sentí en esos momentos. Mis peores momentos eran por las mañanas, cuando me despertaba y constataba que no era un sueño sino la realidad, pero esa incapacidad personal mía nunca me impidió decir que sentí mucho más la tragedia que mi destitución. Mi destitución la pelee, pero era algo dentro de una cuestión político-institucional, lo otro fue muchísimo más fuerte.
--¿Fue una incapacidad personal o una consecuencia del ejercicio del poder?
--No. Fue incapacidad personal. No se si hubiera podido revertir el hecho que en pocas horas me convirtieron en un chivo expiatorio, pero -en términos personales., no supe tener esa comunicación con la gente. No sé si hubiera revertido la situación, aunque hoy es muy difícil saberlo.
--El Mauricio Macri que enfrenta Daniel Filmus no es el mismo Macri a quien usted derrotó en 2003.
--Para nada. Macri cambió su discurso porque ahora tiene fuertes asesores de imagen. No cambio su pensamiento ni sus convicciones. Cuando confrontó conmigo decía que la homosexualidad era una enfermedad y una desviación y que había que tratarla, cosa que no se le ocurriría decir hoy. Macri decía que a los cartoneros había que meterlos presos y hoy habla de inclusión social. Macri decía que para que mejore la economía había que flexibilizar más y subsidiar más a las empresas. Hoy no se atrevería a decir eso. Macri no cambió, simplemente se dio cuenta que por esa línea no iba a ninguna parte. Hoy sigue siendo el mismo, pero con otro discurso.
--¿En qué se modificó ese discurso?
--Es un discurso distinto de época y de conveniencia. Si Macri dijera lo que piensa, perdería muchos votos. El que confrontó conmigo era un Macri más sincero.
--¿Cómo ve la segunda vuelta?
--La veo difícil pero no imposible.
--¿Cree que la política puede desafiar a las matemáticas?
--No hay ninguna matemática que diga que hay un ganador. Aquel que se de por ganador antes de tiempo comete un gran error y aquel que se de por perdedor también. Pero además, hay una cuestión ideológica. Cuando la derecha queda muy atrás de un candidato progresista a nadie se le ocurre decir que no hay segunda vuelta, pero cuando la derecha sale primer y el que está atrás es el sector progresista gritan; "pido gancho". ¡A nadie se le ocurrió decirle a Michelle Bachelet en Chile
que no iba a haber segunda vuelta!. Hay que respetar las reglas del juego que impone la Constitución.
--¿Cuál va a ser la estrategia de Macri para la segunda vuelta?
--Va a hacer la plancha. Se va a blindar contra cualquier debate argumentando que todo es campaña sucia. No quiere discutir nada.
--Deme un ejemplo
--Si alguien dice que Macri fue el peor diputado porque no fue nunca al Congreso, dice que es campaña sucia. Eso no es campaña sucia. Yo desprecio las campañas sucias. En la elección anterior con Macri ninguno entró en campañas sucias, pero otra cosa es no poder debatir y criticar. Cuando uno se postula para un trabajo tiene que mostrar un currículum y si un tipo ha quebrado cinco empresas no lo toman. El pasado cuenta. Pero me parece que aquí hay un establishment muy cerrado, muy jugado, con una derecha religiosa que se jugó por dos candidatos: Telerman y Macri-, y ahora no quieren que le toquen al único candidato que le queda.
--Y el argumento de la nacionalización de la pelea...
--Hasta hace cinco meses Macri era candidato a Presidente. Recorría la Argentina y hablaba de temas nacionales y ahora no quiere hablar de la nacionalización. Además, en la Ciudad de Buenos Aires siempre hay un condimento nacional: De La Rúa saltó de jefe de Gobierno a Presidente. Nos guste o no nos guste, siempre está metida la nacionalización. Esa también fue la razón por la que Telerman tuvo que aliarse con Carrió porque sino se convertía en un partido vecinal.
--A propósito de Elisa Carrió,
--¿Qué opina de su decisión de votar en blanco en la segunda vuelta?
--Carrió tuvo una pendiente política fenomenal. Ella define la política por el odio a Kirchner y al peronismo. Esa es su definición política. Está encerrada en un corralito en el que todo gira alrededor de su concepción de la política. Por eso se juntó con Telerman. Un mes antes, Telerman era el representante de Julio De Vido en la Ciudad.
--Usted tiene mucho resentimiento con Telerman,¿qué pasa si Filmus tiene que negociar con Telerman?
--El resentimiento es una cuestión personal que está reservada para las parejas, los amigos. Yo tengo diferencias políticas con Telerman porque él arregló con los legisladores para quedarse con el Gobierno. Me parecería inocuo que Filmus negociara con Telerman, porque el electorado de Capital no va atrás de lo que digan los candidatos. La gente tiene un voto autónomo y está bárbaro. Se terminó Perón. Creo que hasta podría ser contraproducente en términos políticos. Hay que apuntar a la gente, al electorado. Pretender seducir a la gente, seduciendo a dirigentes que no tienen un peso de arrastre mayoritario, es inutil. En la Ciudad de Buenos Aires los partidos valen 2,20. Hay que salir a hablarle a la gente. A la que no votó e incluso a la que voto a Macri.
--Hablarles de que
--De lo que significa el proyecto que encarna Filmus y el proyecto que encarna Macri. Son dos modelos de lo público y lo privado.
Revista 7 Días
07-06-2007