El presidente brasileño, Luiz Inacio “Lula” Da Silva peregrinó a Tierra Santa para tratar de impedir una inminente escalada bélica en la región. Como si se tratara de un profeta bíblico, el mandatario brasileño debió soportar desplantes y humillaciones por parte de los halcones israelíes que le achacan mantener cordiales relaciones con su archienemigo Irán.
Por Walter Goobar
Soplan nuevos vientos de guerra en el Medio Oriente. Esta semana concluyó con uno de los bombardeos israelíes más violentos contra la Franja de Gaza desde la operación “Plomo Fundido” de 2009. En menos de 24 horas, la aviación israeligolpeó una supuesta fábrica de armas, dos descampados en el norte y tres túneles en Rafah hiriendo a dos civiles. Todo ello horas antes de que el Cuarteto de mediadores de Oriente Próximo ( integrado por la ONU, UE, EE.UU y Rusia) se reuniera en Moscú alarmado por el deterioro galopante en la zona, e instara a Israel a frenar “todos” los asentamientos para intentar atajar la actual crisis y también a retomar un diálogo de paz que desemboque en dos años “en el surgimiento de un Estado Palestino”.
"El Cuarteto llama al Gobierno de Israel a congelar toda su actividad de colonización (...) a desmantelar todos las colonias ilegales erigidas desde marzo de 2001 y a abstenerse de demoler edificios y de desalojar la gente en Jerusalén Este", proclamaba la declaración final leída por el secretario general de Naciones Undias, Ban Ki-Moon. Estas son las mismas exigencias incumplidas que viene reclamando el presidente palestino, Mahmmud Abbás, y ante las que Israel reaccionó ásperamente.
Esta semana, el presidente brasileño Luiz Inacio “Lula” Da Silva también peregrinó a Tierra Santa para tratar de impedir una inminente escalada bélica en la región. Como si se tratara de un profeta bíblico, el mandatario brasileño debió soportar desplantes y humillaciones por parte de los halcones israelíes que le achacan mantener cordiales relaciones con su archienemigo Irán.
Precisamente, Lula hizo su primera visita a Israel en una coyuntura crucial: cuando el gobierno de Netanyahu ha decidido construir más asentamientos en Jerusalén Este y Cisjordania, incluso en detrimento del decisivo apoyo de EE.UU. en el frente contra Irán.
Lula no se imaginó que para seducir a sus anfitriones de esta semana tendría que entrar en competencia con el profeta Abraham. Y a diferencia del vicepresidente de EE.UU., Joseph Biden, se las arregló para no ser hunillado públicamente por sus anfitriones.
El canciller israelí, Avigdor Lieberman -un ex gorila de clubes nocturnos devenido en diplomático-, boicoteó el discurso de Lula en la Knéset (parlamento israelí) así como la reunión de Lula con el primer ministro Benjamin Netanyahu. El argumento: que Lula no había visitado la tumba del fundador del sionismo Theodor Herzl. Pero tampoco lo hicieron el presidente de Francia Nicolas Sarkozy o el primer ministro italiano Silvio Berlusconi cuando visitaron Israel.
Brasilia –igual que París y Roma– sabe perfectamente que no es obligatoria una visita a la tumba en los viajes presidenciales. Sin embargo un coro del Likud y de colonos de la facción sionista dura en Israel se quejó de que este hecho afectaría fatalmente el impulso del gobierno brasileño de llegar a ser un mediador en el conflicto israelí-palestino.
Después de que lo interrogasen en la Knéset –incluido Netanyahu– por su política de no confrontación y diálogo con Irán, Lula se mantuvo firme. Condenó el Holocausto y el terrorismo; recordó a sus anfitriones la posición de Brasil y de Latinoamérica contra las armas nucleares; subrayó la necesidad del diálogo para resolver el conflicto de Medio Oriente ; defendió la solución de dos Estados viables para Israel y Palestina; pero tampoco dejó de criticar la creciente colonización de Jerusalén Este. Recibió una ovación de pie y, según algunos miembros del parlamento, “más aplausos que [el ex presidente de EE.UU.] George W Bush.”
Consciente que el tiempo juega en contra para conjurar una nueva guerra en la región, Lula dijo al diario israelí Ha’aretz lo que todo protagonista serio en Oriente Próximo ya sabe: el “proceso de paz” no va a ninguna parte, y la introducción de nuevos mediadores como Brasil es el único camino.
Y lo mismo se aplica al conflicto con Irán por el enriquecimiento de uranio y las armas atómicas: “Los dirigentes [del mundo] con los que hablé creen que debemos actuar rápido, de otra manera Israel atacará a Irán.” Lula está convencido de que más sanciones contra Teherán en relación con su programa nuclear son contraproducentes. Y esta cita va a resonar en todo el globo: “No podemos permitir que suceda en Irán lo que sucedió en Irak. Antes de cualquier sanción, debemos emprender todos los esfuerzos posibles para tratar de construir la paz en Medio Oriente.”
Lula insiste que Irán tiene derecho a desarrollar un programa nuclear pacífico en términos del Tratado de No Proliferación nuclear, del cual es signatario.
Actualmente Brasil es miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Igual que China no apoyará nuevas sanciones impulsadas por EE.UU. contra Irán. Lula sabe perfectamente que las llamadas “sanciones inteligentes” que se aplicarían sobre todo al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC) –a cargo de la mayor parte del poder económico y político en ese país– también afectarían a millones de civiles conectados a empresas controladas por IRGC, y por lo tanto a la población en general, que ya está pagando el precio de las actuales sanciones. El IRGC controla por lo menos 60 puertos en el Golfo Pérsico. El intento de impedir que Asia realice negocios con Irán implicaría un bloqueo naval –y eso es una declaración de guerra.
Puede ser que Israel (así como Washington) simplemente quiera un cambio de régimen en Irán por cualquier medio necesario. Israel puede escoger el camino nuclear –usar bombas atómicas tácticas revienta-búnkeres para destruir instalaciones nucleares iraníes. Israel puede estar dispuesto a lanzar una guerra preventiva – un elemento básico de la doctrina militar israelí plenamente adoptado por el gobierno de George W Bush. Israel cuenta con EE.UU. para el apoyo logístico y político.
Por su parte, Estados Unidos ya está desplazando sus arsenales para un eventual ataque contra Irán. Cientos de poderosas bombas estadounidenses están siendo transportadas desde California a la isla británica de Diego García en el Océano Indico para un posible ataque contra las instalaciones nucleares iraníes.
El gobierno norteamericano habría firmado un contrato en enero para transportar 10 contenedores de armas a la isla. De acuerdo al ejército estadounidense, entre el armamento se incluyen 387 bombas “Blu” usadas para estructuras subterráneas. Todos los expertos coinciden en que las bombas son trasladadas ante un posible asalto a las instalaciones nucleares de Irán.
En un frente paralelo, reforzando el papel de Brasil como mediador, el presidente israelí Shimon Peres sugirió personalmente a Lula que Brasil podría hacer que dos visitas –la del presidente sirio Bashar al-Assad y de Netanyahu– coincidan en suelo brasileño. Assad va a Brasil este año y esta semana Netanyahu también aceptó una invitación. Una cumbre tropical, informal, siria-israelí podría ser ideal para romper el hielo. Lula y Netanyahu han adoptado un sistema bilateral de reuniones entre jefes de Estado y ministros importantes cada dos años.
¿Y dónde queda EE.UU. en todo esto?
El diario Yedioth Ahronoth de Tel Aviv describía ayer este juego como la de “no preguntes-no te diré”, porque Netanyahu sigue negándose a modificar su política expansionista en Jerusalén Este.
Cualquier acercamiento a los Estados Unidos pone a la defensiva a los socios de Gobierno de Netanyahu. Los ultranacionalistas del Shas, alérgicos a la más mínima concesión territorial a favor de los palestinos, optaban en el editorial de su revista oficial, “Yom Leyom” por arremeter contra Obama llamándole “un musulmán, un aficionado que está incendiando Jerusalén”. Furiosos por los rumores que apuntan a que la Casa Blanca habría pedido la destitución del jefe del Shas, Eli Yishai, como ministro de Interior y, por tanto, responsable de los procedimientos urbanísticos, añadían que el presidente estadounidenses “no cnoce a los árabes, Mister Obama, debes entender que aquí no hay reglas”.
Diario Miradas al Sur
21-03-2010