El fiscal general de los Estados Unidos, Eric Holder denunció que los iraníes habrían recurrido a los carteles de la droga mexicanos para subcontratar el asesinato del embajador saudita en Washington. En realidad, quien está a punto de perder su cargo por haber participado en una disparatada operación antinarcóticos –que tuvo por beneficiarios a los carteles de la droga que supuestamente pretendía combatir– es justamente el acusador de los iraníes.
Walter Goobar
"Los norteamericanos sólo son capaces de imaginar o combatir a un enemigo a su imagen y semejanza”, sentenció el filósofo francés Jean Baudrillard, en el libro La guerra del Golfo no ha tenido lugar. Para Baudrillard, los estadounidenses “son incapaces de imaginarse al Otro, y por lo tanto tampoco pueden hacerle la guerra; le hacen la guerra a la alteridad del otro. Algo de eso parece ocurrir con el fiscal general de los Estados Unidos, Eric Holder cuando sugiere que los iraníes habrían recurrido a los carteles de la droga mexicanos para subcontratar el asesinato del embajador saudita en Washington. En realidad, quien está a punto de perder su cargo por haber participado en una disparatada operación antinarcóticos –que tuvo por beneficiarios a los carteles de la droga que supuestamente pretendía combatir– es justamente el acusador de los iraníes.
El fiscal Holder es uno de los principales implicados en una rocambolesca operación denominada “Rápido y furioso” que a lo largo de 15 meses entre 2009 y 2010 permitió que contrabandistas adquiriesen armas de guerra en armerías de Estados Unidos con la absurda idea de seguir su ruta y eventualmente atrapar a los jefes. Pero “Rápido Y furioso” fue un fracaso y 2.500 armas de guerra pasaron por la frontera y llegaron a manos de los narcos mexicanos.
La revelación de que dos fusiles de asalto AK-47 de esa partida, fueron utilizadas en los asesinatos de un agente de la Patrulla Fronteriza y un agente de Aduanas e Inmigración (ICE) llevaron a que tres agentes de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (Batf) hayan denunciado el absurdo operativo.
Los investigadores del Congreso estadounidense Darrel Issa y Charles Grassley, que analizan la operación “Rápido y furioso”, creen que al menos seis figuras de los carteles de la droga mexicanos e implicados en el contrabando de armas también fueron informantes pagados por el FBI.
El presidente del Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes, Darrell Issa, le advirtió al procurador Eric Holder que la operación “Rápido y furioso” es su responsabilidad y que es hora de decir la verdad a la sociedad. “Aunque usted se dé cuenta o no, usted es el dueño de ‘Rápido y furioso’. Es su responsabilidad”, dijo Issa al respondera una carta enviada al Congreso en la que Holder acusaba a los republicanos de usar el “deplorable incidente” con fines políticos.
Hasta ahora, los únicos funcionarios señalados en el escándalo son el procurador general Eric Holder, la secretaria de Seguridad Interna, Janet Napolitano, y el director en funciones de la Oficina de Alcohol, Tabaco y Armas de Fuego (Batf), Kenneth Melman.
En el supuesto complot denunciado esta semana por el Fiscal Holder, la fuerza Quds pretendía subcontratar el trabajo con un cartel de drogas de México, Los Zetas, utilizando como intermediario a Mansour Arbabsiar, un iraní-estadounidense que se dedicaba a vender autos usados. El nombre en clave asignado a esta operación conducida por el revendedor de coches es digno de una comedia de enredos: “Operación Chevrolet”.
Según los investigadores, Arbabsiar, se convirtió en la pieza clave de este complot porque “es primo de un importante general en la fuerza Quds, y amigo de la tía de un miembro de los Zetas en Texas”. Arbabsiar le reveló sus planes a ese hombre que resultó ser un informante de la DEA.
Más allá del escándalo que involucra justamente al fiscal Holder con la provisión de armas a los carteles mexicanos, la empresa de inteligencia y seguridad estadounidense Stratfor, asegura que la cooperación entre iraníes y narcos mexicanos para realizar ataques terroristas en Estados Unidos es “muy poco probable”. Esta empresa, conformada por ex agentes de inteligencia y otros analistas especializados, que es considerada “una CIA privada”, asegura en un informe especial que según el modus operandi de estas células delictivas, este tipo de cooperación va en contra de sus intereses.
La denuncia de Holder detalla que el presunto autor intelectual del plan terrorista, Manssor Arbabsiar, pretendió utilizar a México como punto para organizar su atentado, lo que resulta dudoso para Stratfor, ya que la seguridad en la frontera es de alta prioridad.
Respecto de la sospecha de la implicación de Los Zetas, Stratfor afirma que, si bien esta célula es famosa por ser violenta y sin escrúpulos, todos los carteles son organizaciones empresariales y tienen objetivos estratégicos a largo plazo.
“Se trata de organizaciones que buscan hacer dinero fácil. Los carteles mexicanos ya se enfrentan a retos, de lucha entre sí y con el gobierno de México, por el control de las rutas de transporte. Cualquier incursión en el terrorismo internacional sería mala para el negocio”, concluye el informe deStratfor.
Miradas al Sur
16-10-2011