La fuerza policial de la segunda oportunidad

El flamante Jefe de la Policía Metropolitana, Eugenio Burzaco, todavía no asumió su función, pero los nombres de sus supuestos colaboradores que circulan en su entorno, ya anticipan más problemas para Mauricio Macri. Uno de ellos es el ex Fiscal adjunto de la causa AMIA, Marcelo Martínez Burgos, que tuvo que dejar su cargo luego de verse involucrado en una compleja trama con la legación diplomática local de la República de Irán. A continuación, un poco de memoria.

Por Walter Goobar y Ricardo Ragendorfer
Aunque Eugenio Burzaco todavía no se ha hecho cargo de la conducción de la Metropolitana, el nombramiento de su jefe de Gabinete va a desatar un nuevo escándalo. Es que le habría ofrecido el puesto al ex fiscal adjunto de la causa Amia, Marcelo Martínez Burgos, que debió apartarse de esa investigación después de que uno de los autores de esta nota revelara, en en marzo de 2007, haber mantenido reuniones secretas en el lobby de un hotel de Puerto Madero con los abogados que iban a representar a los nueve diplomáticos iraníes prófugos en esa causa.
Captar su voluntad y convertir su renuncia en una supuesta disidencia era solamente la primera etapa de una escalada destinada a volver la investigación a fojas cero.
Como resultado de aquel escándalo, Martínez Burgos fue apartado de la causa y pasó de investigador a investigado. El tema determinó la apertura de un expediente en el juzgado de Rodolfo Canicoba Corral, en el que el inminente colaborador de Burzaco figuró como acusado de negociar con la Embajada de Irán con el propósito de desviar el curso de la investigación.
Sin embargo, tras el arrepentimiento de Martínez Burgos y su desplazamiento a una fiscalía de La Boca, la causa fue archivada.
Antes de su fallido paso por la investigación sobre ese atentado, Martínez Burgos era un ambicioso fiscal de Saavedra con una actuación bastante deslucida. En abril de 2003, Lucila Yaconis, de 16 años, fue violada y asesinada junto a las vías del ex ferrocarril Mitre, a sólo 50 metros de su casa en Núñez. Su madre, Isabel, cargó contra Martínez Burgos: “El fiscal no hace nada para encontrar al asesino de mi hija”, afirmó.
Como nunca logró avanzar en aquella investigación, en diciembre de 2005 Martínez Burgos afirmó que la ola de violaciones en Núñez era causada por al tren de los cartoneros.
“El tren blanco es un hecho determinante que genera altos niveles de delito en la zona”, dijo el fiscal, quien aclaró que no era su intención culpar a los cartoneros por los hechos delictivos, sino a aquellos que, mezclados entre la gente humilde que busca a diario su sustento, cometen delitos aberrantes.
En agosto de 2006, Martínez Burgos actuó en el caso de la feroz pelea interna que se desató en la barra brava de River y que derivó en las agresiones contra los autos de los jugadores, cuerpo técnico y dirigentes millonarios.
En teoría, el polémico Martínez Burgos debía remplazar al contador Guillermo Rodríguez, que fue despedido la semana pasada de la estratégica Unidad de Organización Administrativa de la Policía Metropolitana, cuando se supo que fue procesado por Oyarbide junto con Miguel Ángel Toma en una causa que investiga la adjudicación irregular de trabajos a una constructora con sobreprecios superiores al 280 por ciento, cuando este último era titular de la Secretaría de Seguridad en la época de Carlos Menem. Dicho de otro modo, la Metropolitana sigue recolectando luminarias.
Diario Miradas al Sur
15-11-09