Un mes antes de su detención, el espía Ciro James y el ex jefe de la Policía Metropolitana Jorge Fino Palacios montaron el plan para pinchar los teléfonos fijos de la mutual judía. El ahora detenido comisario mantuvo fluidos contactos telefónicos con Carlos Corach, Alberto Kohan, el ex juez Juan José Galeano y la abogada de la Daia. En el penal de Marcos Paz, Palacios evalúa reemplazar a sus abogados defensores.
Por Ricardo Ragendorfer y Walter Goobar
El ex juez Guillermo Montenegro pasó a ser el vocero oficial del Ministerio de Seguridad que –en lo formal– finge conducir. En tal contexto, admite por vez primera que se cometieron “ciertas ingenuidades” en la creación de la aún latente Policía Metropolitana. “Nos equivocamos en los papeles, pero en la calle no nos vamos a equivocar”, fue una de sus definiciones. Otra: “Pensábamos que Palacios y Chamorro eran los mejores; ahora pensamos eso de Eugenio Burzaco”. En tanto, la cúpula de la fuerza policial más desafortunada del país, acaba de perder su tercero en jerarquía: Roberto Ontiveros, quien era un alfil del detenido ex comisario Jorge Palacios.
Lo cierto es que la trama que rodea al escándalo del espionaje municipal –incontrolable a partir del arresto del hoy afamado Ciro Gerardo James– abrió una caja de Pandora que ocultaba una gigantesca central de fisgoneo que operaba contra decenas de dirigentes sociales, empresarios, abogados y hasta contra el manosanta Néstor Leonardo, cuñado del mismísimo Mauricio Macri. Aún así, los pliegues del Macrigate parecen no tener fin. A los vigilados por vía telefónica se le suman las personas monitoreadas a través del sistema Nosis, cuya nómina araña el medio millar de perjudicados. Miradas al Sur accedió de manera exclusiva a la lista completa (ver aparte). Este medio también está en condiciones de revelar otra información no menos sensible: la dupla Palacios-James, además de las pinchaduras realizadas a través de juzgados misioneros, había efectuado el chequeo de varias líneas telefónicas fijas de la mutual judía, Amia, para concretar la intervención de sus aparatos por otro canal que no era el de los magistrados de Posadas. La diferencia es que las mismas estaban sólo reservadas a la telefonía móvil.
Club Comunicaciones. Mientras el espía James hacía pruebas para concretar tales pinchaduras, el Fino Palacios mantuvo una frecuente y, por demás, llamativa comunicación telefónica con Marta Nercellas, la abogada de la Delegación Argentina de Asociaciones Israelitas (Daia), muy cuestionada por las organizaciones de familiares de víctimas de ese atentado y también por las partes querellantes, en razón con su vidrioso papel en la causa en la que Palacios está acusado de obstruir.
Fuentes de la investigación han confirmado a Miradas al Sur que del entrecruzamiento de los teléfonos del Fino surgen 112 comunicaciones entre Nercellas y él. La última, de tres minutos de duración, data del 5 de octubre; es decir, una semana después de que el ex comisario fuera procesado como encubridor del ataque terrorista más luctuoso de la historia argentina. Ese lunes, por cierto, se concretó la detención de su espía preferido. Y la policía allanaba la casa y el estudio de James.
Este fluido y poco ético diálogo de Nercellas con Palacios se mantenía mientras éste había ordenado la intervención del celular de Sergio Burstein –otro de los querellantes en la causa–, y cuando James –con contrato en el Gobierno de la Ciudad– realizaba los aprestos para pinchar las líneas de la mutual judía que comparte edificio con la Daia. Un vínculo tan estrecho entre querellante y querellado como el que se desprende de las comunicaciones entre Palacios y Nercellas, está reñido con la ética profesional, pero probablemente aporte claves para entender por qué esa institución actuó con tibieza frente al cuestionado nombramiento del antiguo jerarca antiterrorista de la Policía Federal como jefe de la Metropolitana.
Sin embargo, mientras Macri y su incombustible ministro Montenegro defendían a capa y espada semejante designación, el espía James realizaba cinco llamados a los teléfonos de Amia para concretar su intervención sin necesidad de pasar por los juzgados de Misiones.
Desde dos celulares distintos efectuó esas comunicaciones para verificar las líneas, usando el mismo procedimiento empleado con Burstein y otros vigilados. Uno de esos llamados se registró desde el celular que le había proporcionado la Universidad de La Matanza, y las otras, realizadas en la primera semana de septiembre, se hicieron desde el celular que estaba registrado a nombre de Jorge Zenarrusa, un socio de James que integró el Batallón 601 de Inteligencia del Ejército durante la dictadura y que, en la actualidad, acompañaba a James en sus viajes a Misiones.
Si no hubiese estallado el escándalo a partir de la denuncia de Burstein, es evidente que se hubiese concretado la intervención de las líneas fijas de la Amia.
La investigación de esta nueva pista por parte del juzgado federal que encabeza Norberto Oyarbide puede conducir a desenmascarar la existencia de una verdadera industria del espionaje que proporciona escuchas ilegales a agencias de seguridad como la de Palacios. La maniobra se hace con la complicidad de empleados de ambas telefónicas que se llevan un porcentaje sobre los 2.000 pesos diarios que las agencias le cobran a los clientes. Hay tantas pinchaduras ilegales que muchas veces las propias empresas se quejan de que no hay pares libres para las intervenciones legales solicitadas por la Justicia.
Oyarbide trata ahora de establecer el nexo James-Palacios-Macri para corroborar si el policía favorito del acaudalado estadista era el gerenciador de una Side paralela que incluía la tercerización de las actividades clandestinas de la Metropolitana en las agencias de seguridad del Fino, tal como lo demuestran las investigaciones realizadas desde allí a legisladores y hasta al propio jefe de gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta (ver listado completo de los espiados).
Un nuevo peritaje de las comunicaciones de Palacios, ilustra a las claras la autonomía de la que gozaba el hombre que durante un breve lapso condujo la policía porteña: además de las llamadas con Nercellas, Palacios mantenía una aceitada red de contactos políticos y judiciales.
Un informe de la empresa de telefonía Nextel revela que el ex comisario hablaba con frecuencia con los ex funcionarios Alberto Kohan y Carlos Corach y también con Juan José Galeano, el ex juez y coprocesado por el encubrimiento al atentado a la Amia.
Corach, cuyo hijo Máximo trabaja en el ministerio de Seguridad, funciona como asesor en las sombras del gobierno porteño. A su oficina peregrinan varios de los ministros de Macri. Desde 2007, Palacios habló 201 veces con el antiguo ministro de Menem, 70 con Kohan y 88 con Galeano.
También hay medio centenar de comunicaciones con los procesados ex fiscales de la causa Amia Eamon Mullen y José Barbaccia. Este último ha sido una de las primeras visitas que el comisario preso recibió en el penal de Marcos Paz (ver recuadro).
Contacto en Posadas. En la capital misionera se escribió el capítulo final de la historia de James como agente de inteligencia de la Side macrista.. El 5 de octubre, al regresar de esa ciudad, el espía fue detenido por Asuntos Internos de la Policía Federal.
Ese mismo día, el juez José Luis Rey atendió una llamada de Oyarbide y, en referencia a la intervención del teléfono de Burstein, sólo farfulló: “Debe haber un error”. Con el desarrollo de los acontecimientos, tanto Rey, como el magistrado al que subroga -Eduardo Gallardo- han escamoteado toda información acerca de las escuchas que ellos mismos ordenaron. Incluso llegaron a huir por una ventana para así esquivar a los enviados del juez porteño. Actualmente están en rebeldía, y a punto de ser desaforados. No menos embarazosa es la situación de la fiscal Alicia Spinetto. En total, efectuaron nada menos que 52 intervenciones ilegales por cuenta de James y sus mandantes.
El influyente ex gobernador de esa provincia, Ramón Puerta, se obstina en negar su vínculo con los dos jueces provinciales. Hasta hace no mucho, éstos solían jactarse de la amistad entre ellos y Puerta. Sobre la doctora Spinetto, Puerta guarda un riguroso silencio. Se sabe que ella en nada menos que su prima hermana.
Si esa pata misionera lleva a la pesquisa hacia Puerta, su figura conduce hacia Macri. Eso él bien lo sabe. Y teme que su caída sea peor que la de Fernando de la Rúa: en Bolívar 1 no hay helipuerto.
RECUADRO
Tambalea la defensa del Fino
El pabellón cuatro del penal de Marcos Paz tiene desde esta semana un nuevo huésped: el excomisario Jorge "Fino" Palacios que fue a dar con sus huesos a la misma cárcel que hospeda a su discípulo, el espía Ciro Gerárdo James y a otro viejo conocido y amigo de Palacios: el represor Carlos Gallone condenado por la masacre de Fátima, junto con otras luminarias de la represión como el ex comisario Luis Abelardo Patti.
Para Palacios, Marcos Paz era el peor de los destinos posibles. Hubiera querido pasar este mal trago en las discretas dependencias de Gendarmería donde estuvieron detenidos los ex ministros Erman González y Victor Alderete, entre otros, o el las barracas de Delitos Complejos de la Policía Federal en la calle Cavia que albergaron a gente paqueta como la ex ministro María Julia Alsogaray, la empresaria Ernestina de Noble y el banquero Ruben Beraja, entre otros, pero pasó sus dos primeras noches en la enfermería de Marcos Paz para prevenir cualquier tipo de descompensación física o psicológica.
El viernes al mediodía el juzgado a cargo de Norberto Oyarbuide rechazó el pedido de excarcelación presentado por Diego Richards y Diego Fernández Alonso que -por el momento-, son los defensores del ex jefe de la Metropolitana.
Diario Miradas al Sur
22-11-2009