Ciro, Ciro, Siete: un espía con licencia para educar

Si Ciro Gerardo James cobraba 3.500 pesos en la policía Federal y 6.000 en el ministerio de Educación de Narodowski, no hubiera renunciado a esos dos cargos para ganar menos en la Metropolitana. Esto indica que James iba a ocupar un cargo de jerarquía en la policía macrista porque su sueldo debía superar los 9500 pesos a los que había renunciado.

Por Walter Goobar
Tarde o temprano, los ministros porteños Guillermo Montenegro y Mariano Narodowski serán citados por el juez federal Norberto Oyarbide para esclarecer las flagrantes contradicciones en las que ellos y sus subordinados habn incurrido al tratar de explicar la contratación y el reclutamiento del espía Ciro Gerárdo James en los ministerios de Educación y de Seguridad.  La situación más humillante será la de Montenegro ya que volverá al juzgado que estuvo a su cargo, pero esta vez en calidad de indagado.
Macri, Montenegro y Narodowski ensayaron el jueves la teoría que al espía se lo plantaron y que no había ninguna central de inteligencia ni armada ni armándose. Pero la excusa duró menos de 24 horas porque el sábado el Fino Palacios admitió al diario La Nación que a Ciro James lo trajo el al gobierno. Con esa frase, Palacios desmintió todos los argumentos que los dos ministros porteños habían balbuceado durante las cuatro horas de interpelación en la Legislatura.
Con la declaración del Fino quedó confirmado que a James lo trajo Palacios, que se estaban haciendo tareas de inteligencia, contra Sergio Burstein, Carlos Avila y otros diriigentes sociales, porque es evidente que el espía no desempeñaba tareas educativas en el ministerio de Educación.
Por otra parte, si James cobraba 3.500 pesos en la policía Federal y 6.000  en el ministerio de Educación de Narodowski, no hubiera renunciado a esos dos cargos para ganar menos en la Metropolitana. Esto indica que James iba a ocupar un cargo de jerarquía en la policía macrista porque su sueldo debía superar los 9500 pesos a los que había renunciado.
James  venía de una carrera de seis años en la Policía Federal, donde trabajó con Palacios en la Superintendencia de Investigaciones. En la causa  judicial, varios ex jefes de James de la Federal declararon que el espía se jactaba de su relación estrecha con el Fino Palacios y decía que le daría un cargo muy importante en la fuerza porteña. No quedan dudas que Ciro, Ciro, Siete era el hombre elegido por Palacios  para hacerse cargo del sector de inteligencia de la policía macrista.
Por otra parte,ni Narodowski ni sus subordinados supieron explicar que tareas realizaba Jamesen el ministerio de Educación. Estaba contratado en el sector de auditorias pero no realizó ninguna.
El comisario Osvaldo Chamorro, actual jefe de la fuerza, que coirre el riesgo de ser procesado por falso testimonio porque declaró ante la justicia que había hablado con el espía James dos veces y el juzgado ha comprobado que hay decenas de llamadas telefónicas y otras tantas conversaciones por radio - lo que demuestra la familiaridad y la horizontalidad del trato entre ambos-, aportó al juzgado un dato clave para entender la modalidad de la contratación del espía con licencia para educar: Chamorro declaró que más de cien personas que trabajaban en la implementación de la Policía Metropolitana firmaron contratos de locación de servicios con el gobierno porteño antes de su incorporación a la fuerza. En esas condiciones señaló a quince oficiales superiores, operadores de comando y peritos, entre otros.
En lugar de achacar sus propios errores a conspiraciones montadas por terceros para perjudicar a la Metropolitana, a Montenegro le hubiera bastado repasar el organigrama de la nueva fuerza para comprobar que Palacios montó una estructura regada de especialistas en tareas de espionaje como pinchar teléfonos, tomar fotos, cruzar datos y realizar informes de inteligencia. En ese sentido, Ciro, Ciro, Siete no fue una excepción sino la regla.
Palacios tuvo que irse de la Metropolitana a raíz de su procesamiento en la causa Amia,  pero es como si estuviera, porque quedó toda su estructura, sus amigos entrelazados por intereses comerciales y sus discípulos más fieles como Ciro Gerardo James.
En lugar de darse el trabajo de generar una institución nueva, Macri trasladó al gobierno de la Ciudad la estructura que tenía armada en el club Boca Juniors donde el actual ministro Guillermo Montenegro integraba el Comité de Seguridad, Palacios era jefe de Seguridad, Ciro James era su ladero y Andrés Ibarra, actual segundo de Narodowski en el ministerio de Educación,era Gerente de la institución. Reciclar a los hombres más cuestionados de la Federal y de la Side en la Ciudad de Buenos Aires fue un enorme error, que los porteños van a pagar caro porque hasta que no se termine de esclarecer el escándalo James, la Metropolitana no va a poder funcionar, porque antes de haber prevenido un sólo delito la Metropolitana ha cometido varios.
Mientras Montenegro y Narodowski se pierden en en la maraña de sus propias explicaciones que atentan contra la inteligencia de los porteños, ya aparecieron las ternas para sucederlos: el ex diputado Eugenio Burzaco, Matías Molinero Y Marcos Peña son los nombres que baraja el jefe de gabinete porteño, Horacio Rodriguéz Larreta para remplazar a Montenegro o para dividir su ministerio de Justicia y Seguridad en dos áreas, mientras que el diputado nacional electo, Esteban Bullrich, Carlos Capasso, director del área Técnica del gobierno porteño y hombre del Opus Dei, y la subsecretaria de Inclusión Escolar Ana Ravaglia, están en capilla para ocupar el sillón de Narodowski