Durante la década menemista Buenos Aires albergó a Al Kassar, a la viuda de Escobar Gaviria, a Gaith Pharaon. Y ahora se sabe: a los narcos del cartel de Juárez. La historia secreta.
Por Walter Goobar
A fines de 1996 un funcionario de migraciones del aeropuerto de Ezeiza revisó los sellos en el pasaporte del ciudadano mexicano Juan A. Arriaga Rangel que acababa de desembarcar de un vuelo procedente de la capital azteca. El empleado de migraciones estampó el sello de entrada al país y devolvió a Rangel los pasaportes de toda su comitiva con la fórmula de rigor: “Bienvenidos a la Argentina”. Mientras esperaba el equipaje, Rangel –que junto a su pasaporte llevaba una carta de recomendación del Citibank que luego crearía un revuelo internacional– concluyó que resultaba mucho más sencillo burlar los controles de seguridad en Ezeiza que en Santiago de Chile, donde había estado la semana anterior.
Juan A. Arriaga Rangel, el turista regordete, con cara de mariachi, que salió de Ezeiza acompañado por su esposa, cinco hijos y algunos guardaespaldas, era en realidad Amado Carrillo Fuentes, el capo del cartel de Juárez y narco más buscado del hemisferio norte. Apodado “El Señor de los Cielos” por la flota de avionetas con las que introducía cocaína a EE.UU., Carrillo –cuyas ganancias semanales rondaban los 200 millones de dólares– era un hombre con influyentes aliados que incluyeron al general Jesús Gutiérrez Rebollo, el zar antidrogas mexicano. Pero la detención del general Rebollo obligó a Carrillo a desplazar sus inversiones al Cono Sur. Asediado por la creciente presión contra su grupo, en julio de1996 el jefe narco envió a Jorge Iñíguez a la Argentina, a su mano derecha Manuel de Jesús Bitar Tafich a Chile y a Carlos Colin Padilla a Brasil, para buscar una guarida segura.
“El Señor de los Cielos” celebró la Navidad y el Año Nuevo de 1996 en la misma suite del Hotel Hyatt de Buenos Aires que había ocupado Madonna. Según relata el periodista del Miami Herald Andrés Oppenheimer en su libro Ojos vendados, Carrillo compraba todo lo que se le antojaba: camionetas Toyota, propiedades en la Recoleta y estancias. Tras un breve viaje a Punta del Este, donde también adquirió propiedades y se vinculó con abogados y contadores con excelentes conexiones políticas, Carrillo viajó a Mendoza, donde inició trámites para comprar un centro comercial y el 3 de marzo de 1997 cruzó por tierra a Chile sin despertar ninguna sospecha en la frontera.
Los fiscales norteamericanos sostienen que el representante del cartel en la Argentina, Jorge Iñíguez, quería abrir una cuenta en la financiera Mercado Abierto Casa de Cambio para lavar dinero, pero su titular, Aldo Ducler, sugirió que lo hicieran a nombre de Nicolás Di Tullio, el jefe de una familia de operadores inmobiliarios expertos en estafas y quiebras, con intereses en la costa atlántica argentina y en Punta del Este. Di Tullio también tenía excelentes conexiones políticas con Fernando de la Rúa.Con la ayuda de Nicolás Di Tullio, Eduardo González Quirarte, que era el tercer hombre en la línea de mando del cartel de Juárez, se instaló con su familia en la estancia Rincón Grande, un establecimiento de mil hectáreas cerca de Mar del Plata que perteneció a Juan Manuel Bordeu. Los narcos realizaron inversiones por diez millones de dólares: compraron una señorial mansión situada en Almafuerte al 100 del barrio de Los Troncos, que había pertenecido a Amalia Lacroze de Fortabat, y el Hotel Tourbillón, que fue comprado a la Asociación Obrera Textil en 1,5 millones de pesos. Esta operación se realizó con “un sobreprecio de 700.000 pesos que se pagó a los representantes del gremio que participaron de la venta del bien”, según consta en el expediente judicial. En su fiebre de compras, los mexicanos también adquirieron la empresa Espejo S.A., que era dueña de varias estancias en Coronel Dorrego y Coronel Pringles. El director y copropietario era el ex ministro de Economía José Dagnino Pastore quien, junto a su mujer Irene Lipka, era el principal accionista.
En mayo de 1998, la Operación Casablanca tenía ya detectado cómo era el proceso de lavado en la Argentina y había identificado 63 millones de dólares de lavado, de los cuales 12 millones habían sido lavados en el país.
En ese sentido, Ducler no fue un personaje periférico del elenco que gobernó la Argentina en la última década. Ex funcionario de los dictadores Alejandro Lanusse y Reynaldo Bignone y jefe del gabinete de asesores del ministro de Economía Néstor Rapanelli, su casa fue escenario habitual de las reuniones del gabinete económico y de su pluma salieron varios discursos del ex presidente Carlos Menem. Luego del fracaso de la rebelión del ex coronel Mohamed Alí Seineldín, Ducler se vinculó con Palito Ortega y, a través suyo, con Eduardo Duhalde. Ducler habría sido ministro de Economía si Ramón Ortega hubiera ganado la interna peronista y, luego, las elecciones en las que triunfó Fernando de la Rúa.
Para despegarse del financista caído en desgracia, ahora el orteguismo dice que Ducler no cumplió con los aportes económicos prometidos, lo cual sugiere que su función no se limitaba a elaborar planes. En ese sentido, el periodista Oppenheimer sostiene que bajo la cobertura de un misterioso viaje a Israel, Palito Ortega tuvo un encuentro con los narcos para restituirles el dinero que le quemaba las manos. “Ducler, Di Tullio e Iñíguez sabían que las cuentas serían usadas para transferir las ganancias por venta de drogas en Estados Unidos a la Argentina –afirman los fiscales norteamericanos–. Ellos están convencidos de que Ducler sabía que la naturaleza y fuente de los fondos eran las drogas.”
Los investigadores no descartan que el dinero ilegal –o parte del mismo– haya ingresado al sistema político a través de Ducler. Los mexicanos aportaron esta información en la primera reunión cara a cara que mantuvieron con autoridades argentinas. Aquel contacto ocurrió el 23 de noviembre de 1999 en el Departamento Central de Policía, un día después de su llegada a Buenos Aires y dos semanas antes de que Carlos Menem abandonara el poder. Del lado argentino estuvo el jefe de la Policía Federal, comisario Pablo Baltazar García, y otros cinco oficiales de alta graduación, y el secretario de Seguridad, Miguel Angel Toma. Del lado mexicano intervinieron Augusto del Pino, director general de Investigaciones Especiales Antidroga; el comandante Antonio Bautista Salazar; Juan Ponce Edmonson, director general de Interpol México, y el diplomático Jorge Olivares Novales. La denuncia mexicana provocó la intervención del juez federal Rodolfo Canicoba Corral.
¿Sabía el gobierno argentino que los cabecillas del cartel de Juárez estaban comprando propiedades a diestra y siniestra? “Si las autoridades no lo sabían no era porque no les hubiesen avisado”, afirma Oppenheimer en el libro Ojos vendados. Interpol de México había alertado a la Policía federal sobre la presencia de González Quiriarte en Buenos Aires desde el 16 de junio de 1997, dos semanas antes de la muerte del “Señor de los Cielos” durante la realización de una cirugía estética en México. Uno de los cables –citado por Oppenheimer– dice así: “Sabemos que González Quiriarte estableció su base en la Argentina”. El Gobierno, sin embargo respondió que no había rastros del traficante. Un segundo cable fechado el 4 de julio, día de la muerte de Carrillo en el quirófano, pedía que se pusiera a los aeropuertos en alerta para capturar a cualquier miembro del cartel que intentara abandonar el país. Otros cables de Interpol fechados el 12, 22 y 26 de julio revelan que México entregó a las autoridades argentinas los nombres de otros traficantes que estaban viviendo en este país. Sin embargo, las autoridades argentinas no hicieron nada.
A mediados de 1999, el empresario Angel Salvia, otro de los testaferros del grupo, quiso mejicanear a los narcos reclamando como propia la estancia que había comprado en nombre de la empresa Tamilir S.A. Salvia, que estuvo asociado con el extinto capo petrolero Diego Ibáñez, quien a su vez ofició de intermediario entre Menem y el hombre de negocios dudosos Alfredo Yabrán, estuvo preso casi un año durante 1997 por hurtos reiterados en Dolores y ahora ha sido denunciado por defraudación y usurpación, por sus mandantes mexicanos. Al ahora capturado broker Di Tullio se le imputan los mismos delitos que a su ex socio Salvia. “Angel Salvia lideró un grupo de personas (...) cuyo principal objeto era efectuar inversiones en la República Argentina con dinero de la venta de estupefacientes llevada a cabo en las principales ciudades de Estados Unidos por el denominado cartel de Juárez”, señaló el juez cuando dictó la prisión preventiva de Salvia, acusándolo de ser el representante en la Argentina del poderoso cartel mexicano.
Informe de Gendarmería
los antecedentes de di tullio
Estuvo prófugo durante seis meses y es una pieza clave en el engranaje del cartel de Juárez. Un informe de carácter reservado elaborado por Gendarmería –al que tuvo acceso esta revista– retrata al ahora detenido Nicolás Di Tullio de la siguiente manera:
1) Nicolás Antonio Di Tullio “de profesión broker inmobiliario, con antecedentes negativos en su actividad laboral (quiebras de empresas)”.
-Prohibiciones de salir del país.
-31/7/1991 Quiebra “Dunas Verdes”, Juzgado Nacional en lo Comercial N? 17, Capital.
-28/8/1991 Misma causa.
-12/3/1992 Quiebra “Creal S.A.”, compañía financiera, Juzg. Civil y Comercial N? 2, B. Blanca.
-18/3/1998 Quiebra, Expediente 18804, Juzgado Nacional en lo Comercial N? 17, Capital.
-28/5/1998 Misma causa.
2) Algunos de los últimos antecedentes migratorios de Nicolás Antonio Di Tullio.
-18/7/1998 12.10 hs. Entrada Paso Unzué con Mirta Beatriz y Mario Llera. 13/8/1998 15.10 hs. Salida Paso Unzué con Mirta Beatriz Llera. 6/10/1998 19.19 hs. Entrada Paso Unzué con Mirta Beatriz Llera y Raúl Marinone.28/4/1999 13.16 hs. Salida Paso Unzué solo.
3) Raúl Oscar Marinone. “Nicolás Antonio Di Tullio empleó a Raúl Oscar Marinone a fines de 1997 para emplear sus conocimientos agropecuarios para realizar compras de campos . Argentino, de profesión veterinario, trabajó en la Estancia Rincón Grande como empleado de los mexicanos”.
Revista Veintitrés
ID nota: 10632
Numero edición: 151 02/01/2001