"Si quieren entender al artista, analicen su trabajo". Con esta frase de cabecera John Douglas dirigió durante 20 años la "Unidad de Apoyo Investigativo" del FBI, un grupo de elite dedicado al rastreo de los asesinos seriales e inspiró uno de los personajes de la película "El silencio de los inocentes"
Por Walter Goobar
Hélene Frinking tenía 27 años, era bonita y estudiaba Medicina cuando apereció muerta en su departamento parisino del barrio de la Bastilla. El asesino la ató a una cama, la violó y le cortó la garganta. La madre de la víctima, Anne Gautier, creyó que nada podría superar el horror de ese crimen brutal, sin embargo, se equivocaba: la negligencia policial forzó a la madre de la víctima a convertirse en detective y se horrorizó aun más al descubrir que el ADN y las huellas digitales vinculaban la muerte de hija a dos ataques previos contra mujeres jóvenes en la misma zona. Sin embargo, la policía no había no alertó sobre el asesino serial, ni publicó su identikit hasta que "La Bestia de la Bastilla" se cobró su cuarta víctima.
"Si la policía hubiera hecho su trabajo adecuadamente dos de estas cuatro mujeres todavía estarían vivas", afirma Anne Gautier, la madre de la estudiante asesinada. "Francia está en la prehistoria en lo que respecta a resolver crimenes seriales: "No hay un registro nacional de ADN y la policía no se molesta en elaborar un perfil psicológico del criminal, que es la práctica de rutina en Gran Bretaña y los Estados Unidos".
"Si quieren entender al artista, analicen su trabajo". Con esta frase de cabecera John Douglas dirigió durante 20 años la "Unidad de Apoyo Investigativo" del FBI, un grupo de elite dedicado al rastreo de los asesinos seriales e inspiró uno de los personajes de la película "El silencio de los inocentes" Para construir el perfil de un asesino serial los especialistas del FBI analizan el escenario del crimen desde una perspectiva distinta a la de otros peritos en criminalística. rLos "perfilistas" no buscan huellas digitales, muestras de sangre, semen o cabellos que más tarde podrán servir como evidencias para una condena, sino que tratan de identificar en la escena del crimen los rasgos que permitan establece la personalidad del homicida, explica Douglas que ha escrito tres best-sellers sobre el tema" "Cazador de Mentes: Dentro de la unidad de crímenes seriales del FBI", "Unabomber: Tras la pista del asesino serial más buscado de los EEUU" y Viaje a la oscuridad" .
--"La clave reside en estudiar lo que yo llao victimología", explica aJohn Douglas: "Uno debe preguntarse por qué esta persona terminó de este modo... A diferencia de lo que ocurre en el crimen clásico (donde, por lo general, el motivo está afuera del cuerpo de la víctima), en los asesinatos seriales el motivo es el cuerpo. Más de una vez he dicho que lo que hago a la hora de analizar un crimen es muy parecido a lo que hace un buen actor a la hora de prepararse para un determinado papel. Los dos arribamos a una determinada escena (en el caso del actor, se trata de la escena de un guión de cine o de una obra de teatro; en mi caso es la escena de un crimen) y entonces nos concentramos en la superficie de las cosas y de las palabras, e intentamos ver qué es lo que quieren contarnos. Aprendemos nuestros parlamentos y, una vez que los sabemos de memoria, empieza la parte más complicada del trabajo".
Según Douglas los asesinos seriales tienen tres ideas fijas --la manipulación, el dominio y el control de la situación-- y una personalidad que puede ser ividida en mdos grandes categorías:
1. El asesino organizado: es un tipo metódico que planifica cuidadosamente sus crímenes, acecha a su presa, trae consigo su arma predilecta, y recién entonces -- una vez que tiene a la víctima en su poder-- comete el asesinato de manera lenta.
2. El asesino desorganizado está dominado por impulsos súbitos, elige sus víctimas espontáneamente, las domina y las mata con cualquier arma que esté a su alcance.
Indignada por la falta de progreso en la investigación, Anne Gautier se contactó con las familias de las otras víctimas y ha comenzado la cacería del criminal por sus propios medios: durante la última semana de octubre contrató a Stephane Bourgoin, un especialista en asesinos seriales formado en los Estados Unidos y él le pidio que recopilara información para elaborar un perfil del asesino.
Anne Gautier comenzó su investigación en un café ubicado frente al departamento de su hija y le preguntó al propietario si conocía a la joven asesinada en el edificio vecino. Según Gautier, el hombre la miró escandalizado y admitió que nunca había oído hablar sobre el caso. Cuando preguntó en otros bares y comercios cercanos, descubrió que la policía jamás había interrogado a los vecinos.
Benoit Chabert, el abogado de las familias de las otras dos víctimas, opina que la policía no destinó personal suficiente para encontrar al asesino. "A fines de 1995, cuando ocurrió el primero de tres de ataques, había una campaña de atentados terroristas en París," explica. "En el otoño de 1997, cuando se produjeron los otros dos crímenes, un tercio de la Brigada Criminal estába asignado a la investigación de la muerte de la princesa Diana". Gautier comprende la importancia del caso de la princesa de Gales. pero siente una gran amargura que no se dedicó la misma cantidad de tiempo y de recursos para encontrar al matador de su hija.
El asesino serial actúa siguiendo una lógica propia, que casi nunca tiene que ver con la lógica de las mayorías. De ahí la dificultad para apresarlos. La mayoría de los asesinos seriales tienen coeficientes intelectuales superiores al promedio, con una destreza y una capacidad sobrenatural para parecer tan normales como cualquier hijo de vecino. Por eso hay tantos casos que en que han eludido a sus perseguidores durante años, dejando tras de sí una huella de cadáveres pero ninguna pista definitiva con respecto a sus identidades.
Por lo general son varones jóvenes o de mediana edad con buen estado físico. Las mujeres --en cambio--, prefieren aniquilar a su propia familia antes que matar a desconocidos. ¿Por qué algunos asesinos seriales nunca son atrapados? Es improbable que un asesino compulsivo cambie de hábitos por propia voluntad. Más plausible es la explicación de que algunos asesinos se fuerzan a parar o terminan internados en cárceles o psiquiátricos por otros motivos.
La madre de Helene Frinking descubrió que la policía parisina tenía muestras de ADN que vinculan al asesino de su hija con la muerte de Agnes Nijkamp, una diseñadora de 32 años muerta en diciembre de 1994. También descubrió que tenían una descripción bastante precisa del homicida elaborada por otra estudiante de Medicina de 25 años, que al igual que su hija trabajaba con enfermos psiquiatrica y fue atacada en junio de 1995, cuando volvía a su casa de una fiesta.
El asesino repitió el mismo ritual que en los crímenes anteriores: la mujer fue atada a la cama, pero en un momento de distracción consiguió escapar de su victimario. La sobreviviente declaró que su atacante era de aspecto norafricano, musculoso, de entre 25 y 30 años de edad, bien vestido y que se expresaba correctamente. Dijo también que parecía minucioso, y describió con cuanta puntillosidad le había quitado los zapatos después de atarla.
Si un asesino serial es ordenado y prolijo en sus crímenes, es probable que tenga una personalidad rígida, que haya tenido problemas laborales y que haya vivido con sus padres hasta después de cumplir los 30 años de edad. Si cubre la cara de alguna de sus víctimas puede significar que no fue elegida al azar, sino que la conocía y que después de violarla o matarla se sintió embargado por la culpa.
"La Bestia de la Bastilla" aún sigue suelta en Paris. El 23 de septiembre, el asesino golpeó nuevamente. Magali Sirotti, un estudiante de 19 años, fue encontrada atada a su cama y violada, con la garganta abierta. La chica vivía a menos de un kilómetro del departamento de Helene Frinking. Gautier se enteró del asesinato de Sirottí por medio de un hermano que lo leyó en un periódico barrial. "Tan pronto como vi el informe me di cuenta que era el mismo hombre -el asesino dejó las mismas marcas de calidad". Una vez más, Anna Gautier pidió al juez que se alertara a la población pero no tuvo éxito.
A mediados de octubre Estelle Magd, una secretaria de 25 años de edad, encontró una muerte similar en el barrio de la Bastilla y la policía finalmente reconoció la existencia del asesino serial enviando a los medios de prensa el identikit que durante mucho tiempo permaneció guardado. La policía argumenta que no lo publicaron antes para evitar el pánico.
RECUADRO 1:
Ya son cuatro las mujeres que aparecieron despedazadas en las rutas cercanas a Mar del Plata. El descuartizador que se desplaza en un Ford Galaxy color borravino, tiene predilección por las prostitutas callejeras y por el paisaje rutero. Policías e investigadores coinciden que se trata sólo de una cuestión de tiempo y de selección de su próxima víctima antes de que "El Loco de la Ruta" continúe con su juego macabro.
En 1996 hubo 23 casos de asesinatos múltiples en la Argentina. Pero los especialistas en criminología plantean diferencias entre los homicidas seriales y los múltiples. La más importante es que los seriales suelen planificar una seguidilla de asesinatos que tienen un patrón determinado por la edad, sexo o color de pelo de las víctimas. En cambio, los homicidas múltiples matan por motivos fuertemente emocionales y de una sola vez. Generalmente, no padecen perturbaciones mentales ni tienen personalidad homicida.
El asesino serial típico sigue un modelo gradual de desarrollo que ha sido descripto en siete fases por el Dr. Joel Norris, uno de los principales expertos norteamericanos en el tema. Según Norris, "las siete fases
claves" en los asesinatos seriales son las siguientes:
1. La fase Aurea. El proceso se inicia cuando un potencial asesino comienza a retrotraerse y encerrarse en su mundo de fantasías. Externamente puede aparecer como perfectamente normal. Pero en el interior de su cabeza, sin embargo, existe una zona oscura donde la idea del crimen se va gestando. Su contacto con la realidad se va debilitando y su mente comienza a ser dominada por sueños diurnos de muerte y destrucción. Gradualmente, la necesidad actuar fuera sus fantasías dementes llega a convertirse en una compulsión.
2. La fase de "pesca". Como un pescador que recoge su espinel, el asesino serial comienza la búsqueda de una víctima en aquellos lugares donde cree que puede hallar el tipo preciso de persona. Según sus necesidades, puede elegir el patio de una escuela, una zona de prostitución callejera o villa cariño. Lo más probable es que allí termine por marcar a su blanco.
3. La fase de seducción. En algunos casos, el asesino ataca sin advertencia -- atrapa una víctima en la calle o fuerza la entrada en una casa y mata a todos. Sin embargo, con frecuencia, el asesino siente un placer especial en atraer a sus víctimas a sus garras - - generando un falso sentimiento de seguridad, burlando sus defensas. Algunos asesinos seriales son tan seductores y tienen una apariencia tan inofensiva, que no les resulta difícil convencer a una mujer para que suba a su coche. Otros asesinos, seducen a sus víctimas con la promesa de dinero, trabajo o un lugar para pasar la noche.
4. La fase de captura. El próximo paso consiste en cerrar la trampa que el asesino ha tendido para sus víctimas. Ver sus reacciones aterrorizadas es una parte de su juego sádico. Este es el momento en el que una mujer
que ha subido al automóvil de un desconocido atento y amable descubre que el auto se dirige en la dirección equivocada y que la puerta sobre el lado del pasajero no tiene manija, para que no haya posibilidades de escapar
5. La fase del asesinato. Si el crimen es un sustituto para el sexo, como ocurre en el caso de muchos asesinos seriales, entonces, el momento de la muerte es el clímax, la suma del placer que buscaba desde que comenzó a fantasear con la idea del crimen. Desde luego, es frecuente que muchos psicópatas experimenten un orgasmo mientras asesinan a sus víctimas. Y así como la gente normal tiene sus placeres sexuales particulares -- sus maneras o posiciones favoritas -- los asesinos seriales tienen sus preferencias homicidas: algunos disfrutan estrangulando, otros golpeando o acuchillando.
6. La fase fetichista. Al igual que el sexo, el asesinato ofrece un placer intensivo pero transitorio para el asesino serial. Para prolongar la experiencia y ayudarlo a rememorar el acto, durante el período de latencia, -previo al siguiente asesinato-, el homicida serial guarda un recuerdo o fetiche, un objeto asociado con la víctima. Puede ser cualquier cosa desde una billetera hasta un trozo del cuerpo.
7. La fase depresiva. Como consecuencia del crimen, el asesino serial frecuentemente experimenta una etapa de depresión que es el equivalente de "la tristeza post-coital". Esa crisis puede ser tan profundaue el asesino puede intentar suicidarse. Sin embargo, la respuesta más frecuente es un renovado deseo de cometer un nuevo asesinato.
RECUADRO 2:
El asesino serial ejecuta una refinada operación mental, un trabajo artístico que aterra y seduce a quienes lo contemplan. Sin motivos aparentes, y con gran esmero y perfeccionismo, el homicida serial es el prototipo del criminal puro que mata sólo por el placer que le produce el sufrimiento ajeno.
En Estados Unidos, se estima que cualquiera de los componentes de una familia tipo de cuatro integrantes tiene un 37 por ciento de posibilidades de cruzarse o conocer a un asesino serial a lo largo de su vida. Más allá de las clasificaciones genéricas, los especialistas en "perfiles criminales" del FBI siguen parámetros científicos, estadísticos y psicológicos para entender el comportamiento criminal y lograr un retrato del asesino. Es un procedimiento complejo que incluye tanto intuición como ciencia y combina los talentos de Sigmund Freud y Sherlock Holmes para interpretar cada jugada en este ajedrez imaginario. En ciertos casos, los resultados pueden parecer sobrenaturales.
A raíz del brutal asesinato de una niña de doce años, la policía de un pequeño pueblo en el sur de los EEUU pidió apoyo de la unidad especial del FBI. John Douglas indicó que el asesino de la niña era un hombre blanco, divorciado, que manejaba un automóvil negro o azul, que trabajaba de obrero, había sido dado de baja deshonrosa del ejército, conocía a la víctima, y tenía antecedentes por delitos sexuales.
Sobre la base de ese retrato, los policías identificaron y arrestaron al asesino: un hombre blanco, divorciado, que manejaba un Ford azul y había trabajado en la casa de la víctima podando árboles. El homicida había sido expulsado del ejercito por haber estado implicado en un caso de violación. Trabajando con métodos similares, el "psicografólogo" italiano Francesco Pesce determinó que los captores de Aldo Moro, el presidente de la Democracia Cristiana secuestrado por las Brigadas Rojas, eran "orales puros". A los orales puros les atrae el agua por sobre todas las cosas y por eso era lógico buscar el escondite en un lugar cerca del mar y peinar los bares de la costa. Si la policía italiana hubiera tomado en serio el método de Pesce, probablemente habría dado con el paradero de Aldo Moro.
El primer retrato conductista de un asesino serial fue realizado por el Dr James Brussel en 1957 cuando Nueva York fue asolada por un psicópata a quien la prensa bautizó como "El Bombardero Loco" porque había colocado más de 30 bombas caseras en un período de 15 años. Como la investigación no avanzaba, la policía pidió la colaboración del Dr. Brussel. Después de estudiar los escenarios de los atentados y las cartas que el terrorista enviaba a los diarios, el Dr. Brussel recomendó a la policía que buscara un hombre de mediana edad, católico practicante, soltero, descendiente de europeos orientales, residente en Connecticut que vive con un hermano o hermana. "Cuando lo encuentren, es posible que vista un traje de color azul, cruzado", dijo Brussel.
Cuando los policías detuvieron a George Metesky, un solterón de 45 años, hijo de inmigrantes polacos que vivía en Connecticut y asistía a la iglesia. En lo único en que Brussel se había equivocado es que no vivía con un hermano o hermana sino con dos hermanas solteras. Cuando Metesky fue arrestado, vestía un traje cruzado de color azul. El asombroso diagnóstico de Brussel se reconoce universalmente como el paradigma de una técnica que ahora se utiliza como una de las armas más potentes en la cacería de los asesinos seriales: el perfil psicológico.
Diario La Nación
Suplemento Enfoque
20-FEB-1998