El polémico novelista y ensayista norteamericano, Gore Vidal denunció que Obama puede ser víctima de un golpe de Estado, lo que en EEUU es sinónimo de magnicidio
Por Walter Goobar
La concesión del premio Nóbel de la Paz a Barack Obama silenció las repercusiones de un explosivo vaticinio formulado un par de dias antes por el prestigioso escritor estadounidense, Gore Vidal en las páginas del New York Times. El mordáz novelista y ensayista advirtió sobre el riesgo de un golpe de Estado perpetrado a ttaves del magnicidio de Obama.
Unos días antes de que se publicaran las declaraciones de Vuidal, Facebook se saturó de cientos de amenazas de muerte contra el presidente, lo cual obligó a la intervención del FBI.
Gore Vidal, uno de los intelectuales críticos más reputados de Estados Unidos, autor de biografías de varios presidentes, consideradoel novelista y cronista de la historia de los EE.UU, concedió el pasado
30 de septiembre una incendiaria entrevista a Tim Teeman del New York Times donde advierte "que Estados Unidos se está pudriendo y no hay que esperar que Obama pueda salvarlo, porque ese país está amenazado por una dictadura inminente, instalada mediante un golpe de Estado".
Vidal, que a sus 84 años está confinado a una silla de ruedas, sigue siendo un lúcido y convencido pacifista que despotrica contra el militarismo, el patrioterismo y el totalitarismo de su país, sus líderes y sus ciudadanos.
Vidal es uno de los más grandes ensayistas estadounidenses, uno de los novelistas de mayor éxito y el alma del jet set literario. De allí que sus augurios cobren una dimensión singular.
El escritor proviene de una familia que a lo largo de varias generaciones ejerció una fuerte influencia en la política norteamericana. Fue confidente del presidente John Kennedy, a quien presentó con Jacqueline. Además fue compañero de juerga de Tennesee Williams y fue uno de los guionista de algunos de los filmes más famosos de Hollywood. En su turbulenta juventud demandó a Truman Capote, fue felado por Jack Kerouac y en 2000 observó a su primo Al Gore ser electo presidente y perder de todos modos la Casa Blanca.
En la entrevista con el Times, Vidal "lamenta el pésimo desempeño de Obama, "una de las personas más inteligentes en el cargo presidencial desde hace muchos años, pero carente de experiencia y con una inhabilidad total en los asuntos militares al haber colocado a Afganistán como talismán mágico que resolvería el terrorismo."
A su juicio, la guerra contra el terror es una fabricación, una coartada de relaciones públicas, por lo que Estados Unidos debe abandonar Afganistán y asumir que fracasó en conquistar Medio Oriente.
A sólo seis meses de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el historiador se atrevió a responsabiliizar a la administración Bush de haber causado los ataques: "los miles de muertos fueron víctimas tanto de los terroristas como de la política exterior que ha impuesto Estados Unidos en el mundo, que ha generado enemistad y odio, lo cual se deriva de las necesidades del gobierno de Bush por el petróleo", escribió entonces.
En su libro "Guerra perpetua para una paz perpetua", Vidal habla de un golpe de estado tras el 11-S.. El escritor sostiene que ese golpe no lo cometió directamente Bush, fueron más bien Dick Cheney y los halcones del Pentágono. Sólo faltaba un 'casus belli' para lanzar toda su artillería de mentiras, y luego ese concepto militarista y orwelliano de guerra contra el terror, que es una adaptación de la guerra fría que inventó Truman.
Vidal considera que la inteligencia de Obama es impresionante, pero su grave problema es que le cree a sus generales y piensa que el Republicano es un partido cuando constituye un grupo fanático de fascistas apoyado en el odio religioso y racial. Agrega irónicamente que hasta Bush sabía que para ganar a un general bastaba con decorarlo con otra estrella.
Vidal vaticina que Obama, después de haberse tropezado con su reforma sanitaria, puede ser eliminado por un misterioso asesino solitario acechando en las sombras de la capital.
El polémico escritor no es el único que advierte sobre los riesgos de fractura social que pueden desembocar en un golpe de Estado encubierto detrás de un magnicidio. El 17 de febrero de 2009, a pocos días de que Obama asumió la presidencia, su asesor oficioso en seguridad nacional, Zbigniew Brzezinski, alertó sobre la alta probabilidad de una guerra civil en Estados Unidos.
Vidal apoya su razonamiento en el antecedente que constitiye el golpe de Estado de 2000, cuando la Corte Suprema avaló el fraude electoral perpetrado por George Bush contra Al Gore.
Obama paga los platos rotos del nihilismo bushiano en todos los ámbitos de la actividad humana, por lo que se puede convertir en el chivo expiatorio propicio para ser inmolado en el altar de la decadencia de Estados Unidos por el complejo-militar-industrial - jaqueado desde Irak hasta Afganistán- o por los i intereses de las aseguradoras afectadas por la reforma sanitaria.
"Obama -continúa Vidal-, , cuyo problema es ser sobreducado, debió enfocarse en educar al pueblo estadounidense. No se percata lo poco juiciosa e ignorante que es su audiencia".
La visión de Vidal sobre Estados Unidoses sumamente fatalista y se niega "a buscar héroes que no existen y que en caso que los hubiere serían asesinados inmediatamente".
A Vidal le exaspera la ignorancia ilimitada del grueso de la población de Estados Unidos que la hace exageradamente manipulable. Sostiene que Estados Unidos no tiene una clase intelectual y se pudre a ritmo funerario. "Muy pronto tendremos una dictadura militar, en base a que nadie puede mantener la cohesión".
Más allá de las teorías de magnicidio que sostiene Vidal, lo que más irrita a los norteamericanos es su idea del fin del imperio: "El imperio se acaba porque se acabó el dinero. La avaricia pudo con nosotros. Así se han acabado históricamente todos los imperios".