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LA MUERTE DE BIN LADEN

Las mentiras de Obama

Ahora resulta que la fotografía en la que Obama, Clinton y los máximos consejeros de seguridad supuestamente estaban mirando secuencias en tiempo real del ataque y la liquidación del propio Osama bin Laden, fue un engaño.

Por Walter Goobar
Tras experimentar su minuto de gloria, el presidente Barack Hussein Obama se entierra ahora bajo una catarata de mentiras relacionadas con el asesinato de Osama bin Laden. A menos de una semana del discurso en el que anunció la muerte del enemigo público número uno de los EE UU, no queda una frase intacta de sus afirmaciones, o de la información proporcionada por John Brennan, su principal asesor de contraterrorismo, que no haya sido posteriormente desmentida por el director de la CIA, Leon Panetta, por el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, o por diversas evidencias documentales.
Ahora resulta que la fotografía tomada en el salón Oeste de la Casa Blanca en la que Obama, Clinton y los máximos consejeros de seguridad supuestamente estaban mirando secuencias en tiempo real del ataque de los Seals de la Armada contra el complejo de Abbottabad y la liquidación del propio Osama bin Laden, fue un engaño.
Panetta tuvo que aclarar que el enlace de video en tiempo real dejó de funcionar antes de que los Seals entraran al complejo, porque de otra manera el presidente y la secretaria de Estado hubiesen sido testigos virtuales de los asesinatos. Si el enlace se cortó durante los 25 minutos decisivos, ¿qué fue lo que miraban fascinados en las  pantallas de alta definición que le hizo perder el aliento a Clinton?
El director de la CIA también admitió que Osama bin Laden no estaba armado y que no se ocultó detrás de la falda de su joven esposa. Panetta tuvo que reconocer que, según las reglas militares de combate, Osama debería haber sido hecho prisionero, pero luego hizo una vaga referencia a que se resistió de una forma que no especificó. Por último, Panetta admitió que fueron los comandos Seals –y no el presidente Obama– quienes tomaron la decisión de matar a Osama.
La versión oficial sobre la cacería y asesinato de Osama bin Laden presentada por el presidente Barack Obama es que los servicios de inteligencia de los EE UU sólo supieron del complejo de Abbottabad en agosto de 2010 y que pasaron los meses siguientes observando el lugar, siguiendo a los mensajeros de confianza de Osama y concluyendo que era muy probable, aunque no seguro, que Osama estuviera allí. Eso es puro cuento.
Una de las innumerables falsedades es la versión de que fue un preso de Guantánamo quien dio la pista, un libio llamado Abu al-Libi, pero ese preso llevaba en ese campo de concentración incomunicado desde 2005, el año en que ahora dicen que se construyó la casa de Abbottabad. En un principio se dijo que esa residencia estaba recién construida, pero eso es falso.
La casa de tres pisos es un lugar conocido y está ubicada a siete cuadras de la principal academia militar de Pakistán y del cuartel general del ISI, los servicios de inteligencia de ese país. Shaukat Qatir, un oficial del ejército pakistaní con buenas conexiones con la inteligencia de ese país, declaró a la revista estadounidense CounterPunch que “esa casa ha estado bajo vigilancia del ISI desde que comenzaron a construirla. Fue allanada primero en 2003, y el ISI casi capturó a Al Libi, que más tarde fue detenido en otra provincia. Desde entonces ha sido allanada varias veces.”
Shaukat Qatir le confió al periodista Alexander Cockburn que contrariamente a lo que sostiene el New York Times, ninguno de los dos mensajeros de confianza de Osama bin Laden estaba entre los muertos en el complejo.
El militar pakistaní sostiene que la casa en la que se había refugiado Osama pertenecía a dos hermanos que han sido residentes de esa vivienda desde hace siete años. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido identificado entre los muertos.
Osama bin Laden fue a vivir a esa residencia –que por su escasa custodia tiene todas las características de una casa de seguridad del ISI, recién en enero de 2011, aunque la vivienda estaba bajo vigilancia desde agosto de 2010.
Si Osama –según los informes de la CIA– fue seguido a esa casa mediante un rastreo constante de su mensajero, ¿no debiera haber estado presente uno de los hermanos, o ambos? Pero no estaban. Los siete cuerpos abatidos pertenecen a una mujer, un niño y cinco hombres de edades entre 20 y 30 años. Ninguno ha sido identificado como uno de los propietarios. De esto se deduce que Osama fue traicionado. La operación fue el resultado de una trampa. Una trampa organizada a través de uno o más de sus asistentes de mayor confianza…
De hecho, el conocimiento específico del complejo por la inteligencia de los EE UU y su posible habitante de primera clase data de 2005.
Otro periodista de CounterPunch, Israel Shamir, llega a conclusiones sorprendentes cuando compara ciertos pasajes en los documentos de WikiLeaks sobre Guantánamo con los recientemente publicados por el New York Times y el Guardian.
Las modificaciones más importantes realizadas por ambos periódicos, escribe Shamir, “fueron directamente dictadas por los servicios de inteligencia de EEUU El nombre de Nashwan Abd Al Razzaq Abd Al Baqi,  conocido también como Abdul Hadi alIraqi o por el número IZ-10026 fue eliminado del archivo de Abu al-Libi (US9LY-010017DP) y otros sitios.”
Al Iraqi tenía un estrecho contacto con Al Libi, quien había sido designado por Osama en 2003 como su mensajero oficial de confianza, conocedor por lo tanto del paradero de OBL en todo momento. En ocasiones separadas, EEUU capturó a ambos, torturó a ambos y por lo tanto supo de las tareas de Al Libi como enlace y por lo tanto de la posibilidad de que Osama estuviera en Abbottabad.
La comparación de la versión modificada del Guardian y de la versión sin cortes de WikiLeaks muestra hasta qué punto fueron eliminados todos los rastros de AlIraqi, el probable informante bajo tortura, a pedido de la inteligencia estadounidense. El archivo de Al Iraqi falta en todas las bases de datos; fue capturado en 2005 y mantenido en varias prisiones secretas, hasta que fue transferido a Guantánamo, donde sigue detenido.
Estos datos prueban que el rastro a Abbottabad era conocido por los servicios de inteligencia de los EE UU por lo menos desde 2005, cuando fue capturado Al Libi. “Una lectura cuidadosa del archivo”, escribe Shamir, “muestra que Al Libi estaba conectado a Al Iraqi desde octubre de 2002. Sea cual sea la siguiente mentira, está claro que esta película tendrá secuelas. Que la guerra, los asesinatos, los ataques terroristas y las alertas mundiales no acaban aquí. Tampoco las dudas, ni los mitos, ni las sospechas. 
Diario Tiempo Argentino
11-05-2011
 

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