ISRAEL AL ABORDAJE

Plomo Fundido en altamar

La intercepción de un convoy humanitario destinado a romper el bloqueo que sufre la Franja de Gaza puede ser el preludio de una acción militar israelí contr las instalaciones nucleares de Irán. Esa operación ya tiene fecha y se producirá antes de noviembre

Por Walter Goobar
El ejército israelí abordó ayer –sin incidentes– al rezagado
carguero irlandés Rachel Corrie que integraba el convoy humanitario que pretendía romper el bloqueo impuesto por Israel a la Franja de Gaza. Sin embargo, el desvío del barco al puerto israelí de Ashdod ha sido tachada de “secuestro” por la ONG Free Gaza. Entre los diez pasajeros del navío están la premio Nobel de la Paz norirlandesa, Maireád Corrigan Maguire, y Denis Halliday, ex asistente del secretario general de Naciones Unidas. Éste es el segundo abordaje israelí sobre un barco humanitario esta semana, después de que el pasado lunes la incursión sobre el grueso del convoy se saldara con la muerte de nueve activistas a bordo del buque Mavi Marvara. La del lunes fue una operación bélica contra un convoy que iba repleto de hombres, mujeres e incluso niños de 32 nacionalidades. La sangrienta incursión fue una especie de reedición en alta mar de la Operación Plomo Fundido, nombre con la que Israel bautizó la invasión a Gaza en enero de 2009. A las 4.15 de la madrugada del lunes, decenas de soldados trataron de abordar el Mavi Marmara, el barco insignia de la flota humanitaria que surcaba las tranquilas aguas del Mediterráneo. Los activistas que pretendían romper el bloqueo a Gaza opusieron resistencia. Resistencia pacífica. Llegaron helicópteros y trataron de descargar soldados en la cubierta del navío. No pudieron hacerlo.
Momentos después, otro helicóptero más grande depositó más soldados y esta vez se abrieron paso a sangre y fuego para poder llegar a la cabina de mando y tomar control del barco.
El ataque comenzó a las 4 y cuarto y terminó alrededor de las 5 y media con un saldo de nueve muertos: ocho turcos y un norteamericano, y decenas de heridos que fueron trasladados por la fuerza a Israel y posteriormente liberados.
La agenda militar. “Nos vimos en medio de un linchamiento”, dijo –más tarde– el portavoz del ejército israelí, Avital Leibovich. “Unos 10 activistas habían atacado a los comandos, apoderándose de sus pistolas”, explicó a la prensa Leibovich en el puerto israelí de Ashdod. “Fue un ataque masivo. Lo que sucedió fue un último recurso”, justificó el vocero militar israelí.
La explicación de que los soldados respondieron a un inminente “linchamiento” por civiles desarmados hace agua por donde se la mire. Ni la torpeza ni la improvisación suelen ser rasgos distintivos de la planificación militar israelí. El gobierno de Benjamín Netanyahu había estudiado las consecuencias militares y diplomáticas de la operación antes de aprobar el abordaje de los barcos de ayuda por una unidad de elite. Los comandos estaban pertrechados con armas automáticas para controlar a los civiles a bordo, pero no contaban con equipos antidisturbios para disuadir a una multitud que ofreció resistencia pacífica.
“No estamos defendiendo a Israel. Estamos defendiendo el bloqueo de Gaza que se está convirtiendo en el Vietnam israelí”, escribió el columnista y editor jefe del portal del diario israelí Haaretz, Bradley Burston, indicando que “el bloqueo de Gaza es la mejor arma que Israel le ha servido en bandeja a los fundamentalistas de Hamas”. Burston y otros críticos del gobierno encabezado por Benjamin Netanyahu aseguran que el ataque israelí al convoy humanitario es una continuación de la Operación Plomo Fundido y el preludio de una aventura militar regional que ya tiene fecha en el calendario bélico.
El abordaje de la flota humanitaria no fue un acto improvisado: el 26 de mayo, el ejército israelí confirmó que iba a enfrentarse a la flotilla que llevaba ayuda humanitaria a Gaza, dando a entender que a bordo de los buques podían viajar elementos terroristas:
Como parte de la preparación militar, la marina llevó a cabo un ejercicio en virtud del cual interceptaba barcos y arrestaba pasajeros. El comandante de la marina, el Teniente general Eliezer Marom declaró que había dado instrucciones a las fuerzas para que actuaran con sensibilidad y evitaran las provocaciones, añadiendo que el ejército no tenía intención de hacer daño a los cientos de pasajeros a bordo de los buques.
La operación naval contra la Flotilla coincidió también con los simulacros bélicos conjuntos de Israel y la Otan contra Irán. Según el diario londinense Sunday Times, “está previsto el despliegue por el Golfo, cerca de la línea costera iraní, de tres submarinos israelíes construidos en Alemania y equipados con misiles nucleares de crucero”.
El primer submarino se envió en respuesta a los temores israelíes de que los misiles balísticos desarrollados por Irán, Siria y Hezbollah pudieran alcanzar blancos en Israel, incluyendo bases aéreas y de lanzamiento de misiles.
Los submarinos de la Flotilla 7 –Dolphin, Tekuma y Leviathan– visitaron antes el Golfo. Pero la decisión se ha tomado ahora para asegurar la presencia permanente de al menos una de las naves.
El comandante de la flotilla, identificado sólo como “Coronel O”, dijo a un periódico israelí: “Somos una fuerza de asalto submarina. Actuamos a mucha profundidad y lejos, muy lejos, de nuestras fronteras”.
Los submarinos podrían utilizarse si Irán continúa con su programa para producir una bomba nuclear. “Los 1.500 kilómetros de alcance de los misiles de crucero que llevan los submarinos pueden alcanzar cualquier objetivo en Irán”, admitió un oficial del navío.
En referencia a toda esa actividad israelí, un almirante iraní dijo: “Cualquiera que esté dispuesto a llevar a cabo un acto de agresión en el Golfo Pérsico, recibirá por nuestra parte una respuesta enérgica”.
Mientras todos esos despliegues navales se ponían en marcha en el Golfo Pérsico, Israel se implicaba también en simulacros de guerra en el Mediterráneo. Esos simulacros, denominados Minoas2010, se llevaron a cabo en la base aérea griega de la Bahía de Souda, en la isla de Creta.
Los miedos de Tel Aviv. Más allá de lo que ocurre en las profundidades marinas, la urgente necesidad de Israel de impedir una alianza Irán-Siria-Hezbollah quedó en claro el mes pasado cuando el ministro israelí de Defensa, Ehud Barak, mostró al presidente Barack Obama imágenes obtenidas por medio de satélites de reconocimiento de un convoy de misiles balísticos que salían de Siria camino de las bases de Hezbollah en el Líbano.
Paralelamente, el acercamiento de Turquía a Irán generó una crisis diplomática con un país que había sido un tradicional aliado de Israel durante medio siglo.
Para disgusto de Israel y Estados Unidos, Turquía y Brasil intercedieron en favor de Irán en el tema del enriquecimiento de uranio.
Al abordar un barco turco y matar a ocho ciudadanos de esa nacionalidad, Tel Aviv dio una respuesta de carácter militar a la crisis diplomática que sus relaciones con Ankara vienen atravesando desde enero de 2009. El objetivo de esa iniciativa es provocar dos crisis, una en el seno del Estado Mayor turco y otra entre este último y el actual gobierno de Turquía. Por lo pronto, ya se anunció una anulación de las maniobras conjuntas turco-israelíes por tiempo indefinido.
El ataque contra el convoy humanitario también puede interpretarse como una represalia contra Obama por el voto de Washington en favor de una resolución de los Estados firmantes del Tratado de No Proliferación [nuclear], que exige que Israel declare sus armas nucleares y que acepte los controles del Organismo Internacional de la Energía Atómica.
¿Por qué buscaría Israel desafiar a Obama si después de la decisión adoptada contra las armas nucleares israelíes, la Casa Blanca reafirmó no sólo su apoyo a Israel, sino también a su armamento nuclear?.. El comunicado emitido un día antes del ataque a la flotilla indica el apoyo de Estados Unidos “a las capacidades estratégicas y de disuasión de Israel”, incluyendo también el lanzamiento de un ataque nuclear preventivo contra Irán.
Una alta fuente afirmó el domingo que Israel había recibido garantías del presidente estadounidense, Barack Obama, en el sentido de que Estados Unidos mantendría y mejoraría las capacidades estratégicas y disuasorias de Israel.
Obama prometió que no permitiría que ninguna decisión que se adoptara durante la inminente 189 conferencia de naciones para revisar y fortalecer el cuarenta aniversario del Tratado de No Proliferación Nuclear “pudiera dañar los intereses vitales de Israel”, según manifestaron las fuentes.
El camino a Teherán. En el Medio Oriente existen preocupantes señales de que Israel podría lanzar una incursión bélica contra Irán antes de noviembre. Los planes militares israelíes contemplan un ataque por el camino más corto, o sea pasando por el espacio aéreo iraquí que está controlado por la Fuerza Aérea de Estados Unidos, pero ese control se cederá al gobierno de Irak en agosto y entonces la presencia de Estados Unidos en Irak quedará reducida a un nivel de “guarnición no combatiente” de 60.000 soldados y aviadores. En esa situación, la Fuerza Aérea de Estados Unidos ya no tendrá autoridad para prevenir enfrentamientos en el espacio aéreo iraquí.
Algunos analistas vaticinan que los israelíes entrarán en acción en agosto y pretenden involucrar a Estados Unidos para que luche por su cuenta, pero no quieren necesariamente humillar a Obama al hacerlo.
Obama ya le ha dicho a Netanyahu en privado y a través de canales diplomáticos que Estados Unidos se opone a una acción militar, pero el gobierno israelí considera que una advertencia semejante carece de efecto, porque tanto Joe Biden como Hillary Clinton han afirmado que Israel tiene derecho a tomar sus propias decisiones de seguridad.
Pero hay otro motivo por el que Israel podría precipitar una operación militar: El 2 de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos. Estarán en juego todos los escaños en la Cámara de Representantes y 34 en el Senado.
Al igual que todos los gobiernos que le precedieron, Benjamin Netanyahu sabe que un año electoral en Estados Unidos le suministra una oportunidad sin igual: a lo largo de toda su historia, cada vez que Israel se ha desmarcado de la política de Washington, lo ha hecho en los meses previos a una elección. Mientras Netanyahu se asoma al abismo de la guerra, Obama parece dispuesto a capitular frente a la política de hechos consumados.
Una nueva guerra en Medio Oriente parece cada vez más inevitable. Tendrá lugar este año y probablemente ya tenga una fecha cierta.
Diario Miradas al Sur
6-06-2010