Los dedos de Saddam Hussein se posan nerviosamente sobre el disparador del prototipo de un misil en tres etapas con un alcance de 2.000 kilómetros capáz de transportar cabezas convencionales, nucleares o químicas.
Por Walter Goobar
El engendro de 25 metros de largo y 48 toneladas de peso, bautizado Tammuz I, que ya ha sido probado exitosamente, fue construido en la planta de Al-Anbar en base al ensamblaje de cinco vectores Cóndor II provenientes de las instalaciones que la Fuerza Aerea tiene en Falda del Cármen, en la provincia de Córdoba.
Entre 12 y 20 vectores, -misiles sin la cabeza inteligente- fueron exportados clandestinamente de la Argentina durante 1989 y utilizados para desarrollar el poderoso arsenal de Saddam Hussein. La carga que salíó de los silos subterraneos ubicados en la ultrasecreta planta de Falda del Cármen fue despachada al exterior desde distintos puertos patagónicos consignando que se trataba de láminas y tubos de acero y aluminio. Poco antes de que estallara la actual crisis, Irak sondeó a Mauritania para realizar una ulterior prueba del Tammuz I y si bien la respuesta fue negativa, no se descarta que el mismo podría ahora estar emplazado en Sudán y apuntando hacia Israel.
Con una cierta anuencia oficial basada en el legítimo derecho de acceder a tecnología sofisticada y a la fantasía de presionar a Gran Bretaña para negociar el tema Malvinas, las instalaciones de la Fuerza Aerea en las sierras de Córdoba se convirtieron en una de las factorías de un cartel europeo de tráfico de armas perteneciente a las potencias que en su momento se enriquecieron armando al Irak de Saddam Hussein y al Irán de los ayatolas, y hoy propician la intervención armada en la región.
A través de una compleja red de empresas, de variadas siglas y filiales en Alemania, Suiza, Austria y Mónaco en la que participaron oficiales de la Fuerza Aerea Argentina, se manejaron capitales del orden de los 5.000 millones de dólares que en algunas oportunidades devinieron en sórdidos ajustes de cuentas. Según fuentes de la inteligencia alemana,-citadas por el influyente Der Spiegel- al menos uno de esos oficiales argentinos -portador de un pasaporte alemán- estaría siendo investigado en relación con un atentado explosivo en el que estuvo a punto de perder la vida Ekkehard Eugen Schrotz, asiduo visitante de la Argentina en su calidad de socio de una de esas empresas.
POR UNA CABEZA
Falda del Cármen, el nido donde se empollaron los sueños Argentinos de convertirse en potencia militar y tecnológica comenzó a vaciarse lentamente a partir del anuncio oficial de la suspensión del proyecto, formulada en EEUU por el ministro Humberto Romero en abril de este año. Sin embargo, a pesar de la voluntad empeñada, las grandes potencias no descartan aún la posibilidad de que el CondorII- que no necesitaba más de un año para su concreción definitiva- esté simplemente esperando la oportunidad de anidar en otro silo clandestino. Por experiencia propia, esos gobiernos saben el escaso valor de las palabras cuando del negocio de las armas se trata.
"Lo que nos faltaba era la cabeza inteligente", repitieron invariablemente con un fatalismo mediooriental decenas de interlocutores al comienzo de cada conversación sobre el desarrollo del misil. Esta afirmación, que sería una verdad indiscutible si se aplicara a la histora argentina reciente, fue la muletilla predilecta de la contrainteligencia argentina, para proteger su secreto frente al cúmulo de evidencias en contrario.
En 1984 los escasos 100 habitantes de un perdido pueblito de las sierras de Córdoba, llamado Falda del Cármen, vieron como -de la noche a la mañana- llegaban maquinarias para excavar en la montaña y planteles de obreros que rotaban cada 45 días y a los que no se les daba el menor detalle de para quien estaban trabajando. Tiempo después se supo que en esos túneles subterraneos de hasta un kilómetro de largo y suficientemente anchos como para maniobrar camiones en su interior, había laboratorios y que en esas instalaciones se estaba trabajando sobre el prototipo de un misil.
Desde 1976 las fábricas militares de las tres armas trabajaban secretamente en el desarrollo de combustibles sólidos para cohetería. Mientras Francia, el único país que dominaba esa tecnología disponía de una sola planta, Argentina contaba con tres: Falda del Cármen, Embalse de Rio III y FAMAZUL. Esto permitió que -con la participación de los laboratorios para enriquecimiento de uranio de Pilcaniyeu y al precio de engrosar la deuda externa- se lograra superar a los franceses desarrollando un combustible sólido flexible.
El recorte del faraónico presupuesto militar efectuado por el gobierno de Raúl Alfonsín, -que limitó los gastos en defensa al 2,8 % del PBI- puso en juego los sueños de la Aeronáutica. Antes de sepultar el codiciado proyecto, el brigadier Ernesto Crespo ejecutó una audáz maniobra: invitó al ministro Raúl Borrás a visitar la planta. Tras el "tour" Borrás dió el acuerdo para poner en marcha una vieja oferta hecha por Egipto a los militares: un "contrato a largo plazo de transferencia de tecnología en cohetería" por un monto de 50 millones de dólares que les permitiría la autofinanciación.La inclusión específica del "vector transportador" de más de un metro de diámetro en el acuerdo se concretó durante la visita reservada que una misión egipcia realizó en Buenos Aires en 1984.
UNA FACTORIA DEL CARTEL
En diciembre de 1987 fue creada como sociedad mixta la Fábrica Argentina de Materiales Aeroespaciales (FAMA) integrada en un 46% por capitales estatales argentinos heredados de la Fábrica Militar de Aviones (FMA), un 44% perteneciente al consorcio italiano Aeritalia y un 10% de aportes de la empresa Techint.
Para concretar la transferencia de tecnología que con el tiempo permitió a Egipto construir el misil Badr 2000 -que utiliza autopropulsión argentina y un sistema de teleguiado chino- fue creada la empresa INTESA( Integradora Espacial,S.A.). Según un documento reservado del que existen solo dos copias archivadas en Cancillería y Defensa se le cedieron las instalaciones de Falda del Cármen. A través de INTESA un cartél internacional de armamentos -integrado por 17 empresas europeas con base en la localidad suiza de Zug y en Montecarlo, y conocido con el nombre de CONSEN- prestó apoyo técnico.
"Nosotros hacemos en la Argentina la propulsión y se la vendemos a Egipto que se encarga de conseguir el resto del material. No estamos asociados, sino que somos contratistas de una parte del cohete" explicó el 6 de abril de 1989 una alta fuente de Defensa citada por Ambito Financiero. Anteriormente, militares argentinos entrevistdos por el corresponsal del Corriere della Sera habían admitido en 1987 que las exportaciones clandestinas o semiclandestinas de Falda del Cármen
permitieron facturar 800 millones de dólares.
A esta altura, el Condor II no era más argentino que las alemanas Messerschmitt-Bolkow-Blohm (MBB), Man y Wegmann, la italiana SNIA-BPD (subsidiaria de la FIAT), la francesa SAGEM y la sueca BOFORS. En el período 88-89 fuentes financieras revelaron que la Banca Nazionale del Lavoro (BNL) prestó a través de su filial en Atlanta,(EEUU) una suma de entre 2.500 a 7.000 millones de dólares a empresas de varios paises para facilitar sus operaciones de exportación a Irák.
Parte de estos fondos sirvieron para financiar las fábricas de armas químicas con las que hoy Saddam Hussein amenaza, pero que en su momento fueron motivo de jactancia de las potencias. El 21 de noviembre de 1989, el diario londinense Financial Times citaba las declaraciones de Stephen Bryen, subsecretario de Defensa de los EEUU durante la administración Reagan admitiendo a la revista Moment que el gobierno de Washington y algunos miembros de la OTAN habían heco posible el desarrollo del importante arsenal químico iraquí.
En Italia, el escándalo de la BNL obligó a la renuncia de su presidente, el dirigente socialista Nerio Nesi y del director general Giacomo Pedde. En septiembre de 1989 ambos aceptaron ser culpables de responsabilidad objetiva en la concesión de 2500 créditos a empresas que entregaron tecnología militar a Irak e incluyeron sobornos por casi 200 millones de dólares. Según Cambio/16, en Gran Bretaña fueron beneficiadas con los préstamos de la BNL la MATRIX CHURCHILL y la TECNOLOGICAL DEVELOPMENT GROUP (TDG), dos empresas manejadas por el abogado Fadel Jawad Kadhum, hombre de confianza del ministro responsable de la producción militar, Hussein Kamel, yerno del presidente Saddam Hussein. La MATRIX produce máquinas herramientas imprescindibles para fabricar la versión iraquí del Cóndor II, estiman los servicios británicos.
LOS SOCIOS KUWAITIES
Contrariamente a lo afirmado semanas atrás por el canciller Domingo Cavallo, Irák no fue signatario de ningún convenio con la Argentina, sino que a través de Egipto, de la MBB e inclusive del ahora invadido emirato de Kuwait, participó como discreto financista o comprador de buena parte de las transacciones que se realizaron en Falda del Cármen. En agosto de 1988, el embajador de Irák en Buenos Aires visitó junto a un grupo de técnicos de su país la supersecreta planta donde se desarrollaban los vectores. Por otra parte, los expertos de la MBB que colaboraba en el proyecto argentino, ayudaron a los iraquíes a prolongar el radio de acción de sus cohetes soviéticos Scud-B para que pudieran hacer blanco en Teherán. Según una información publicada por Clarín el 22 de julio de 1988 el tercer socio del proyecto fue Kuwait,en aquél momento aliado de Irák: El titular de FAMA, Brigadier Rubén Antonio Corradetti, concretó el acuerdo con el emirato cuando acompaño a Eduardo Angeloz al Medio Oriente en abril de ese mismo año.
En el libro Tutto in Famiglia o Gianni Agnelli and the Network of italian power el periodista norteamericano Alan Friedman, corresponsal en Italia del Financial Times de Londres dedica un capítulo entero a la venta de tencnología avanzada misilística por parte de la SNIA-BDP a la Argentina. Friedman afirma que los aspectos de guia y propulsión fueron proporcionados secretamente a la Argentina por la BMM de Alemania ,y por la SNIA-BPD, de la que el grupo Agnelli posee el 42% de las acciones. Gianni Agnelli, presidente de la FIAT, inició proceso contra Friedman por "cargos criminales" y sugirió que la campaña era movida por Londres para prevenir que el Cóndor II apuntase hacia Malvinas.
METICULOSIDAD BRITANICA
El pánico británico terminó de aflorar en marzo de 1989 cuando cayeron en la cuenta de que una empresa de capitales ingleses estaba proveyendo a la Argentina de tecnología para producir combustible sólido para el misil. La APV CHEMICAL MACHINERY, de Michigan, subsidiaria norteamericana de la inglesa APV y dedicada al procesamiento de alimentos y bebidas, aceptó haber vendido varios mezcladores verticales para componentes de propulsión a la firma aeroespacial italiana SNIA-BPD, que a su vez vendió el equipamiento a la Fuerza Aerea argentina entre 1981 y 1985.
A fines de junio de 1988 los agentes del FBI interceptaron, en el aeropuerto de Baltimore, a dos agregados militares egipcios acreditados en Washington cuando cargaban en un avión C-130 de la fuerza aerea de su país, 258 kg de carbón-carbón, un producto químico vitál para la construcción de la coraza exterior que protege al misil del recalentamiento. El material, que tiene una muy baja respuesta al radar, fue decisivo para el proyecto del bombardero invisible de los EEUU.
El mismo 24 de junio, los dos agregados militares, el almirante Abdel Rahim Elgohary y su ayudante, el Tte. Cnel Mohamed Abdallah Mohamed abandonaron el país. Posteriormente, el 13 de julio El Cairo negó la extradición solicitada por los EEUU. Además de los dos militares, el Departamento de Justicia acusó a James Hufma, jefe de ventas de la sociedad aeroespacial TELEDYNE-MCCORMICK-SELPH, y a Abdelkader Helmy, especialista en cohetes de origen egipcio, que trabajaba en la firma AEROJET SOLID PROPULSION. Uno de estos científicos resultó ser primo de la figura que obtuvo el aporte financiero iraquí al proyecto CondórII-Badr 2000: el ministro de Defensa de Egipto. Curiosamente, el incidente apuntó el dedo acusador de los EEUU hacia Argentina.
El contrabando de carbón-carbón indicó a los norteamericanos que los egipcios y argentinos se encontraban en la etapa de resolver el problema de las celdillas cerámicas, decisivo para lograr alcance y velocidad, pues al superar la barrera del calor (28.000 km/hora), la fricción destruye el sistema metálico tradicional. Su preocupación no era infundada: al alcanzar la meta de 1.000 kilómetros portando 1.000 kilográmos de carga, el Condor II pasaría a ser un misil de alcance intermedio, es decir a tener capacidad estratégica semejante a los Pershing y los Trident norteamericanos desplegados en Europa con anuencia de la OTAN.
Frente al creciente proceso de proliferación, los paises occidentales poseedores de misiles balísticos han intentado prevenir su difusión con la puesta en funcionamiento del "Régimen de Control de Tecnología de Misiles"(RCTM) en 1987 al que, se han adherido EEUU, Canadá, Japón, Gran Bretaña, la RFA, Italia y Francia, y en 1989 España, con caracter de un acuerdo voluntario. Con este convenio se pretende controlar la transferencia de tecnologías suceptibles de ser empleadas en la producción de misiles capaces de alcanzar un blanco del tamaño de una ciudad pequeña a 300 kilómetros de distancia con una cabeza de más de 500 kg. de peso.
EL AMERICANO IMPASIBLE
Los gobiernos democráticos de Alfonsin y Menem respaldaron el proyecto del CóndorII, aunque impusieron la restricción, más bien retórica, de los fines pacíficos. Alfonsin reconoció en 1985 que el país dominaba ya todo el ciclo de producción industrial del átomo, y que en la central de Pilcaniyeu, cercana a Bariloche había comenzado a funcionar, con tecnología nacional, una planta de enriquecimiento de uranio. La imposición de restricciones al vasto sector de tecnología dual -es decir aquella que puede ser usada para fines militares y pacíficos- como la energía nuclear (Tratado de Tlatelolco) o la cohetería (RCTM), constituyen dos pilares fundamentales de la política estadounidense en el Tercer Mundo. A esta debieron responder, a su turno, los funcionarios argentinos cada vez que pasaron por Washington
para renegociar la deuda externa.
Pese a que en abril de 1988 el candidato peronista a la presidencia, Carlos Menem aseguró que su "propuesta contempla todo lo que haga a la producción para la defensa (...) para nosotros es muy importante la fabricación del Condor II, que tiene fines pacíficos y no bélicos (...) vamos a continuar con su fabricación, al igual que con la de los aviones Pampa y otros tipos de artefactos que puedan aportar riqueza y divisas al país", exactamente dos años después, en abril de 1990 debió anunciar a través de su ministro de Defensa, Humberto Romero la decisión argentina de congelar el proyecto Condor II.
Sin embargo, los servicios de inteligencia extranjeros que dicen haber detectado una prueba secreta realizada en la patagonia el 3 de marzo de 1989 en la que el Cóndor II habría superado la barrera de los 500 kilómetros, insisten en que Argentina pudo archivar el proyecto misilístico sin demasiada queja de los militares, porque ya se había llegado al último tramo del desarrollo y los detalles técnicos que faltan pueden adquirirse discretamente a través de nuevos y más potables socios.
La apremiente necesidad de disipar estas sospechas puede haber contribuido a la decisión de enviar tropas -en abierta violación a las formas que impone la Constitución Nacional- contra su antiguo socio del Golfo Pérsico. A través de su participación en esta cruzada bélica, dificilmente logrará insertarse en el mundo de los grandes. En cambio, tal como ocurre con las potencias que armaron el Frankestein que ahora las atormenta,Argentina encontrará en el vientre del misil Tammuz I, el huevo del Cóndor.
RECUADRO
Poco después de que las Naciones Unidas sancionaran el embargo contra Irak, la empresa chilena de armamentos Industrias Cardoen efectuó en el desierto de Iquique una prueba con la temible Bomba Explosiva de Aire Combustible, una suerte de minibomba nuclear que ya estaría en manos de Saddam Hussein y que además ha hecho que los militares argentinos retomen la hipótesis de conflicto con Chile. Lanzada desde aviones o montada sobre un misil, la bomba produce
un spay líquido combustible que en fracción de segundos se hace estallar mediante una espoleta especial fabricada justamente por Cardoen. La sincronización de la deflagración en el momento en que esa mezcla de aire combustible tiene la densidad optima, convierte al arma en una minibomba nuclear cuyos efectos son devastadores, incluso en lugares protegidos contra armas convencionales. La semana pasada, coincidiendo con la inesperada visita de Augusto Pinochet a buenos Aires, los militares argentinos realizaron secretamente un simulacro de guerra en el que consideran a Chile como potencial enemigo.
Por lo menos en una de la veintena de fábricas que Carlos Cardoen, posee en Chile cuelga - o colgaba,hasta hace poco tiempo- el retrato de Saddam Hussein. El empresario, de 48 años de edad y doctorado en la universidad de Utah,EEUU tiene sobrados motivos para sentirse agradecido a Saddam Hussein ya que la venta de material bélico a Irák -especialmente las bombas de racimo- lo han convertido en uno de los mayores traficantes de armas del continente y además le han permitido amasar una inconmensurable fortuna. Sin embargo, recientemente Cardoen parece haber dado un paso en falso cuando intentó obtener por cuenta de Irak componentes sofisticados para el teleguiado de misiles de alcance intermedio. La misteriosa muerte de un periodista britanico que en realidad era un agente de inteligencia y que apareció ahorcado en el placard de un hotel han producido en Cardoen efectos casi tan devastadores como los de las minas de fragmentación que él fabrica y lo han ubicado en el centro de una intrincada trama que aún no ha sido completamente desenmarañada.A esto se suma ahora su participación junto con una firma española - Explosivos Alaveses- en el desarrollo de la bomba combustible, que haría prácticamente indefendibles los pozos petrolíferos sauditas ya que el Pentagono ha admitido que sus fuerzas en el Golfo no tienen defensa contra ese tipo de arma.
Durante la guerra con Irán, Industrias Cardoén realizó ventas a Irak por valor de 300 millones de dólares. En 1985, Carlos Cardoen declaró a un diario chileno:"Hemos establecido una relación de amistad y lelatad con el presidente de Irak que nos permitirá hacer buenos negocios". Efectivamente, Saddam Hussein contrató a Cardoen para construir dos fábricas de bombas y detonadores en Irak y una treintena de ingenieros chilenos - siete de los cuales fueron mantenidos como rehenes hasta hace pocos dias- se trasladaron a Bagdad para supervisar el proyecto valuado en 60 millones de dólares. Al tiempo que comenzaba a diversificar su producción que actualmente conjuga las bombas de fragmentación y la exportación de orquideas, e incluye la confección cuatro millones de jeans al año, el empresario chileno se dió cuenta que en la triangulación de armas había una buena tajada esperandolo. Los iraquíes pagaban con petroleo que Cardoen suministraba a Sudafrica a cambio de armamentos más sofisticados que en el enroque cambiaban de procedencia y accedían a otro tipo de mercados. Así,por ejemplo los cañones autopropulsados de 155 milímetros que llevan inscripto el lema "fabricado en Chile", tienen las instrucciones de uso exclusivamente en idioma afrikaner. Reforzando el fuselaje de un helicóptero civil de la firma norteamericana Bell, Cardoen desarrolló una nave de ataque que estaba a punto de vender a los iraquíes.
Politicamente, el empresario se distanció del general Augusto Pinochet que al comienzo de su carrera lo había favorecido enormemente garantizando a través de la concesión de préstamos a largo plazo la rentabilidad del negocio de las armas. Atendiendo seguramente al hecho que el ejército chileno es uno de sus principales competidores,Cardoen aportó un millón de dólares a la campaña presidencial de Patricio Aylwin.
Sin embargo, en marzo de este año apareció ahorcado en el placard de su cuarto del hotel Carreras de Santiago, ubicado en frente del Palacio de la Moneda el británico Jonathan Moyle de 28 años, editor de la revista Defense Helicopter World que había viajado a Chile para asistir a una exposición de material aeronáutico y tenía una entrevista acordada con Carlos Cardoen.Más allá de su desempeño periodístico, Moyle -un expiloto de la Real Fuerza Aerea Británica- puede haber sido en realidad un agente que se acercó demasiado a la verdad respecto a la triangulación de sistemas de teleguiado para los misiles iraquíes. Su muerte, puede haber sido causada tanto por los iraquíes como por aquellos paises interesados en generar un escándalo para que el tema salte a la luz pública.