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Menem, el Batallón 601 y el tráfico de armas

La doble vida de Carlos Saúl: de pasarla pipa en los greens de Anillaco, a su retorno triunfal para "salvar" las instituciones. Sobre el hombre del voto 37 siguen pesando media docena de causas judiciales.

Por Walter Goobar
Tras un forzado retiro en los links de golf que atrajo todo tipo de especulaciones, el ex presidente Carlos Menem reapareció esta semana en el Senado y su voto fue decisivo para que la oposición le arrebatara el control de la Cámara alta al oficialismo. Cuando no se distrae en los hoyos del golf, Carlos Menem recorre los tribunales donde tiene pendiente media docena de causas en las que la justicia federal investiga supuestos actos de corrupción durante su gobierno. El ex presidente está a la espera de que se fije fecha para su juicio oral y público en una causa en la que se ventila el supuesto pago de coimas en la privatización del control del espacio radioeléctrico, que habría favorecido a la empresa Thales Spectrum.
El ataque terrorista contra la Amia, también dejó una investigación abierta que involucra a Menem. En ella está procesado por supuesto encubrimiento, pues evitó que se investigara una de las pistas que apuntaban hacia ciudadanos de ascendencia siria.
Además, está procesado por el delito de peculado por el pago de sobresueldos a los ministros que integraron su gabinete, por las cuentas suizas que omitió declarar, por el fallido contrato con Siemens para la confección de nuevos DNI y la venta de terrenos a la Sociedad Rural.
El hombre que esta semana resurgió de sus cenizas para darle su voto a la oposición ya está en juicio oral en la causa por tráfico de armas a Ecuador y Croacia.
En el juicio oral que lleva adelante el  Tribunal Oral Penal Nº 3 (Tope 3), el analista internacional Horacio Calderón, quien a fines de los ’80 y comienzos de la década siguiente fue representante de numerosas empresas proveedoras del Ministerio de Defensa en Medio Oriente y Africa del Norte, prestó declaración ante el Topw 3, en la causa por la venta ilegal de armas a Croacia.
El Tope 3 está integrado por los jueces Luis Imas, Horacio A. Artabe y Luis Gustavo Losada.
El testimonio de Calderón comenzó con la exhibición  de la serie de documentos que en 2001 demolieron los argumentos esgrimidos por el ex presidente Carlos Menem sobre la supuesta “luz verde” que le habría dado su colega estadounidense Bill Clinton para vender material bélico a los Balcanes, prohibido tanto por su país como por la ONU.
El primer documento fue el requerimiento oficial de material bélico firmado por el ministro de suministros de Bosnia-Herzegovina, Alija Delimustafic, dirigido a nombre de Calderón en su carácter de director-gerente de la empresa Interpar (sigla de Internacional Partnerships Group), basada en los Estados Unidos e integrada por personalidades de diferentes países del mundo. El ministro bosnio había requerido la intervención del testigo ante las máximas autoridades de Fabricaciones Militares, encabezadas en ese entonces por Luis Sarlenga.
El testigo relató que mientras se coordinaba una entrevista con Sarlenga, él remitió con carácter de urgente copia del requerimiento a la sede de su firma en los Estados Unidos a efectos de requerir un dictamen de su directorio.
La primera entrevista en Fabricaciones Militares fue mantenida por el testigo Calderón y el contador Carlos Federico Rubio, encargado de preparar un encuentro posterior con el interventor Sarlenga. Fue entonces cuando Calderón preguntó entre otras cosas a Rubio, luego de exhibirle copia del requerimiento bosnio, cómo haría F.M. para entregar cañones de 155mm que no tenía almacenados ni en producción. Asimismo, una enorme cantidad de municiones, sin que tales piezas de artillería y las cargas fueran sacadas de los distintos regimientos argentinos. Preguntó también, cómo se haría una operación de tal naturaleza sin transgredir un embargo de la ONU y las  leyes aduaneras argentinas. Insistió además en saber si el presidente Carlos Menem (a quien Calderón conocía desde hacía mucho tiempo y juntos habían viajado a Libia en plena guerra con Gran Bretaña) estaba al tanto de ese tipo de operatoria. La respuesta de Rubio fue que el presidente Menem estaba al tanto de todo y que sólo “había que llevarle las cosas terminadas, es decir, el paquete atado y con un moñito”.
Rubio le encomendó a Calderón, además, que se encargara de las negociaciones de las fronteras para afuera, especialmente en lo que se refería a la obtención de “certificados de uso final”, de países aceptables, preferiblemente Alemania e Italia. Tales certificados eran imprescindibles para evadir el embargo de la ONU y de los Estados Unidos, como sucedió posteriormente. Agregó Rubio que de las fronteras argentinas para adentro se iban a encargar ellos. Es decir, la red constituida por una pirámide a cuyo tope se encontraban el mismo presidente Carlos Menem, su cuñado Emir Yoma, Luis Sarlenga, Oscar Camilión y otros funcionarios civiles y militares comprometidos tiempo después en la causa.
Luego de la entrevista con Rubio, según declaró el testigo Calderón en 2001 y ratificó ante el Tope  3, pidió a su socio Armando Labourt que fuera en su lugar a la entrevista con Sarlenga, que exhibiera pero no dejara la carta oficial de Bosnia dirigida a su persona y que se limitara a escuchar lo que las autoridades de F.M. tuvieran que decir. Sarlenga repitió –palabras más, palabras menos–, los mismos argumentos que Rubio, y Calderón y sus socios decidieron retirarse de cualquier gestión con esa institución, por la ilegalidad en que iban a desarrollarse y el peligro futuro de enfrentar un escándalo político y judicial.
La empresa Interpar ratificó posteriormente que los Estados Unidos no permitirían exportar material bélico a las ex repúblicas de Yugoslavia. Además, la respuesta estadounidense a Calderón –a la que el autor de esta nota accedió en 2001–, afirmaba que si bien el mismo Senado de los Estados Unidos podría haber discutido la posibilidad de respaldar la exportación de algún material de defensa a Bosnia, dicha propuesta no había sido aprobada. También, que eso iba nada más ni nada menos que contra el embargo decretado el 11 de julio de 1991 por el mismo gobierno de los Estados Unidos, reforzado el 25 de septiembre del mismo año por la Resolución 711 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
La documentación de la Secretaría de Estado de los Estados Unidos, que el testigo presentó en junio de 2001 ante el juzgado del juez federal Jorge Urso y la fiscalía a cargo de Carlos Stornelli fue revisada y confirmada en la audiencia ante el Tope 3.
Para sorpresa del Tribunal, Calderón mencionó que el equipo de bienvenida del ministro bosnio estaba integrado por personal civil argentino enrolado en el entonces Batallón de Inteligencia 601, uno de los cuales había tenido una destacada actuación en Croacia. Calderón agregó que fue formada una sociedad anónima llamada Arbalka S.A., constituida en Buenos Aires, presidida por el ministro bosnio y que tenía como apoderado al principal funcionario del Batallón 601. Aclaró que su objeto era exclusivamente para venta de materias primas, productos manufacturados y tecnología para uso civil. 
El testigo no había terminado con las revelaciones. Mirando fijamente al defensor del ex ministro de defensa Oscar Camilión, Calderón acusó al ex ministro de haber manifestado que no podía haberse otorgado una autorización para vender submarinos al traficante de armas sirio Monzer Al-Kasar porque la Argentina no comercializaba esas unidades. Calderón dijo que él mismo había tenido esas autorizaciones, mientras sacaba también de su maletín una autorización oficial de la Armada Argentina, pero no para vender los submarinos en construcción en los Astilleros Domecq García, que el testigo también tenía, sino para aquellos que estaban operativos desde años atrás, como el caso del ARA Santa Cruz.
A ese episodio le siguió un hábil intento del defensor del ex Jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea brigadier Juan Paulik. Éste consistió en asociar la facilidad con que los barcos argentinos atravesaron el bloqueo naval para llegar a los puertos croatas cargados de material bélico, con el supuesto “guiño” de Bill Clinton a Carlos Menem para contrabandear armas a los Balcanes. Calderón respondió que en realidad existió un ablandamiento selectivo del bloqueo, debido a razones de orden geopolítico; entre otras razones, para permitir que llegara ayuda de origen confiable y evitar que ésta pudiera enviarse a la Bosnia musulmana desde países como Irán.
Diario Miradas al Sur
07-03-2010 / 

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