MARTHA PELLONI

“Los hijos del poder zafan facilmente"

La hermana Martha Pelloni fue protagonista del movimiento que impidió que, en Catamarca, el asesinato de María Soledad Morales –víctima del hijo de un poderoso– quedara impune. Hoy la monja vive y trabaja en Corrientes, la provincia donde otros hijos de ricos e influyentes están sospechados de matar a Ariel Malvino en una playa de Brasil. Por eso su testimonio sobre qué tienen en común ambos casos y cómo es ese ambiente en el cual a los jóvenes que provienen de familias con poder se los mide con otra vara.

Por Walter Goobar
Ya pasaron más de 15 años desde que el caso de María Soledad Morales conmovió a la Argentina, pero todavía subsisten en algunas provincias situaciones que responden a modelos –de justicia y políticos– feudales. Y esto se puede percibir en el caso de los jóvenes correntinos sospechados de participar en la muerte de Ariel Malvino, en Brasil.
En el caso concreto de Corrientes no puede decirse que el gobierno sea feudal, pero la Justicia todavía no se ha independizado y eso impide que los hijos del poder puedan ser detenidos cuando y como corresponde y ser juzgados como corresponde.
Convengamos que en todo el país el pobre no tiene abogados, mientras que los hijos de las familias adineradas siempre tienen los mejores penalistas que el bolsillo les puede comprar. A esto se agrega el encubrimiento político –como en Catamarca– para que todo quede impune.
Yo vivo en Curuzú Cuatiá, a cuatro horas de la capital de Corrientes, y hay diferencias entre los dos lugares. Porque en Corrientes hay más dinero, más poder y más ostentación. Por eso estos chicos se sienten dueños de la noche y en algunos casos, también, dueños de las vidas de otras personas.
No conozco personalmente a la familia Brown-Billingurst (cuyos hijos están en la mira de la Justicia por la muerte de Ariel) y seguramente son una buena familia, pero a los chicos hay que ponerles límites y hoy en día eso no es fácil: el tema del alcohol, el tema de la droga, el tema de los coches hace que sea muy difícil contener a la juventud y es aún más difícil cuando tienen dinero.
El gobierno correntino no es feudal, pero la provincia como tal y las familias acomodadas mantienen fuertes rasgos feudales. Mucha gente sigue con la mentalidad de patrón de estancia. En Perugorría, que es una zona de estancias, este año murió una María Soledad y todavía está encubierto el crimen. Se dice que es gente de las estancias la que la mató. Dueños de campos, precisamente como los Brown-Billingurst.
En Corrientes yo tengo casos de encubrimiento de abortos clandestinos por parte de médicos poderosos cuyos nombres se conocen, pero las denuncias nunca aparecen en los diarios ni en los tribunales.
Es que a los ojos de mucha gente la vida de un pobre no vale lo mismo que la vida de un rico.
Yo soy consciente de que el pobre no tiene justicia. Lo vivimos a diario en Curuzú Cuatiá. Allí tenemos una Casa de Derechos Humanos y estamos trabajando con el caso de un pobre que es discapacitado y está detenido desde hace dos años a la espera de un juicio oral. Tenemos pobres detenidos por averiguación de antecedentes, mientras que a los hijos de los ricos jamás los detienen por cosas así, o porque les faltan los papeles del auto, o si están drogados. Pero a los pobres sí. Los jóvenes ricos, los hijos del poder zafan fácilmente, mientras que el pobre va a la cárcel y ocurren tragedias como la de un grupo de chicos que fueron detenidos en la comisaría séptima de Corrientes, en paralelo con el asesinato de Ariel Malvino en Brasil. Se incendió el calabozo y murieron tres chicos mientras que otro está internado en el Instituto del Quemado en Buenos Aires. ¿Qué pasó? Fueron detenidos por averiguación de antecedentes, les sacaron plata y el grabador que llevaban y murieron quemados porque los policías no les abrieron el candado del calabozo. Hay una nena de diez años que es la testigo de todo esto. Unos chicos que tomaban cerveza en una hamburguesería se metieron por la fuerza y pudieron rescatar al único sobreviviente.
El caso de los quemados en la comisaría fue paralelo al crimen de Brasil, pero nos llevó más de un mes insistir hasta que salió en los medios nacionales. Ese es un índice claro del valor que la sociedad le asigna a la vida de unos y otros.
Pronto se cumplirá el 16º aniversario del caso María Soledad Morales. Algunas cosas han cambiado, pero hace poco hemos visto que en Catamarca no hay castigo para el hijo del doctor Casas, un candidato del Partido Justicialista que mató con el auto a otro chico. Fueron a juicio oral y fue sobreseído. Como ya conté, esta semana apareció en Corrientes otra María Soledad, abandonada, tirada desnuda en un pastizal. Sólo tenía 15 años. ¡Con qué facilidad pueden matar algunos!
(Testimonio recogido por Walter Goobar)


Los chicos ricos en problemas
Por W.G.
Además del rugby y las regatas, los siete jóvenes correntinos sospechosos por el asesinato de Ariel Malvino ocurrido en Ferrugem, Brasil, tienen un denominador común: son portadores de apellidos vinculados a la prosapia y al poder político, económico y empresarial de la provincia.
“En Brasil, homicidio es homicidio y de nada les valdrán las influencias políticas a Lautaro y Eduardo.” Palabras más o palabras menos, dicen que esto le advirtió el reconocido penalista correntino Jorge Buonpadre a Nidia Billingurst, madre de dos de los sospechosos. El penalista, que además es profesor en la Facultad de Derecho, no pudo convencer a la madre de sus clientes que además es colega docente en la cátedra de Derecho Laboral. Y renunció. Casada con el empresario agrícola Jorge Braun, Nidia Billingurst integró la lista electoral del ex gobernador Adolfo Navajas Artaza y más tarde la del peronista Carlos Rubin.
Los Braun Billingurst tendrían antecedentes de generar algunos problemas en pubs y discos de la zona conocida como “la Recoleta correntina”, donde se concentra la actividad nocturna. También se dice en la ciudad que hace unos años su padre los hizo abandonar precipitadamente Miami luego de que protagonizaron un episodio de violencia.
Además de los campos y de una estación de servicio en la avenida Cazadores Correntinos, Jorge Braun es uno de los dueños de la empresa de iluminación y sonido que se encarga de ambientar el carnaval de Corrientes.
Otro de los involucrados es el hijo de Horacio Pozzo, actual subsecretario de Turismo de la provincia, pero este chico no tiene antecedentes violentos. En un primer momento se mencionó que en el grupo estaba el sobrino de un ex gobernador e hijo de un conocido médico, Brian Poccar. Este compartía la posada con los Braun, pero él asegura que no participó en la pelea.
Revista Veintitrés
Numero edicion: 395 02/01/2006