La historia oficial cuenta que Eichmann vivió en la Argentina desde 1950 hasta el 11 de mayo de 1960, fecha en que fue secuestrado por el Mossad, que lo trasladó clandestinamente a Israel el día 21 en un operativo con visos de thriller que se convirtió en la tarjeta de presentación del servicio de inteligencia israelí.
Por Walter Goobar
La amarillenta cartulina de un pasaporte muestra la foto de un hombre de anteojos redondos, saco, camisa y un moño en el cuello. El pasaporte está a nombre de Ricardo Klement, el alias de Adolf Eichmann: arquitecto de la maquinaria nazi que condujo a la muerte a seis millones de judíos y otro tanto entre homosexuales, gitanos, discapacitados, disidentes políticos y prisioneros de guerra durante la Segunda Guerra Mundial. Es el pasaporte con el que Eichmann vivió en la Argentina hasta su captura, en 1960. El documento emitido por la Cruz Roja de Ginebra el 10 de junio de 1950, fue hallado en los archivos de los tribunales federales y entregado por la jueza María Romilda Servini de Cubría al Museo del Holocausto para su conservación y exhibición.
Pero lejos de ser un caso cerrado, el pasaporte de Eichmann reabre los enigmas sobre Odessa, la red que permitió la fuga de los criminales de guerra y la instalación de los capitales nazis en la Argentina. La historia oficial cuenta que Eichmann fue Director de la Oficina de Asuntos Judíos de Hitler y que vivió en la Argentina desde 1950 hasta el 11 de mayo de 1960, fecha en que fue secuestrado por el Mossad, que lo trasladó clandestinamente a Israel el día 21 en un operativo con visos de thriller que se convirtió en la tarjeta de presentación del servicio de inteligencia israelí.
Sin embargo, algunos investigadores serios ponen en entredicho la historia del secuestro de Eichmann a manos del Mossad. La periodista alemana Gaby Weber, autora de "La conexión alemana" y "El lavado del dinero nazi en la Argentina”, publicó el 15 de abril de 2007 en Argenpress un artículo en el que sostiene que Eichmann no salió por Ezeiza en un vuelo de El Al sino que fue trasladado a Punta del Este en una avioneta norteamericana, desde donde abordó el avión de El Al con el que llegó a Israel. Weber se atreve -incluso-, a cuestionar la autoría de la operación de secuestro atribuida en su momento "a voluntarios judíos" y asumida oficialmente por el Mossad recién en 2005.
Entre Alemania y Argentina.
El primer enigma en torno a Eichmann es dónde estuvo desde agosto de 1945, es decir desde el final de la Guerra hasta su llegada a Buenos Aires en 1950. Eichmann no fue juzgado por los tribunales de Nuremberg y mientras algunos historiadores sostienen que permaneció en un campo estadounidense de prisioneros donde no fue debidamente identificado, otras versiones aseguran que durante cinco años había sido empleado de la Standard Oil, una petrolera norteamericana vinculada a la OSS, la antecesora de la CIA que -como es sabido- recicló a decenas de criminales de guerra.
La Mercedes Benz y Jorge Antonio.
En el libro "El lavado del dinero nazi en la Argentina", Gaby Weber demuestra que la sucursal que Mercedes Benz instala en 1951 en en este país fue una de las principales receptoras del dinero de los nazis, sin que queden registros contables de esas transferencias. En esa operación, resalta el nombre de Jorge Antonio, el inseparable ladero de Perón, y hombre de confianza de los alemanes en el Río de la Plata, que de tener un buen sueldo en 1950 pasó en cinco años a convertirse en accionista o dueño de unas 60 empresas. En septiembre de 1951, de la nada, surge Mercedes-Benz Argentina. Y en pocos años Antonio y Daimler-Benz adquieren sesenta sociedades anónimas. El capital invertido asciende a miles de millones de pesos, que -según Weber-, deben haber entrado desde Suiza a la Argentina en valija diplomática o por contrabando. Durante casi cinco años, Antonio y las empresas alemanas desarrollaron un sistema complejo para reciclar el dinero nazi por medio de importaciones y exportaciones. En ese tiempo, Antonio recibió de Daimler-Benz listas con nombres de "especialistas": personas que resultaban ser nazis y no técnicos. Uno de los contratados por Jorge Antonio era Adolf Eichmann, que arribó al puerto de Buenos Aires el 14 de julio de 1950 con el pasaporte a nombre de Ricardo Klement hallado recientemente por la jueza Servini de Cubría. Pese a que la documentación presentada por Eichmann era deficiente, en octubre la policía argentina le entrega un nuevo documento de identidad. El recientemente fallecido Jorge Antonio admitió que fue él, personalmente, quien empleó a Eichmann en Mercedes-Benz, cuando aún la fábrica no había iniciado la producción. En una entrevista que no hace mucho le hizo el historiador Felipe Pigna, explicó así su relación con el jerarca del Tercer Reich: "Pensé que era una monstruosidad lo que había hecho Eichmann, pero pensé también que era la guerra y él no hacía más que cumplir órdenes". Jorge Antonio admite que sabía que Klement era Eichmann, por eso no es extraño que el pasaporte apareciera recién después de que Jorge Antonio se llevó estos secretos a la tumba.
Identidad ¿oculta?
Otro enigma es el de la identificación: Jorge Antonio no era el único que conocía la presencia de Eichmann. La mujer del jerarca nazi, que llegó a la Argentina en 1952, inscribió a los chicos en el Colegio Alemán con su apellido verdadero. Zvi Aharoni, uno de los agentes del Mossad que participaron en la identificación y el secuestro de Eichmann, reveló en el libro "Operación Eichmann" que fue Lothar Hermann, un judío ciego -sobreviviente de Dachau-, quien llevó a la captura del jerarca nazi. Pero el Mossad no le creyó. El primer informe argumentaba que "un hombre tan importante como Eichmann no podía estar viviendo en una zona tan pobre" como San Fernando. "Se le pidió al ciego que reuniera más información para respaldar su hipótesis, lo que demuestra que no le creían", dice Aharoni. El expediente se cerró en 1958 pero, bajo la presión de las autoridades alemanas que estaban convencidas de que la información era genuina, Aharoni fue enviado a Buenos Aires para ver las cosas por segunda vez. En marzo de 1960, Hermann escribe a Israel: "Obviamente Ustedes no tienen ningún interés en detener a Eichmann".
Un país seguro
Según Gaby Weber, Eichmann se sentía tan seguro en la Argentina que hasta daba entrevistas. El ex oficial de la SS Willem Sassen grabó con él varias conversaciones que luego intentó vender a la prensa. Weber atribuye el secuestro de Eichmann a una interna de Mecedes Benz vinculada con el lavado de dinero: el 29 de Abril de 1960, la asamblea de accionistas de Mercedes Benz Argentina nombró a William Mosetti como Director General. Mosetti era el hombre de Standard Oil, oficial de Mussolini, y agente de inteligencia norteamericano: doce días más tarde de su nombramiento Eichmann no volvió a su casa. Había dicho a su mujer que tenía una reunión importante afuera de Buenos Aires. Para Weber, Mosetti tuvo que haber participado en el secuestro. La Sección de personal de Mercedes Benz lo dio de baja en el seguro social (ANSeS) el 12 de mayo de 1960: once días antes de que se hiciera público el secuestro, Mercedes Benz sabía que Eichmann no volvería a su puesto de trabajo. El 23 de mayo, el primer ministro David Ben Gurion declaró en la Knesset que Adolf Eichmann se encontraba en detención israelí. No dijo cómo llegó a Israel. El 15 de diciembre de 1961, una corte israelí condena a Eichmann a muerte por sus crímenes de lesa humanidad contra el pueblo judío. Un hecho histórico innegable.
Revista 7 Días
02-06-2007-06-05