Macri entrampado en su telaraña

Acosado por los escándalos, ahora su suerte está en manos de la Comisión Investigadora. Además de tener problemas con la Justicia, la Legislatura, los estudiantes en huelga y el peronismo disidente, e casariego l jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri tiene un severo problema con las metáforas.

Por Walter Goobar
Acosado por los escándalos, ahora su suerte está en manos de la Comisión Investigadora. Además de tener problemas con la Justicia, la Legislatura, los estudiantes en huelga y el peronismo disidente, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri tiene un severo problema con las metáforas. Como una manera de escapar de los escándalos que se acumulan a las puertas de Bolívar 1 y lograr algún título medianamente favorable, Macri confesó que está “muy enamorado” de su mujer, Juliana Awada, con quien planea casarse antes de fin de año y tener un hijo. Pero el inconsciente le jugó una nueva mala pasada en la elección de las palabras: “He caído en la telaraña del pulpito Awada. Estoy hechizado por esta mujer. Me hace bien y estoy entregado”, dijo el atribulado líder del PRO a la revista Gente sin percatarse que los pulpos no tejen telarañas y que las arañas no tienen tentáculos.
Más allá de las operaciones mediático-matrimoniales que recuerdan a la boda Menem-Bolocco, Macri está entrampado en la telaraña de la causa del espionaje porteño y además de una feroz batalla pública con los estudiantes, libra ahora una sorda guerra de intrigas con el peronismo disidente y con su virtual sucesora Gabriela Michetti.
Esta semana, el jefe de Gobierno porteño fracasó en un nuevo intento por llegar a la Cámara Nacional de Casación Penal para apelar el procesamiento como integrante de una asociación ilícita dedicada al espionaje. Es que, por unanimidad, la Cámara Federal porteña, que había confirmado el procesamiento de Macri, rechazó enviar a su tribunal superior el pedido de la defensa para revisar el fallo. Según sostuvieron los jueces, el recurso es “inadmisible” porque el procesamiento no es equiparable a una sentencia.
La Comisión Investigadora Especial de la Legislatura es el nuevo escenario donde se dirimirá el futuro electoral de Macri. Éste apuesta a que la investigación naufrague y que las grietas que hay entre los bloques opositores le vayan restando credibilidad a la Comisión que dirigen Martín Hourest y Martín Ocampo. El 15 de diciembre, cuando ese cuerpo se expida, es la misma fecha que Macri ha elegido para darle el sí a Awada en el altar y cuando definirá si seguirá adelante con su candidatura presidencial o se replegará buscando su reelección.
La alternativa que estaría perdiendo terreno sería ungir a Gabriela Michetti como candidata a la Jefatura de Gobierno, porque Macri está convencido de que en caso de ganar, la diputada dejaría de considerarlo su jefe político.
¿Alianza federal? Paralelamente, Eduardo Duhalde reiteró a Macri su invitación para que integre el PRO al Peronismo Federal en una alianza electoral. “Sería ideal que, en ese supuesto, nos enfrentemos en una interna”, dijo. Y agregó: “Sería muy atractiva y dejaría bien posicionado a quien la gane”. Duhalde no duda que se impondría en una interna con Macri. La imagen del jefe de Gobierno porteño se ha desdibujado tanto, que pasó de ser la promesa del PJ disidente al sparring de Duhalde.
Pero antes de lidiar con Duhalde, Macri debe vérselas con la Legislatura. Los integrantes de la Comisión Investigadora ya se han puesto de acuerdo para seguir una estrategia gradual. Primero se van a ocupar de las escuchas ilegales. Pero después de las primeras semanas, se irían introduciendo los temas que apuntan a otros hechos de corrupción. Para empezar, está el caso del mobiliario urbano, que ya tiene un estado avanzado en la Justicia de Instrucción. Pero después, aparecerían sobre la mesa denuncias más contundentes. En particular, se menciona la compra con sobreprecios de varias partidas de pistolas Beretta para la Policía Metropolitana. Algunos miembros de la Comisión aseguran tener pruebas, no sólo de que Macri pagó sobreprecios, sino de que se benefició por la compra directa.
También en esta parte final de la investigación, se tocarían las comisiones pagadas en la colocación de los Bonos Tango, por los que obtuvo 475 millones de dólares.
Relaciones peligrosas. Una de las primeras misiones de la Comisión investigadora será determinar los orígenes de la misteriosa relación entre Macri y el hombre que terminó involucrándolo en el escándalo de las escuchas ilegales: su protegido, el ex comisario Jorge Fino Palacios. Evidentemente, antes de caer rendido ante los hechizos del amor, Macri mantuvo una misteriosa relación con Palacios que, esta semana, desembocó en un escándalo con derivaciones internacionales.
El pasado lunes, el ex embajador de Israel en la Argentina, Rafael Eldad, negó haber avalado la designación de Palacios al frente de la Policía Metropolitana, tal como sugirieron desde el macrismo. El diplomático aseguró no saber “quién es Palacios” y consideró como una equivocación las afirmaciones del secretario general de Gobierno, Marcos Peña, que había declarado que Eldad había recomendado a Palacios como jefe de la nueva fuerza.
En las últimas semanas, Macri ha evidenciado cada vez más ostensibles dificultades para explicar sus sólidos vínculos con Palacios. En una charla debate, realizada a fines de junio en la sede Pilar de la Sociedad Hebraica, derrumbó el mito que él mismo había instalado respecto de que el ex comisario había intervenido en el esclarecimiento de su secuestro en 1991 y en el de su hermana Florencia en 2003. “Yo al Fino Palacios no lo conozco porque participó en el secuestro mío o de mi hermana. Lo conozco desde 2002, cuando le pedí a Eugenio Burzaco (ahora jefe de la Policía Metropolitana) que consulte a los servicios de inteligencia (¡extranjeros!) sobre el mejor elemento de la Policía”, precisó. En ese momento, Macri preparaba su proyecto para desembarcar en la Ciudad y ya promocionaba la creación de una Policía porteña.
Entre su secuestro en 1991 y su candidatura en 2002 había transcurrido más de una década, lo que excede cualquier margen de error involuntario. Según esta nueva versión, Palacios entró en la vida de Macri tan sólo en 2002, cuando perdió el balotaje contra Aníbal Ibarra. En esa epoca, Palacios aún revistaba en la Federal, de donde fue dado de baja recién en 2004, al conocerse su relación con Jorge Sagorsky, un reducidor de autos, luego condenado a seis años y seis meses de prisión por el secuestro y asesinato de Axel Blumberg.
Ante 40 dirigentes judíos, Macri lanzó la nueva versión sobre su relación con el ex comisario caído en desgracia: “Perdí la elección y hubo un problema en Boca con los barrabravas y lo llamé a Eugenio y le dije por qué no lo probamos a Palacios”, explicó Macri.
En 2004, Palacios seguía contando con buenos contactos con la DEA y la CIA a partir de su trabajo en la Triple Frontera y decidió aliarse con el enemigo del que lo había echado, y por eso aceptó convertirse en jefe de Seguridad de Boca Juniors.
Macri dice que, cuando llegó al Gobierno de la Ciudad en 2008, volvió a consultar a las embajadas de Israel y de Estados Unidos. El jefe de Gobierno nunca ha aclarado cuáles eran sus razones para consultar el nombramiento de un jefe de policía local a dos sedes diplomáticas, lo que suena absurdo. Más aún porque en ese momento, Palacios ya estaba acusado de encubrimiento del atentado a la Amia. Incluso, más allá del procesamiento, el Tribunal Oral que intervino en el caso del atentado fue lapidario en la evaluación de Palacios.
Es evidente que razones demasiado poderosas –y aún desconocidas– son las que llevaron a Macri a nombrar a Palacios cuando todo el arco político se lo desaconsejaba.
Espionaje escolar. Paralelamente, la difusión de unos informes con el logo de la Policía porteña donde se detallaba la actividad de estudiantes durante la toma de colegios secundarios no hizo más que redoblar la sospecha de que el espionaje está en la naturaleza del macrismo. El ministro de Seguridad y Justicia, Guillermo Montenegro, tuvo que salir a desmentir que la Metropolitana espíe a estudiantes secundarios. “No existe la dependencia, ese papel es una operación, cualquiera puede truchar el logo de la Policía Metropolitana que, además, no realiza tareas de inteligencia sobre estudiantes”, afirmó el ministro. Los informes que detallaban la actividad de grupos anarquistas en la Ciudad circularon de forma anónima por las redacciones de varios medios. Lo que es innegable es que este año el macrismo ha gastado más en pavimentación que en educación.
EL ESPÍA Y SU DOBLE
Un nuevo e insólito enredo, con imprevisibles consecuencias para la causa sobre las escuchas ilegales que lleva adelante el juez Norberto Oyarbide, podría complicar seriamente al PRO. La nueva intriga tiene que ver con las sospechas de que fue cambiada la identidad del agente de la Side citado a declarar y denunciado como el que estuvo detrás del llamado anónimo a la hija de Sergio Burstein, familiar de las víctimas del atentado a la Amia, que puso al desnudo las actividades de espionaje de Ciro James y del ex comisario Jorge Fino Palacios.
Desde el macrismo se había denunciado que en el origen de la causa judicial había habido una operación de inteligencia de la Side montada a través del agente Hugo David Álvarez Rovera, señalado como el autor de la llamada que el domingo 23 de septiembre del año pasado, alertó a la hija de Burstein sobre el espionaje contra su padre.
Lo tragicómico y risueño del caso es que, según una presentación de la propia abogada de Ciro James ante la Comisión de Control Parlamentaria de los Organismos de Inteligencia con mayoría opositora, “desde la Casa de los espías ubicada en la calle 25 de mayo habrían en realidad vuelto a montar otra operación de inteligencia, esta vez más compleja y con una osadía ya sin ningún límite institucional, mandando a un ‘falso Álvarez Rovera’ a prestar declaración en lugar del verdadero agente de Inteligencia”.
Los abogados de las partes no podían creer lo que vieron durante la presentación de Álvarez. La sorpresa fue tal que los presentes en la audiencia del 8 de junio de 2010, realizada en el despacho de Oyarbide, no podían entender cómo aquel que, sin ruborizarse y de manera desfachatada, se presentó a declarar como “el agente Álvarez Rovera de la Side” -y que acreditó su identidad mediante la cédula y el DNI- fuera en realidad el aludido Álvarez Rovera, o el Gordo Álvarez como se lo conoce en la jerga de los espías.
De ser cierto que desde la Side le cambiaron la identidad al supuesto Álvarez que concurrió a Tribunales, la sutileza típica del mundo del espionaje indica que hubiera sido preferible que el agente trucho tuviese alguna similitud fisonómica con el sujeto captado por las imágenes fílmicas de las cámaras del locutorio.
La otra posibilidad, menos interesante para la crónica periodística y mucho menos por cierto para la defensa política-judicial de Mauricio Macri, es que el Álvarez trucho que declaró en sede judicial sea el Álvarez verdadero, y que éste, como parece ser, no haya sido la persona del llamado anónimo.
Diario Miradas al Sur
05-09-2010