El ministro de Seguridad Guillermo Montenegro parece haber optado por una estrategia radicalmente opuesta a la de Mauricio Macri. En lugar de confrontar públicamente con Oyarbide y el gobierno nacional, Montenegro ha elegido recorrer el camino inverso que el de su jefe político, asumiendo el riesgo que este lo acuse de alta traición.
Por Walter Goobar
Antes del próximo viernes el juez federal, Norberto Oyarbide resolverá la situación procesal de varios de los principales implicados en el caso de espionaje porteño.
Mientras espera, Mauricio Macri ha redoblado su estrategia de victimización mediática que parece calcada de la que empleó Francisco de Narcáez durante las elecciones de junio pasado cuando fue involucrado en el caso de contrabando de efedrina.
a diferencia de De Narváez, Macri parece no haber terminado de comprender que fue llamado a prestar declaración como sospechoso de haber empleado en dos oportunidades la estructura de una asociación ilícita para espiar a su cuñado Néstor Daniel Leonardo y al familiar de las víctimas de la Amia, Sergio Burstein. Horas antes de comparecer ante Oyarbide, los defensores y los operadores judiciales del jefe de Gobierno porteño habían coincidido en un diagnóstico pesimista: todos concluyeron en que Oyarbide iba a procesarlo y le dijeron que no se extrañe si la Cámara Federal confirmaba ese procesamiento. Había razones para ese mal presagio: los camaristas que llevan esta causa ya rechazaron el pedido de apartar a Oyarbide que hizo el ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro.
Las seis horas de declaración y el escrito de 40 páginas presentado por los abogados del jefe de Gobierno, no hicieron sino agravar la situación procesal del arrogante Macri que no pudo deslindarse de ninguna de las evidencias que pesan en su contra.
Oyarbide debió recordarle al sospechoso que la Cámara Nacional en lo Criminal y Correccional Federal ha confirmado la existencia de una asociación ilícita destinada a interceptar ilegítimamente conversaciones telefónicas. En ese contexto la imputación convierte a Macri en presunto miembro de la misma, ya que todo aquel que se vale de dicha organización, pasa a ser miembro integrante de la misma.
Poco acostumbrado a dar explicaciones de sus actos, a lo largo de la interminable indagatoria, el jefe de Gobierno porteño incurrió en graves contradicciones:
-Macri declaró que en la Ciudad no existe previsión presupuestaria destinada a tareas de inteligencia sosteniendo que si algún integrante de la Policía Metropolitana realizaba tareas de espionaje, actuaba a espaldas de la institución.
Sin embargo, la ausencia de recursos presupuestarios destinados a realizar tareas de inteligencia, refuerza la hipótesis de que Ciro James fue retribuido con fondos del Ministerio de Educación por-teño para brindarle cobertura y remuneración a las actividades de espionaje.
Lo cierto es que Ciro James no integraba formalmente la policía Metropolitana, pero la representaba institucionalmente como surge del testimonio de un funcio-nario del Ministerio Público Fiscal de la Ciudad, quien mantuvo una reunión con Ciro James como representante de laMteropolitana, enviado a la reunión por Jorge "Fino" Palacios. mientras se desempeñaba como primer jefe de la fuerza.
-Macri admitió que contrató a Jorge "Fino" Palacios para hacerse cargo de la seguridad del Club Boca Juniors. Esa afirmación se contradice con su declaración cuando asegura que ningún funcionario del Gobierno de la Ciudad tuvo noticia alguna de que Palacios partici-para en agencias de seguridad privada. Mauricio Macri sí lo sabía.
-Macri dijo que Ciro James fue contratado como abogado externo junto con un grupo de profesionales que provenía de la Universidad de La Matanza. Sin embargo, el encargado de Asuntos Jurídicos de esa casa de estudios, Cristian Cabral, negó haber recomendado a Ciro James al Ministerio de Educación.
A esto se agrega que nadie pudo acreditar las tareas que James resalizó como asesor de esa cartera. En cambio, su colega Cristian Cabral, aportó una abundante cantidad de informes que realizó como abogado a pesar de que cobraba mil pesos menos que James.
-Macri afirmó que la intervención telefónica que sufrió el familiar de la Amia, Sergio Burstein fue posterior a la renuncia de Palacios como Jefe de la Metropolitana. Esto es falso: el pedido de intervención data del 5 de agosto de 2009, el mismo día que Ciro James renunciaba a la Policía Federal ocultando que ya trabajaba en la policía porteña y cobraba del ministerio a cargo de Mariano Narodowski.
-El jefe de Gobierno porteño asumió personalmente la defensa pública de Jorge Palacios en la causa penal en la cual final-mente el 1 de octubre de 2009 fue procesado. La denuncia que Macri calificó como absolutamente falsa fue la base de un procesamiento dictado por el juez federal Ariel Lijo.
El ex comisario Palacios se sintió respaldado por las declaraciónes de Macri ante Oyarbide, según confió al autor de esta nota su defensor, Diego Richards tras visitar a su cliente en el penal de Marcos Paz. A diferencia de lo que ocurre con Montenegro, las defensas de Macrí y Palacios están solicitando ídénticas medidas de prueba como por ejemplo que se investigue a otras personas del entorno de James como su socio y ex integrante del batallón 601 de inteligencia, Jorge Zenarruza que acompañó a James a Misiones y participó en reuniones con las secretarias de los hoy destituidos y detenidos jueces Horacio Gallardo y José Luis Rey. De hecho, el fiscal Alberto Nisman ya ha pedido la declaración testimonial de Zenarruza.
Otro que será llamado a declarar en los próximos días es el ex segundo jefe de la Metropolitana, Osvaldo Chamorro que también mantuvo contactos con el espía caído en desgracia.
La defensa de Macri integrada por los prestigiosos abogados Ricardo Rosental y Santiago Feder recibió a comienzos de esta semana una durísima reprimenda del juez por haber solicitado la incorporación de 15 medidas de ampliación de prueba. Trece de esas medidas ya estaban en el expediente con lo que los letrados de Macri fueron puestos en evidencia que no conocen el expediente. Como si se tratara de novatos, Oyarbide los mandó a hacer los deberes. Paralelamente, el ministro de Seguridad Guillermo Montenegro parece haber optado por una estrategia radicalmente opuesta. En lugar de confrontar públicamente con Oyarbide y el gobierno nacional, Montenegro ha elegido recorrer el camino inverso que el de su jefe político, asumiendo el riesgo que este lo acuse de alta traición.
Macri comenzó a percibir que su propio sendero y el de su ministro de Seguridad y Justicia se bifurcaban, cuando se enteró de que Montenegro había contratado los servicios de Fabián Musso y Ana María García como defensores. Ambos integran el estudio del Procurador General de la Nación Esteban Righi, que hoy está a cargo de su esposa y su hijo. Pero además la esposa de Montenegro, María José Labat, también forma parte del estudio.
Montenegro y sus abogados apostaron al sigilo y emplean toda su capacidad de lobby para obtener un sobreseimiento o, -en el peor de los casos-, una falta de mérito.
En las últimas horas, el circunspecto Montenegro ha echado a rodar la versión que Oyarbide podría sobreseerlop'ara evitar que la Cámara de Casasión resuelva el pedido de recusación y lo aparte de la causa. Si bien fuentes del juzgado de Oyarbide admitieron al autor de esta nota que existen menos evidencias contra Montenegro que las que hay contra Macri, Palacios y James, nada hace pensar que el juez podría desvincular de manera total y definitiva al ministro que al menos -en lo formal- era el jefe de Jorge Palacios y de Ciro James.
La recusación deMontenegro contra Oyarbide está en manos de la Sala III, una de las más respetadas del fuero. La integran la presidenta Angela Ledesma y los camaristas Liliana Catucci y Eduardo Riggi.
Para esmerilar a Oyarbide, el optimista Montenegro se ha ocupado de difundir que Ledesma se inclinaría por conceder la recusación. También se menciona en el fuero que Riggi podría rechazarla. La tercer camarista, Liliana Catucci, es la más nueva y podría convertirse en el fiel de la balanza.
Enfrentados a un mismo destino, Mauricio Macri y Guillermo Montenegro parecen condenados a recorrer caminos distintos.
Diario Buenos Aires Económico
13-MAYO-2010