RUBÉN HALLÚ, NUEVO RECTOR DE LA UBA

“Soy como un percherón capaz de hacer mucho esfuerzo y tirar grandes pesos para adelante”

Admite que nunca militó en ninguna agrupación política ni universitaria pero se define como “peronista por herencia familiar y por creencia”. El veterinario Rubén Hallú, de 55 años, que esta semana asumió como rector de la Universidad de Buenos Aires en medio de la peor crisis institucional de su historia, se define a sí mismo como “un peleador”.

Por Walter Goobar
Ya instalado en el amplio despacho de Viamonte 440, Hallú se muestra más conciliador que al término de su caótica elección –cuando llamó “delincuentes” a los militantes de la federación estudiantil–, y se explaya sobre sus ideas para la UBA: una gestión más participativa, cambios para el Ciclo Básico Común (CBC) y los colegios que dependen de la universidad, y una reforma del estatuto que revea la representación de los claustros.
– ¿Porqué eligió ser veterinario?
– Me atraía la parte de campo. Quise ira a la escuela agropecuaria de Casilda, pero era un internado y mi familia no me podía mantener. Después me incliné por la parte veterinaria.
– ¿Qué bichos le gustan?
– (Se ríe) Me gustan todos. Cada uno tiene su particularidad: el gato con su independencia y su personalidad, el perro con la fidelidad y el afecto, el caballo con su docilidad. Todos los animles tienen su atractivo.
– Su gestión ¿por que animal va a estar signada?
– (Lanza una carcajada) El caballo percherón, porque hace mucho esfuerzo y es capaz de arrastrar grandes pesos para adelante. Los percherones ya no se ven: solamente se encuentran en la Rural, porque son los que tiraban los arados. La UBA es un gran peso que hay que arrastrar para poder arar este campo. 
– Y como veterinario, ¿cual es su diagnóstico del paciente UBA?
– El diagnóstico es grave, pero creo que si le aplicamos el tratamiento correcto hay posibilidades altas de que se recupere. No tenemos márgenes para el error.
– Pero, ¿cuál es el principal problema?
– No es uno: son varios. Está el problema presupuestario, la regularización de profesores que no están por concurso, la política edilicia para poner en condiciones algunos edificios en muy malas condiciones, el área de extensión hacia la comuidad...y me está quedando...
– Le está quedando el más grave, que es el de la crisis institucional...
– No. Yo estoy convencido de que la crisis institucional no es el primer problema: si bien está expresada de manera extrema por un grupo de estudiantes y hay que hacer reformas en los estatutos para corregir algunas cosas, no me parece que sean de las cosas graves que puedan afectar seriamente a la Universidad. 


Reclamos estudiantiles

– La FUBA plantea que “hay que democratizar la Universidad”...
– Que me expliquen cuando dejó de ser democrática, porque entre el 2004 y el el 2006 este mismo grupo de personas asumió en cuatro cargos sobre cinco en el Consejo Superior, y nunca se habló de democratizar la Universidad ni de reformar el Estatuto. Parece que el Estatuto era perfecto hasta que este grupo perdió dos bancas en las elecciones y apareció entonces la exigencia de democratizar la Universidad. Creo que esto es un slogan, más allá de que haya que introducir cambios.

– ¿Los alumnos están mal representados?
– No estoy seguro de si los estudiantes están bien o mal representados, pero sí sé que los auxiliares docentes están muy mal representados y algo tenemos que hacer. Lo mismo pasa con los profesores del CBC, o el personal no docente, que no está en el gobierno. 
– Usted parece más un peleador que un buscador de consenso.
– Soy una persona abierta al diálogo con todo el mundo, pero de ninguna manera dejo que me impongan nada. Estoy dispuesto a dialogar, no a que me impongan. No soporto la presión para decidir algo. Después del diálogo, si el resultado no es el que a mi me gusta, no importa: si la mayoría decidió algo, allá vamos. 
– ¿Cree que la UBA ha perdido su nivel académico?
– No, creo que no. Se ha deteriorado en algunas áreas. En otras no. En los recientes premios Konex, 17 galardones fueron para la UBA. En el exámen que toma el Gobierno de la Ciudad para las residencias médicas en Capital Federal, los alumnos de la UBA arrasan contra todos los de las universidades privadas. Esos son parámetros de una evaluación externa que es independiente de lo que nosotros podamos pensar.
– ¿Pero no está atrasada la UBA respecto a los requerimientos del futuro?
– Creo que no. Estamos atrasados en ciertas áreas de tecnología más que en conocimiento. No tenemos un gran desarrollo de la educación a distancia, por ejemplo. En conocimiento, demostramos día a día que estamos bien. 


El eterno CBC

– ¿Cuál es su postura en el tema del ingreso?
– El ingreso debe seguir siendo irrestricto. Me parece que el país no se puede dar el lujo de restringir el ingreso. Creo, en cambio, que deberíamos incentivar el ingreso en determinadas carreras en las que hacen falta profesionales para concretar un proyecto de desarrollo nacional: faltan técnicos lácteos, faltan ingenieros en medicina, técnicos para manejar edificios inteligentes.  
– ¿Hay que transformar el CBC?
– Creo que hay que hacer un análisis profundo, porque el CBC no puede quedar así como está. Me refiero a lo académico, a lo institucional, a los profesores regulares que no pueden votar, son tantos los aspectos que requieren analizarlo desde un punto de vista integral. Quizás haya que modificar algunas cuestiones académicas. 
– ¿Tuvo militancia universitaria?
– No, no la tuve. Solo participé en la separación de las carreras de Veterinaria y Agronomía. Esa fue mi única participación activa en política universitaria. 


Los antecesores

– ¿Qué critica y que rescata de la gestión de Oscar Shuberoff?
– Shuberoff regularizó la Universidad tras el retorno de la democracia y eso tiene un valor especial. Sus errores fueron la monopolización y la partidización, y una excesiva incumbencia de un solo partido político en toda la Universidad. Otra falla fue la extensión de su mandato: dos mandatos son mas que suficientes para cualquiera.
– Y con respecto a Jaim Etcheverry
– (Se ríe) Quiero aclarar que yo lo voté. No fue lo que esperábamos. No se hicieron las cosas que se debían hacer. Yo pensé que sería una gestión de descentralización y fue una gestión centralizadora. No hubo una buena fiscalización sobre las unidades académicas. En la parte de gestión financiera, dejó bastante que desear. Cuando se fue, la Universidad quedó en cero pesos.


El remanso del rector

– ¿Cuáles son sus hobbies?
– La tranquilidad. Me gusta ir al Tigre, leer, descansar. No hacer nada.
– Cuándo aceptó este cargo, ¿decidió sacrificar el Tigre, la lancha y la tranquilidad?
– (Se ríe) Yo me refiero a la tranquilidad en los momentos en que no estoy trabajando. Mi idea es gestionar de un modo abierto. En mi facultad, me encontré con que cuando invitaba a participar a los que reclamaban, mucha gente no venía, tenía que ir a buscarlos. En ese sentido soy proactivo: no espero a que las cosas pasen. Hay tanto para hacer en la universidad que, aparte del trabajo que se haga en las comisiones del Consejo Superior, mi idea es formar pequeños grupos de trabajo entre decanos, graduados, profesores, alumnos y auxiliares docentes para encarar y analizar diferentes temas, con el apoyo de técnicos, para empezar a generar las soluciones que necesita la UBA. Las soluciones para la UBA no las va a traer el rector, sino todos. Y, si no, la universidad no se va a arreglar. Yo podré acompañar, gestionar, pero acá hace falta el esfuerzo de todos.
 


RECUADRO:

Perfil del rector
Veterinario, 55años, casado, padre de un hijo.
Hallú asumió al cargo de decano de la facultad en donde estudió en el año 2002, luego de desempeñarse como vicedecano de la misma institución durante 8 años. 
Será rector hasta mayo de 2010.
Obtuvo 170 votos como candidato de una fórmula de consenso.
Su vicerector es el decano de Arquitectura, Jaime Sorín, que forma parte de un espacio diferenciado junto a los decanos de centro izquierda: de Ciencias Exactas Jorge Aliaga; de Ciencias Sociales, Federico Schuster; de Medicina, Alfredo Buzzi; y de Filosofía y Letras, Hugo Trinchero.
Revista 7 Días
22-12-2006