Su objetivo prioritario es localizar a Osama bin Laden, transmitir su paradero a las fuerzas de inteligencia y después capturarlo vivo o muerto. Es la misión que George W. Bush ha encomendado a las unidades norteamericanas Delta Force, Navy Seal y el Servicio Especial Aéreo británico (SAS). Delta Force es la unidad militar más secreta del mundo, sus miembros son reclutados entre otras fuerzas de elite, como los boinas verdes o los rangers, y su base de operaciones está en Fort Bragg (Carolina del Norte).
Por Walter Goobar
Su objetivo prioritario es localizar a Osama bin Laden, transmitir su paradero a las fuerzas de inteligencia y después capturarlo vivo o muerto. Es la misión que George W. Bush ha encomendado a las unidades norteamericanas Delta Force, Navy Seal y el Servicio Especial Aéreo británico (SAS). Delta Force es la unidad militar más secreta del mundo, sus miembros son reclutados entre otras fuerzas de elite, como los boinas verdes o los rangers, y su base de operaciones está en Fort Bragg (Carolina del Norte). Sus actividades son tan secretas que ni sus familiares saben con precisión a qué se dedican.
De hecho, la existencia de la élite de la élite de estos grupos de combate, la llamada Delta Force, no es reconocida por el propio Ejército norteamericano, ni sus miembros figuran en las planillas de sueldo pese a haber participado en el fallido intento de rescate de los rehenes en Teherán en 1980; en la invasión de la isla de Granada en 1983 y en la de Panamá en 1989. Su misión fue rastrear el paradero del general Noriega, que escapó en varias ocasiones y acabó refugiándose en la Nunciatura del Vaticano en Panamá hasta que se entregó a las autoridades de Washington. Durante la Guerra del Golfo, en 1991, actuaron detrás de las líneas iraquíes en la destrucción de los lanzadores de misiles Scud. Entrenados especialmente para combatir grupos terroristas o guerrilleros, miembros de este grupo habrían sido los encargados, en 1993, de asesinar al jefe narcotraficante colombiano Pablo Escobar. En los últimos años, los Delta recibieron del presidente Bill Clinton la orden de prepararse para dar un golpe contra Bin Laden, pero la misión fue suspendida por temor a la posibilidad de sufrir numerosas bajas.
No caben dudas que los comandos aliados pueden llevarse sorpresas en el combate contra estos guerreros de la Edad Media: “Los talibán son musulmanes devotos, pero no fanáticos. En términos de su eficiencia como ejército, uno de los problemas es la influencia de los mullas”, afirma Tim Carew un paracaidista de las fuerzas especiales británicas que entrenó a los afganos durante la guerra contra los soviéticos. “La doctrina religiosa”, -explica carew-, sostiene que es un gran honor morir en una guerra Santa y que desde el momento que uno se enrola como soldado uno está muerto: cada día es tiempo prestado de la muerte gloriosas en la que uno toma asiento a la derecha de Alá. Son temerarios y toman riesgos que los soldados occidentales jamás tomarían”, dice Carew que es autor del libro Jihad, la guerra secreta en Afganistán.
Apenas un puñado de comandos aliados participará ahora en las eventuales incursiones para capturar a Osama Bin Laden: los comandos actúan en grupos pequeños, de unos cuatro hombres, y su medio de transporte natural es el helicóptero, en particular los Pave Low, Little Bird, Black Hawk y el ultrasilencioso MH-60. El favorito de las fuerzas de comandos es el Black Hawk, construido por la Sikorsky que, en su versión más moderna, cuesta unos 11 millones de dólares. Este aparato fue construido en 1979, pero fue gradualmente modificado hasta convertirse en el más grande: es capaz de transportar a 14 comandos con todo su equipo y dos ametralladoras de 7.62 mm.
El MH-53J/M Pave Low puede llevar a 38 efectivos y tiene más autonomía de vuelo que el Black Hawk. También fabricado por la Sikorsky, su costo es de 27.5 millones de dólares. Fue utilizado ampliamente en Irak inmediatamente antes de la Guerra del Golfo para transportar misiones de reconocimiento.
“Otro problema es el clima”, advierte el ex instructor de los talibanes: “hacia fines de mes comienza el invierno. Primero llueve, depués nieva y hacia fines de mes uno tiene la nieve a la altura del cuello. Una travesía que durante el verano lleva tres días llevará diez días en invierno. Las heladas y la neblina impiden que los helicópteros actúen”, dice Carew.
Las operaciones típicas —como las que podrían registrarse en Afganistán— comienzan desde el aire, donde aviones espía del tipo RC-135 y U2 rastrean comunicaciones electrónicas que puedan delatar la presencia del enemigo. Una vez establecido el blanco, se organiza rápidamente la acción de "inserción-extracción" que llevará a los comandos hasta el blanco en tierra y deberá sacarlos de allí vivos.
Los elegidos para llevar a cabo las misiones más peligrosas son los famosos "Boinas Verdes" del Ejército, posiblemente el grupo de élite mejor entrenado del mundo. Muy celebrada en Estados Unidos, esta fuerza cuenta con 5 mil hombres y fue creada a principios de los sesenta por el presidente John F. Kennedy.
"Como su nombre lo indica, las fuerzas especiales deben enfrentar situaciones de combate que no se encontrarán en los manuales", afirman los expertos de SpecialOperations.com., revista electrónica especializada en temas bélicos.
Según la propaganda estadunidense, los Boinas Verdes tienen un extremado entrenamiento físico, una sofisticada disponibilidad de armas, y son capaces de llevar a cabo arriesgadas operaciones de guerra psicológica. Tal fue una de sus funciones durante la Guerra del Golfo cuando entraron en territorio iraquí para distribuir billetes falsos de la moneda local que, en uno de sus lados, llevaban instrucciones sobre como rendirse a las fuerzas aliadas.
En sus operaciones utilizan equipos de radio, como el AN/PRC-137, pequeños paneles solares que les proporcionan electricidad, cámaras de visión nocturna PVS-7 y diferentes tipos de armas, como rifles M16A2 o carabinas M4A1.
Sus miembros se reclutan dos veces al año de entre otras fuerzas especiales como los Boinas Verdes o los Rangers, y sólo el 10% de los que se apuntan son elegidos. Uno de los rechazados fue Timothy McVeigh, el ultraderechista norteamericano, veterano de la Guerra del Golfo que expresó su frustración por no haber conseguido entrar a los Boinas Verdes volando el edificio federal de Oklahoma.El entrenamiento es extenuante y exhaustivo y sus unidades reciben el mejor equipo disponible en comunicaciones y armamento. Tienen su base en Fort Bragg, en Carolina del Norte, y se calcula que la integran unos 2.000 soldados.
Especializados en operaciones antiterroristas, pueden realizar tareas de reconocimiento y de recogida de información, pero la Delta Force no toma prisioneros. Su trabajo es buscar al enemigo y matarlo. Para los comandos, lo de guerra limpia es una ficción. Todas las guerras son sucias.
Según Tom Carew, los comandos aliados corren el riesgo de repetir los errores de los soviéticos y convirtiéndosee en presa facil para los afganos que conocen las montañas como la palma de la mano o la planta del pie: “los afganos usan sandalias hechas con neumáticos usados, por lo que la huella de una bota norteamericana es como un cartel de neon para un talibán. Una vez identificados, los soldados rusos eran tiró al pichon para los afganos a quienes Carew les enseñó las técnicas de emboscada: “Los afortunados morían al instante. Los que tenían mala suerte eran torturados y mutilados antes de morir. En esa región uno no puede invocar las Convenciones de Ginebra”, dice Carew quien afirma qie los norteamericanos les enseñaron t´çecnicas de terrorismo urbano que incluía la preparación de coches-bomba
Los encargados de llevar a los Boinas Verdes hasta la zona del blanco elegido y luego sacarlos de allí sanos y salvos son los Comandos de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea: soldados entrenados para volar helicópteros a muy baja altura y actuar en la oscuridad. Son los mismos que ingresan a territorio enemigo antes de los ataques de artillería a gran escala para señalar los objetivos, y los que salen en primer lugar al rescate de los pilotos caídos mientras se alistan los helicópteros ambulancia.
Tom Carew, el paracaidista de las fuerzas especiales británicas que entrenó a los afganos para luchar contra los invasores soviéticos afirma que los aliados tendrán que embarrarse las botas: “A los afganos nada les importa. Han peleado asi durante 200 años, moviéndose de aldea en aldea, con pequeñas bases en todo el país y hoyos donde todo puede enterrarse. Los afganos sólo llevan su arma, tres cargadores y un poco de pan enrollados en la espalda. Esto les permite moverse con mucho menos equipo y más liviano que cualquier ejército occidental. Para un ejército extranjero será muy dificil establecer una línea de aprovisionamientos. Llevar comida y agua a traves de esas montañas sería una locura. Un soldado quema entre 4.000 y 5.000 calorías diarias pero los afganos viven con mucho menos.”, dice Carew.
Si las cosas se ponen complicadas para los Boinas Verdes, la fuerza especial que acude al rescate es la de los Rangers, el grupo de élite de la Infantería, que integran apenas 2 mil hombres. Especializados en aprovechar el factor sorpresa (están entrenados para saltar desde helicópteros ultrasilenciosos), los Rangers son los elegidos para las operaciones "imposibles", según dicen en el Pentágono. Sin embargo, fueron ellos los sorprendidos en Mogadiscio, Somalia, en 1993, cuando dos de sus helicópteros fueron derribados por guerrilleros somalíes entrenados por Bin Laden. Murieron 18 Rangers.
Sin embargo, las autoridades militares estadunidenses se jactan en voz baja de un hecho que demuestra la fuerza letal de los Rangers: a pesar del traspié, en Mogadiscio causaron 20 veces más bajas entre los milicianos de los señores de la guerra somalíes. Se prevé que en Afganistán pueden ser los encargados de tomar y asegurar zonas que después serán utilizadas por los aviones estadunidenses.
La Marina de EE UU cuenta también con fuerzas especiales como las SEAL, creadas en 1943 y famosas por sus operaciones anfibias en Normandía y en el Pacífico durante la II Guerra Mundial. Su equipo número 6 está especializado en antiterrorismo y ayudó a rescatar al presidente Aristide de Haití en 1991. Los Seals estuvieron en el Golfo Pérsico entre 1987 y 1990 y en la Operación Tormenta del Desierto (1990-1991), donde utilizaron por primera vez su vehículo DPV, un futurista coche todoterreno capaz de acceder a los terrenos más inhóspitos del mundo.
El armamento reglamentario de un soldado de las Seals incluye una pistola Colt .45, una Sig Sauer P226, una Heckler & Koch P9S de nueve milímetros o una Smith & Wesson 357, un arma que está desapareciendo de su arsenal pero a la cual siguen siendo fiel muchos comandos de la marina por su construcción en acero, que la hace compañera ideal de los buzos. Entre las armas largas cuentan con los tradicionales fusiles M16, los rifles de asalto Colt 727 y los M16/M203, que combinan al célebre fusil con un lanzagranadas de 44 mm. También disponen de subametralladoras compactas Heckler & Koch MP5 y ametralladoras M60, M2Hb y MK16. Una de sus especialidades: las demoliciones, serán de gran utilidad para intentar hacer salir a los combatientes de Bin Laden de sus escondites en las casi inexpugnables cuevas afganas.
GUERRA DE TUNELES
Si quieren encontrar a Bin Laden, los comandos norteamericanos y británicos deben prepararse para librar una guerra de túneles en los laberintos ubicados debajo de las montañas afganas. En las cuevas de Zhawar cerca de la frontera paquistana los afganos inflingieron a las tropas rusas las mayores pérdidas durante los diaz años de ocupación.
La experiencia más reciente de los norteamericanos en la lucha de tuneles se remonta a Vietnam hace ya más de 30 años en que las “ratas de los túneles se especializaron en arrastrarse por las cuevas construidas por los vietcong con una pistola 45 en la mano. Aunque los comandos aliados están mejor equipados que los rusos, “la lucha en cuevas es un trabajo sucio, insalubre e inhumano”, dice Michael Clarke, director del centro de estudios de defensa del King's College de Londres.
La semana pasada los aviones B-2 y B-52 bombardearon cuevas para destrozarlas, Sin embargo, las cuevas de Zhawar , excavadas por Bin Laden y utilizadas como refugio durante el ataque misilístico norteamericano de 1998, han soportado los recientes ataques con bombas anti-bunker. Lo mas probable es que los aliados sellen las entradas y coloquen sensores infrarojos y radares para detectar donde se esconden los taliban. Es probable que usen musica ensordecedora y gases para hacerlos salir, por ingresar a las cuevas sería el último recurso.
Según Charles Heyman, editor de la guía Jane's World Armies, afirma que la única manera de tomar esas cuevas “es gasear a sus ocupantes y después volar las entradas para encerrar adentro a a cualquiera que haya sobrevivido”.
Las cuevas de Zhawar se cobraron la vida de de centenares de soldados rusos y de sus aliados afganos cuando quisieron tomarlas en entre 1985 y 86. Los mujaidines afganos también derribaron 24 helicópteros durante esa batalla.
Había 41 cuevas. Todas tenían electricidad. Había un hospital con equipamiento nortea americano, una mezquita de ladrillos, una biblioteca y hasta un hotel”, cuenta el coronel Viktor Kutsenko, que participó en la captura de las cuevas. “Nuestra aviación había bombardeado la zona”, escribe Kutsenko, "pero el hotel y las cuevas segían intactas."
La Fuerza Aérea dispone de sus propios comandos, entre ellos los llamados nightstalkers (cazadores nocturnos), expertos en infiltrarse en territorio enemigo antes de que empiece la campaña aérea y guiar a los aviones a localizar objetivos.
A las fuerzas especiales de EE UU hay que sumar las británicas de las SAS, compuesta por cuatro escuadrones de unos 50 o 60 soldados cada uno. Fueron ellos quienes liberaron a los rehenes de la embajada iraní de Londres en mayo de 1980, una operación que se realizó frente a las cámaras de televisión que cubrían el secuestro. También estuvieron presentes en la guerra de las Malvinas (1982) y en Kosovo (1990). Sus trajes negros están equipados con máscaras de gas que les permiten respirar cuando lanzan bombas de humo en sus ataques, casi todos realizados bajo el manto de la noche. Entre su armamento destacan las pistolas de 9 mm. que suelen llevar en las piernas y las subametralladoras MP5, equipadas con una linterna que les sirve de guía.
Las SAS actuaron en el entrenamiento de los guerrilleros afganos que combatían a los soviéticos, en la guerra del Golfo y en la captura de criminales de guerra en Bosnia. Su lema: 'Quien arriesga gana'.
REVISTA VEINTITRES
18/07/2003