"No estamos de acuerdo con las dictaduras militares. Tampoco con que los militares sean utilizados por fuerzas trasnacionales para imponer regímenes de excepción en su propio territorio o con militares eunucos, ciegos, sordos y mudos ante la tragedia nacional", afirma el coronel venezolano Hugo Chávez, quien el 4 de febrero de 1992 lideró el alzamiento contra Carlos Andrés Pérez. Con crecientes indices de popularidad, una plataforma populista que recoge de manera general los ideales bolivarianos y se opone al neoliberalismo salvaje, Chávez no oculta sus planes de llegar a la presidencia por vía del mandato popular
Por Walter Goobar
"¿Cómo puede haber un planteamiento revolucionario de parte de unos soldados que se alzan en armas? ¿Cómo entender que tienen ideas y que no vienen con fusiles y bayonetas a masacrar a un pueblo o a instaurar dictaduras militares? Es difícil de entender, pero Bolívar decía que las revoluciones hay que verlas desde muy cerca y evaluarlas desde muy lejos", afirma con vehemencia el teniente coronel Hugo Frías Chávez quien el 4 de febrero de 1992 lideró el intento de golpe militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en Venezuela. Hace un año, Chavez fue indultado por el actual presidente Rafael Caldera y ha lanzado una campaña política cuya meta es la presidencia de la nación. Los crecientes indices de popularidad que goza su figura, junto a la crisis estructural de Venezuela han convertido a este polémico militar que se define como "revolucionario, bolivariano y antiimperialista" en blanco de duros ataques del establishment. Chávez niega con igual energía toda vinculación con los carapintadas argentinos del coronel Mohamed Alí Seineldín como con los guerrilleros del ELN colombiano y denuncia que se está planeando una guerra entre Colombia y Venezuela.
--Para los argentinos, usted es un personaje difícil de encuadrar. ¿Cómo se define políticamente? ¿Qué significa ser bolivariano en la actualidad?
--Ser bolivariano es ser revolucionario en lo ideológico, porque buscamos las raíces originales de la nación latinoamericana. Queremos ser un movimiento original, más allá de la izquierdas y las derechas. Entiendo que a los argentinos les cueste entendernos porque a los venezolanos también les pasa. ¿Cómo entender que puede haber un planteamiento revolucionario de parte de unos soldados que se alzan en armas? ¿Cómo entender que tienen ideas y que no vienen con fusiles y bayonetas a masacrar a un pueblo o a instaurar dictaduras militares? Es difícil de entender, pero Bolívar decía que las revoluciones hay que verlas desde muy cerca y evaluarlas desde muy lejos.
-- ¿Se define como antiimperialista?
-- Sí, porque ser bolivariano autentico hay que ser antimperialista.
-- Tanto ahora como durante la rebelión del 4 de febrero de 1992 el Movimiento Revolucionario Bolivariano (MRB-200) señaló la corrupción y el bipartidismo como los problemas más graves que afectan a Venezuela, sin embargo parece que le falta de un discurso más global y coherente para transformar lo que inicialmente fue la respuesta a un malestar castrense en una alternativa política.
-- Ser bolivariano no es solamente luchar contra la corrupción, no es ir contra el sistema antidemocrático instalado en Venezuela. Es tener una visión de transformación global de la sociedad. Nosotros decimos que hay que transformar el modelo económico y estamos diseñando modelos económicos soberanos, revisando las tesis del neoestructuralismo y contraponiéndolas a las del neoliberalismo.
-- Pero la falta de definiciones más concretas, la idea de volver a las fuentes le da un tono mesiánico a la propuesta bolivariana.
-- Hemos discutido mucho esto en Venezuela. El mesianismo viene de la fe ciega, incondicional en algo o alguien. Yo creo que el planteamiento nuestro se aleja de esa visión mesiánica de la historia. Nosotros hemos dicho que el único que salva al pueblo es el pueblo. Estamos organizando al pueblo y de allí la campaña infamante que han montado contra nosotros quienes pretenden seguir explotando al pueblo. Por eso nos acusan alternativamente de que estamos formando alianzas guerrilleras continentales o que reagrupamos a los gorilas en América Latina. No estamos de acuerdo con las dictaduras militares. Tampoco con que los militares sean utilizados por fuerzas trasnacionales para imponer regímenes de excepción en su propio territorio o con los militares eunucos, ciegos, sordos y mudos ante la tragedia nacional.
-- El 4 de febrero de 1992 se levantó en armas contra la Constitución. ¿Se arrepiente de algo o volvería a hacer lo mismo hoy?
-- Jamás nos arrepentiremos. Nosotros no nos alzamos contra la Constitución. La misma Constitución de Venezuela legítima el derecho a la rebelión al afirmar que los militares venezolanos están organizados para defender la patria y sus instituciones democráticas. ¿Qué institución es más democrática que la soberanía popular?. La nuestra fue una rebelión legítima, basada en la Constitución nacional y las leyes de la república.
-- Es decir que volvería a violar el orden democrático...
-- En marzo de 1994 me fui del ejército y después de haber recorrido el país durante un año y haber palpado "la llaga" en su verdadera dimensión, yo no me hubiera perdonado haberme ido del ejército sin alzarme en armas.
-- ¿Hace unos días usted desafió al presidente Rafael Caldera a que lo arrestara diciéndole: "Vamos a ver quien dura más, yo preso o usted en el Palacio de Miraflores"?
-- El gobierno del doctor Caldera es "hijo" de nuestra rebelión. Mucha gente creyó que cambiando un gabinete por otro se iba a conseguir salir de la crisis histórica en la que se encuentra Venezuela, pero vuelvo a citar a Bolívar para decir que "las gangrenas políticas no se curan con paliativos". En Venezuela hay una gangrena. Se pudrió el sistema político, económico, social y moral. Se requieren cambios profundos. No basta con cambiar una persona por otra. Caldera llegó al gobierno enarbolando la bandera de la anticorrupción. Lleva un año en el Palacio de Miraflores y no hay un solo corrupto preso.
-- ¿Qué salida política proponen ustedes para Venezuela?
-- El gobierno venezolano ya demostró su total incapacidad para resolver la crisis de la banca, el problema del desempleo, la corrupción. Caldera no va a aguantar cuatro años. Nosotros le propusimos que en vez de ser el último capitán de un barco que se va a hundir inevitablemente, pase a ser el primer capitán del nuevo barco convocando a una Asamblea Constituyente. El 80 por ciento de los venezolanos se ha pronunciado en favor de una Constituyente. Nosotros vamos hacia allí y es por eso que nos atacan tanto. Una Asamblea Constituyente es el único mecanismo para evitar el fujimorazo.
-- ¿Usted se imagina como el próximo presidente de su país?
-- Si el proceso histórico me lleva a asumir ese tremendo reto histórico....Yo me imagino y soy como un luchador social entregado de lleno al proceso de cambio que necesita el pueblo venezolano.
-- A su paso por Colombia usted denunció el peligro de una guerra entre Colombia y Venezuela si se autoriza una "persecución en caliente" del ELN, la guerrilla colombiana, tal como plantea el gobierno venezolano.
-- Hay sectores tanto en Venezuela como en Colombia, -y seguramente más allá- interesados en una guerra colombo-venezolana similar a la que protagonizaron Perú y Ecuador. En Caracas hay pintadas callejeras diciendo "Haga patria mate un colombiano". Lo mismo se ve en Bogotá y eso no es espontaneo, sino que obedece a un plan.
-- Pero en el conflicto entre Perú-Ecuador fueron los respectivos ejércitos los principales beneficiarios de la guerra porque que les sirvió a las respectivas FFAA para recuperar el protagonismo político...
-- Yo creo que en el conflicto colombo-venezolano no obedece a intereses de las FFAA. Creo que el espíritu guerrierista proviene de sectores que están fuera de las FFAA, sectores políticos interesados en tapar la realidad política y social.
-- ¿Cuál es el papel de los militares en esta etapa signada por las consecuencias del neoliberalismo y los estallidos sociales?
-- Yo creo que las FFAA deben ser puestas como un obstáculo, como un freno ante la despotencialización continental. Todos somos testigos del empeño norteamericano por eliminar los ejércitos del continente al mismo tiempo que asistimos a un proceso de licuación de los poderes nacionales a nivel económico y político.
-- México y el efecto tequila...
-- México está arrodillado y eso nos tiene que llamar a la reflexión. Tenemos que detener esta marcha privatizadora, de libre mercado, de eliminar todas las barreras proteccionistas, de integrarnos en una sola cosa que todavía no se sabe qué es, pero que puede terminar de absorbernos y de licuar los poderes nacionales. Tenemos que revisar las recetas del neoliberalismo salvaje que los países desarrollados nos exigen a nosotros pese a que ellos mismos no las cumplen.
Diario Página/12
FECHA:29-MAR-1995