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El llamado de la tribu

Desde que el vuelo partió de la ciudad de Manaus, las aguas del Río Negro han cambiado de color. Del negro acerado ha virado al marrón chocolate. Recorrer los 1.400 kilómetros que separan Manaus del territorio de los indios Deni llevaría entre ocho y diez días de viaje en barco. Por tierra, sería imposible; la carretera transamazónica sólo esta abierta 100 días al año y aún en esa época llegar a destino es un milagro.

Por Walter Goobar, enviado especial al Amazonas
Para El Independiente de México
Desde que el vuelo partió de la ciudad de Manaus, las aguas del Río Negro han cambiado de color. Del negro acerado ha virado al marrón chocolate. Recorrer los 1.400 kilómetros que separan Manaus del territorio de los indios Deni llevaría entre ocho y diez días de viaje en barco. Por tierra, sería imposible; la carretera transamazónica sólo esta abierta 100 días al año y aún en esa época llegar a destino es un milagro. El hidroavión que despegó hace cuatro horas de Manaus, sortea las turbulencias y se posa suavemente en el agua -en medio de la nada-, cerca del sitio donde Greenpeace tiene apostado uno de sus barcos para la campaña amazónica. En el Amazonas el tiempo parece detenido. Las cuatro horas que el gomón de Greenpeace tarda en remontar las aguas del río Xerua refuerzan la sensación que navegamos sibre la frontera entre dos mundos: sobre la márgen izquierda, el territorio de los indios Suruaha ; sobre la márgen derecha, las tierras que un conglomerado maderero de Malasia, -la WTK-, ha comprado a precio de remate (tres dólares la hectárea) a un latifundista local, aunque originalmente pertenecían a los indios Deni. Aún aquí, en el corazón del Amazonas, dónde sólo habita una veintena de tribus que jamás han tenido contacto con el hombre blanco, se pueden ver los rastros de los nuevos conquistadores. Para defenderse del saqueo de la WTK -la segunda maderera más poderosa del planeta-, 670 miembros de la comunidad Deni acaban de conseguir lo que muy pocos indigenas del Brasil lograron: que se los reconozca como los legítimos dueños de las 1.560.000 hectáreas (siete veces la superfivcie de la Capital federal)de preciosa tierra selvática en la que viven desde siempre.
Con sus 6300 kilómetros de largo y veinte de ancho en algunos lugares, el Amazonas no sólo es el río más grande del planeta: sino que provee el 20 por ciento del total de agua dulce y renueva la mitad del oxigeno del planeta. Sus aguas están infestadas de yacarés y de decenas de especies exóticas. Desde delfines marinos que a se han adaptado al agua dulce, hasta las temibles pi rañas capaces de acabar en un abrir y cerrar de mandíbulas con un cerdo salvaje, hasta peces eléctricos que descargan su energía en las raíces de los árboles para obligarlos a desprenderse de los frutos con los que se alimentan. Arboles de hasta veinte metros de altura, 1500 especies de peces, cerca de 2000 tipos de aves, 250 especies de mamíferos y 2500 variedades de plantas pueblan esta región que desde siempre ha despertado la curiosidad de los exploradores y la codicia de todo tipo de aventureros: buscadores de oro, esmeraldas, maderas preciosas, productos medicinales....
Mientras la lancha avanza con cuidado para esquivar los troncos semi sumergidos y los bancos de arena, me pregunto porqué Greenpeace se ha involucrado durante casi tres años con la demarcación de tierras indígenas en una desconocida área de la Amazonía?
La historia de Greenpeace y los Deni comienza en 1999, cuando la organización ambientalista llegó ir primera vez a esta perdida región ubicada entre los ríos Canaçã y Xeruã, en el sudoeste del estado de Amazonas, para investigar la compra de 313.000 hectáreas de selva por parte del gigante maderero malayo WTK (Wong Tuong Kwong), un enorme conglomerado trasnacional, con más de 70 compañías subsidiarias que producen papel y laminados de madera, además de jugosos negocios inmobiliarios y minería. Por lo menos la mitad de las 313.000 hectáreas que WTK había comprado, pertenecían en realidad a los Deni. Sin embargo, los aborígenes nunca fueron informados de esta transacción hasta dos años más tarde, cuando un equipo de Greenpeace alcanzó las remotas aldeas del Río de Cuniuá, en la cuenca del Río Purus de la Amazonía Meridional.

SEIS NOMBRES PARA EL VERDE
“La primera dificultad que tuvimos que vencer fue cómo explicarle a los Deni -que tienen poco contacto con el resto del mundo-, que no eramos misioneros ni exploradores sino ecologistas. ¿Cómo les explicábamos que son los ecologistas”, recuerda Paulo Adario,director de la campaña amazónica de Greenpeace. “Intentamos traducir las palabras “verde” y “paz” que conforman nuestro nombre, pero los Deni tenían seis vocablos diferentes para el verde”, dice con cierto aire de Indiana Jones este ex periodista de los diarios O Globo y Jornal do Brasil, que desde hace 12 años está abocado a la preservación de la Amazonia. Adario está amenazado de muerte por los traficantes de caoba, una madera semi preciosa en vías de extinción. Después del asesinato de Chico Mendes, el líder sindical y ecologista asesinado en 1988 en la Amazonia, estas cosas se toman en serio en la región. Adario usa un vehículo blindado y chaleco antibalas en Manaus. 3
Cuando la WTK intentó comenzar a talar en la zona para producir enchapado, que sería exportado por su subsidiaria Amaplac, con base en Manaus, los Deni comprendieron que la demarcación, es decir, el reconocimiento oficial de los derechos sobre su territorio, era el único camino para mantener a WTK y a otros invasores, fuera de los límites de su tierra natal y pidieron ayuda a Greenpeace. Para realizar la demarcación, los Deni aprendieron a manejar teodolitos y sistemas de posicionamiento satelital (GPS) y adquirieron una clara noción sobre los limites de su territorio.
Hace dos años los Deni iban a anunciar al mundo el comienzo de la demarcación, pero el destino les jugó una mala pasada: el día en que se iba a realizar la conferencia de prensa vía satélite, dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York. Era el 11 de setiembre de 2001 y bajo los escombros de esa jungla de acero y cemento también quedaron sepultados los sueños de los Deni.
Justo cuando estaban a punto de ser escuchados, los desheredados de la selva fueron nuevamente condenados al silencio. ¿eran víctimas indirectas del ataque de Osama Bin Laden?
La respuesta es no: En 1500, cuando los portugueses desembarcaron en lo que hoy es Brasil, la población indígena se estimaba en 3 millones y medio de personas. Según los datos mas recientes, en 1997 quedaban 325.652 indígenas de 206 naciones. Según el antropólogo Darcy Ribeiro, 55 tribus indígenas desaparecieron en la primera mitad del siglo XX.
Los Deni han tenido tan poco contacto con el hombre blanco que la primera mención apareció recién en 1942. Tapa, uno de los jefes de la Villa Visagem, cuenta su historia de la nación Deni - que él llama Madija Deni: “las armas y enfermedades del hombre blanco causaron numerosas muertes, pero también recuerdo las luchas entre los propios clanes, Kamuvari fue el nombre que se dio a los asesinos de los Varasa Deni y Huve.”. Aún hoy los Deni temen a algunos de sus vecinos como los feroces Suruaha, que vagan desnudos por la selva y se suicidan antes de cumplir los treinta años para acceder al mejor de los cuatro cielos que les espera en la otra vida.
Se dice que el nombre del río Amazonas viene de los fantasmas de los aventureros portugueses que, en 1539 salieron a descubrir el río y tuvieron que enfrentarse a unos indios mandados por mujeres terribles: las amazonas de la mitología griega. Un cura miembro de la expedición, relató la escena: "Las vimos combatir delante de los indios y luchar tan valerosamente que los indios no osaban darles la espalda. Porque ellas mataban a golpe de clava a los que huían ante nosotros.. Estas mujeres son muy blancas y altas, están muy musculadas y van completamente desnudas con arcos y flechas en las manos".
Alguien, tal vez fue el escritor Norman Mailer- dijo alguna vez que no hay ateos en las trincheras. Creo que tampoco hay ateos en la selva. En el mejor de los casos, su majestuosidad inspira sentimientos religiosos o místicos- En el peor, alucinaciones y delirios que se potencian con las picaduras de millones de insectos, las fiebres de las enfermedades endémicas y el calor abrasador.
El río Caimán es considerado un lugar sagrado: allí los madereros que talan especies protegidas se encomiendan a los dioses para que los protejan en su trabajo clandestino
Con sólo navegar por estas aguas uno accede al misterioso mundo de la selva en el que hay arboles que en épocas de crecida tienen sus troncos a diez metros bajo el agua. Es un mundo simple y complejo a la vez. Es tan simple como la existencia de las arañas que viven en las ramas secas de esos árboles. Es compleja como las telas que esas arañas tejen a escasos milímetros del borde del agua. Es un permanente y delicado ejercicio arquitectónico que permite entender algunos de los misterios de la vida y la lucha por la subsistencia en una de las últimas regiones vírgenes del planeta-
La protección de la Amazonia, dice Paulo Adario, es la prioridad número uno de Greenpeace en el mundo. Un solo dato lo explica: en 1970 sólo el 1% de la Amazonia estaba desforestada. Treinta años después, la desforestación ya había alcanzado al 16% de la selva. En total se trata de 630 mil kilómetros cuadrados (más que todo el territorio francés) que ya fueron arrasados.

GENTE MENUDA
Los Deni son gente menuda: ninguno supera el metro sesenta de altura, son pacíficos y amigables. Sólo un puñado de varones habla portugués. Como el cacique no lo habla, Saravi – su hijo y heredero-, que participó en el Foro Social de Sao Paulo, oficia de cacique "for export". Sobre una remera con el logo de Reebok en el pecho, Saravi luce un collar de dientes de mono que el mismo ha cazado y que denotan su autoridad. En un portugués más que precario dice que está contento con la demarcación de las tierras: "Ahora sólo Denis van a estar en tierra Deni." Si uno no piensa en los jejenes, los mosquitos, las hormigas y el calor de 40 grados, la aldea es un lugar apacible. La casa de Ukekeni es una choza elevada del suelo sobre troncos y abierta por los cuatro costados .Tienen piso de caña y techo de hojas de palmera-. Los únicos muebles son las hamacas que se despliegan de noche y las ollas de aluminio que relevaron a las de arcilla que ellos mismos hacían. A la hora de dormir y comer, hombres y mujeres lo hacen por separado. El incesto está prohibido, pero los Deni tienen una solución curiosa para el adulterio y la infidelidad: la tradición estipula que un marido engañado puede vengarse de un traidor durmiendo con su esposa. De esta manera se evita los resentimientos en la tribu y hasta el más cornudo se siente nuevamente un igual con todos..
Normalmente una mujer Deni nunca habla con un descomconido. Los hombres se ponen igualmente incómodos si una mujer blanca les dirige la palabra. Vichuharu no sabe su edad, pero adivino que ronda los 40. Mientras intento conversar, ella amamanta a Builini, un varón de dos años. “Tengo otros tres hijos que ya están casados y tienen hijos. Una de ellas, Asiva, de 16 años , está casada con Vaisuvi. Vichuharu, la abuela que amamanta tiene una risa contagiosa aunque no parece comprender porque me resulta llamativo que una abuela todavía amamante
Las chozas están alineadas en círculo y el centro sirve de cancha de fútbol y pista de baile de "forró", un ritmo del nordeste que brota de una radio a bateriúas y a un desconocido le le suena como una mezcla de cumbia y ranchera. Para la fiesta, las mujeres jóvenes tienen se pintan con urucum y jenipapo, el jugo negro de una fruta que tiñe la piel por una semana.
El matrimonio es un trámite muy simple en la selva: los hombres salen de caza o se adentran en el bosque a buscar patauá (una fruta que produce una bebida alcoholicai); sólo las mujeres y un par de ancianos se quedan en la aldea. Los ancianos llevan la hamaca del novio y la cuelgan al lado de la de su futura esposa. Eso es todo. Cuando los hombres vuelven del bosque, se anuncia la boda. Es tiempo de fiesta y de comida abundante, y la nueva pareja vive con los suegros hasta el nacimiento del primer hijo.
Durante el embarazo, los padres no pueden comer huevos y se alimentan solo de pequeños peces. Deben seguir manteniendo relaciones sexuales hasta el último momento, para que el niño nazca fuerte. La mujer Deni da a luz sola, en el bosque. Ella corta el cordón umbilical, limpia al niño y lo lleva a casa. El marido entierra la placenta y luego construye su propia casa.
Al menos en términos occidentales, los Deni no son mayormente demostrativos. Hombres y mujeres no se besan ni abrazan en público ni hablan de sentimientos como el amor. "En algunas aldeas como Visagem, hay tan pocas mujeres que las niñas son prometidas en matrimonio a los ocho años", cuenta Luisa, una antropólogra brasileña que trabaja desde hace tres años con los Deni.
Las niñas pueden casarse desde que tienen la menstruación,pero deben pasar por una ceremonia de iniciación. Una semana antes de tener el primer período es recluida en una casa cerrada y no come prácticamente nada. Si mira a un hombre, una víbora lo va a a morder.

LOS DARDOS DE KAKUVA
"Un disparo certero y la presa cae muerta”, dice Kukuva acariciando el collar de dientes de mono que lleva al cuello. Kakuva es padre de seis hijos y un experto constructor arcos, flechas y cerbatanas. No oculta su orgullo de artesano de precisión cuando explica los secretos de su trabajo en un mal portugués que acompaña con mímica:“los dardos están hechos de pataua (palmera) y el veneno viene de una liana". "Usamos las armas para soplar (cerbatanas) y los dardos para cazar pájaros y animales pequeños. Los rifles y los arcos y flechas para cazar animales grandes", dice.
Kakuva se mueve como un felino en la selva mientras susurra los nombres de los árboles que Va señalando con la punta del machete: muratinga, copaiba, jacarandá, paurosa, cedro, iatuba, louro. samauma y virola. Le pregunto porqué en lugar de cazar monos no se alimentan de la carne de yacare y Kakuva responde que los Deni respetan al yacaré: "si uno caza un yacaré adulto los hijos del cazador desaparecen", afirma cortante. Respetan al yacaré, pero el único animal que los Deni consideran malo es el jaguar, simbolo del fuego.
Cada vez que Kakuva trepa sobre un tronco caído, sus pies descalzos se aferran a las superficies más resbaladizas desafiando la ley de la gravedad. La humedad y el calor son sofocantes. Cuando le digo que tengo sed Kakuva se detiene y señala un árbol. Golpea el tronco con el machete y el agua que se ha conservado limpia y fresca brota como si hubiera anierto una canilla.
--"Amisharu", le digo. En lengua arawa quiere decir "gracias".
Kakuva inhala rape, un suave alucinógeno hecho de hojas de tabaco tostado y cenizas de la corteza del árbol de pupui, que hombres, mujeres y niños, consumen desde el amanecer hasta la hora de dormir.a. Para mi, el efecto es similar a inhalar pimienta y la ñunica sensación extraña fue un terrible dolor de garganta.
Kakuva me explica su teoría sobre la Creación: cree que el hombre desciende de un lagarto parlante que vomitó a las distintas tribus indígenas.

LOS SHAMANES Y EL SARAMPION
Los hombres más poderosos de la aldea son los zupinehe, los shamanes Tal vez porque conocen el poder de las palabras, Kuaman es un shaman de pocas palabras. Cuando habla todos lo miran con gesto reverencial y guardan un respetuoso silencio. Según la tradición Deni, los shamanes pueden comunicarse con las almas, y sus espíritus pueden abandonar los cuerpos y viajar. Para sanar, los shamanes sacas piedras de sus cuerpos, y las colocan en las personas enfermas. Después las saca succionando. Además de curar, el zupinehe es responsable de mantener la armonía entre el el cuerpo y el alma. “Sólo los Deni pueden curar las enfermedades Deni y sólo el zupinehe puede combatir la brujería”, dice Kuaman.
En algunas de las aldeas Deni, principalmente en las del río Xeruã, no queda ningún shaman vivo.
En 1990 la mitad de los integrantes de la tribu Deni murió de sarampión. Para explicar las misteriosas muertes por sarampión, utuilizan una palabra en portugues: feitiço (hechizo). Cuando los Deni vieron que el poder de los shamanes no podía con las epidemias de sarampión y otras enfermedades de los blancosm se deshicieron de ellos: los cortaron en pequeños trozas que esparcienron por lugares distantes para evitar que reencarnen en otro cuerpo.

EL VIEJO KAZUPANA.

Durante el auge y el posterior declive de la demanda de caucho de la Amazonía a finales de la Segunda Guerra Mundial, la economía tradicional de subsistencia de los Deni quedó seriamente afectada. El injusto sistema de intercambio de caucho por bienes industrializados como rifles y sal, dio origen a un círculo vicioso de deudas y dependencia que todavía perdura.
Más tarde, la invasión de la industria maderera también trajo otras epidemias, como la gripe o el sarampión, y generó serios conflictos entre madereros e indios sobre el uso de la tierra, el comercio y el trabajo. En 1992, una epidemia de sarampión mató a 67 Deni que se habían unido a las actividades madereras.
Cuando pregunté quien era el más anciano de la tribu me señalaron a Kazupana y me dijeron que debía tener como 75 años, pero en verdad no superaba los cincuenta. Por su edad, Kazupana ha sido testigo de la historia de las relaciones entre los Deni y los blancos.. “Muchos blancos vinieron. Se llevaron nuestro aceite de copaiba, nuestro caucho, el chicle y la madera. Ser llevaron todo lo nuestro y ahora vuelven para llevarse la tierra"
Los Deni, que hasta hace poco desconocían el valor del dinero, no saben como tasar sus productos. y son constantemente estafados. El principal producto comercializado por los Deni es el aceite que extraen del árbol de la copaíba y que se utiliza como fijador en la industria farmacéutica y cosmética. El regateador, que es el barquero que les vende a los Deni la sal, el combustible y otros productos industrializados, paga 1.50 reales por el litro de aceite de copaíba, mientras en Manaus lo vende a 8.00 reales.
Después de varias reuniones entre Greenpeace y  el coloso maderero WTK que se llevaron a cabo en Manaus y Londres, la compañía declaró públicamente que ellos no explorarían las 1,530,000 hectáreas del de la tierra Deni y que no lucharían judicialmente contra los procesos de demarcación.

LOS UNDIOS NO VOTAN
Los trabajos de demarcación terminaron esta semana. Alrededor de las tierras se abrió una huella de tres metros de ancho y 915 kilómetros de largo. A cada kilómetro hay un cartel con la leyenda "Gobierno Federal. Ministerio de Justicia. Tierra protegida. Acceso prohibido a personas extrañas". Ese cartel servirá para evitar que madereras, mineras, pescadores o cazadores intenten explotar las tierras Deni. No impedirá, sin embargo, que indios de otras tribus que tampoco hablan portugués y desconocen qué es la ley penetren en sus tierras.
A pesar de que la actual Constitución brasileña reconoce los derechos históricos de los aborígenes, ´los Deni, al igual que el resto de los indígenas brasileños no votan porque son considerados incapaces y están bajo la tutela del Estado. Esto ilustra las contradicciones quue signan las relaciones entre los dos mundos. Entre los antropólogos brasileños hay dos escuelas: la mitad opina que lo mejor que se puede hacer por los indígenas es no hacer nada, mientras que la otra mitad argumenta que una vez establecido el contacto, el Estado debe asumir sus responsabilidades.
A la hora que baja el sol los loros y guacamayos comienzan a chillar anunciando la llegada de la noche. La oscuridad se traga la selva y el rio. Solo la luna y los ojos de los yacares al acecho iluminan la noche. El río huele a madreselva. Hace pocas horas abandonamos Manaus, pero el Amazonas es otro mundo.


RECUADRO
EL GIGANTE MADERERO

Wong Tuong Kwong (WTK) es un conglomerado multinacional con sede en Malasia que tiene sunsidiarias en más de 70 países. La empresa fundada en la década del ´60 por Datuk Wong Tuong Kwong opera en el sector maderero, industria del papel, explotación minera, seguroes y negocios inmobiliarios. La WTKtiene concesiones madrereas en Malasia, Camerún, República Centroafricana, Papua Nueva Guinea, Camboya, Burma y Brasil. En Brasil su filial local compró en 1995 la mayoría de la empresa Amplac especializada en laminados y enchapados.
Originalmente, el gigante malayo planeaba aserrar 210,000 hectáreas en sus propiedades cercanas a los ríos Juruá y Purus.
La WTK se ha ganado una pésima reputación en el trato con culturas indígenas. En 1987 fue acusada y condenada por tribunales malayos por abusos contra la población nativa. En 1991 los accesos a los aserraderos de la WTK fueron bloqueados por otra comunidad indígena. En Papúa Nueva Guinea la WTK violó 32 de los 42 requisitos ambientales y sociales que incluían la obligación de construir agyua potable, puestos sanitarios en sus explotaciones.
Diario El Independiente
267 21/08/2003



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