La escalada militar británica en el Atlántico Sur responde a la cerrada negativa del gobierno de David Cameron para buscar una solución diplomática negociada para un conflicto colonial.
Walter Goobar
A mediados de marzo, el contraalmirante Sir John Forster Woodward , responsable de la Fuerza de Tareas británica que hace 30 años derrotó a los argentinos, disparó una salva de munición gruesa contra el gobierno de David Cameron: Sir Woodward –que es conocido como Sandy– declaró al diario Sunday Telegraph que “debido a los recortes en el presupuesto de defensa, Gran Bretaña no podría recuperar hoy las islas Malvinas”. Haciendo alarde del cáustico humor británico, Woodward remató diciendo que la Armada Real era “tan útil como la Armada suiza”, un país que carece de fuerzas navales.
La andanada de Woodward se produjo tras los recortes de defensa que han dejado a la Royal Navy sin un portaaviones hasta el 2020. “Si hubiéramos estado en esta situación en 1982, las Falklands serían las Malvinas. No las hubiésemos podido recuperar”, le dijo al Sunday Telegraph.
Por su parte, el mayor general Julian Thompson, comandante de la brigada de los Royal Marines durante el conflicto, le agregó una dósis de dramatismo cuando dijo que las islas están en una situación vulnerable a causa de los recortes presupuestarios, por lo que sería “el fin de la historia” si las fuerzas argentinas tomaran la base británica en la Isla Soledad. Thompson le dijo a The Times a principios de este mes: “Los argentinos tienen una brigada de marina. Tienen una brigada de paracaidistas y buenas fuerzas especiales. Todo lo que tienen que hacer es llevar a esos muchachos a las islas durante el tiempo suficiente para destruir los aviones Typhoon de la Fuerza Aérea británica y ese sería el final del juego.”
Lord West, el capitán de fragata Alan West, que comandó el HMS Ardent, hundido durante la guerra, dejó de lado los modales de Caballero de Su Majestad, cuando dijo que “el gobierno de David Cameron debe estar loco para reducir el número de fragatas y destructores a 19, es decir, sólo una más de las 18 maves hundidas o dañadas en el conflicto de 1982”. Y agregó: “En el primer mes de combates, tuvimos cuatro hundidos y 14 dañados. Eso te hace pensar. Parece que hemos olvidado que cuando se lucha se puede perder. Aquí estamos con 19 fragatas y destructores. ¿Están locos? ¿Cómo han permitido que esto suceda?”, remató West al referirse al conflicto que se cobró la vida de 255 soldados británicos y 649 argentinos.
En la actualidad, Malvinas se ha constituido en uno de los cinco principales enclaves militares extranjeros del hemisferio occidental, y funciona en conexión con la red mundial de bases de control y espionaje que la Otan tiene en el planeta. La fortaleza del Atlántico Sur dispone de una estación naval de aguas profundas –llamada Mare Harbour–, donde atracan submarinos atómicos. Los buques y aeronaves militares que van y vienen desde Gran Bretaña, vía Isla Ascensión, son portadores de misiles Tomahawk y el gobierno argentino sospecha que también están equipados con armas nucleares.
Una fuente de inteligencia extranjera que habló con Miradas al Sur bajo condición de que se respetara su anonimato describió de manera pormenorizada de qué manera están compuestas las fuerzas británicas en Malvinas:
-Fuerzas terrestres: 500 hombres del Regimiento Princesa de Gales; una companía de infantería. un escuadrón de ingenieros, una unidad de señaleros y también está presente un equipo de zapadores del Regimiento 33 de Ingemieros. A eso se agrega una fuerza de policía.
-Fuerza Aérea: Cuatro aviones de combate Typhoon, un VC-10 para reaprovisionamiento de combustible en el aire, y un Hercules C3 para reconocimiento, también están presentes dos dos helicópteros Sea King para búsqueda y rescate.
-Armada Real: Destructor HMS Danutless remplazando a la fragata HMS Montrose, el velero de patrullaje HMS Clyde River Class y una alta probabilidad de un submarino táctico tipo Trafalgar o Astute.
La referencia –por parte de esta fuente extranjera de inteligencia– a “la altísima probabilidad de la presencia de un submarino táctico tipo Tragalgar o Astute en el Atlántico Sur”, no es menor. El especialista en temas militares Horacio Calderón, que durante mucho tiempo estuvo en contacto con el tema submarinos porque fue representante en países del Medio Oriente de los Astilleros Domecq García, confirma que “hay una alta probabilidad de que haya un submarino desplegado en este momento en el teatro de operaciones de los británicos en el Atlántico Sur”, aunque aclara taxativamente que “la unidad es exclusivamente de la clase Trafalgar o Astute”. Aunque Calderón respalda a rajatabla la posición y exigencias del gobierno argentino en este conflicto, indica que “resulta importante aclarar que contrariamente a lo que se afirma, ninguna de las dos clases portan armas nucleares actualmente, y que lo único que es nuclear son sus sistemas de propulsión”.
Afirma asimismo que “sería distinto el cuadro de situación en el Atlántico Sur si en lugar de una de las dos clases de submarinos británicos potencialmente desplegadas (Trafalgar o Astute) la unidad perteneciera a la clase Vanguard. “Los cuatro submarinos clase Vanguard con que cuenta la Royal Navy conforman la fuerza de disuasión cuyas unidades sí están equipadas con misiles nucleares Trident 2 D5, capaces de lanzar hasta 12 cabezas de guerra a más de 4.000 millas y con una capacidad de error de unos pocos metros”, culmina, aclarando que los Vanguard en realidad están propulsados a vapor, ya que sus reactores convierten el agua en ese fluido gaseoso que conduce los motores y genera electricidad”.
Gran Bretaña posee submarinos ttácticos y estratégicos. Los submarinos tácticos, que son los que habitualmente surcan el Atlántico Sur, están propulsados por turbinas nucleares pero no están dotados de misiles con cabezas nucleares sino Tomahawk. La dotación de submarinos estratégicos británicos que están equipados con armamento nuclear es la siguiente:
- Cuatro submarinos Vanguard con cuatro torpedos Spearfish, que es el torpedo pesado que usan los submarinos de la Armada Británica. El arsenal de los Vanguard cuenta con hasta 16 misiles nucleares Trident D-5 (cada nave no porta más de 48 cabezas de guerra pero cada misil podría llevar hasta 12 cabezas tipo Miev, algunos Trident D-5 pueden ser configurados para cumplir un papel subestratégico. La dotación se completa con 48 misiles estratégicos (con menos de 160 cabezas de guerra en condiciones operacionales.
En la publicación especializada Defense Dateline Group, el británico Robert Knapp acusa de “alarmistas” a los veteranos mandos británicos y señala que las capacidades actuales de las fuerzas armadas argentinas son bastante menores en comparación con lo que eran en 1982. La Armada Argentina –escribe Knepp– se compone actualmente de cuatro destructores de clase Almirante Brown, tres submarinos diésel, nueve corbetas, un destructor tipo 42 convertido y una sola nave de carga anfibia. Esto debe compararse con una flota que, en 1982, poseía un portaaviones (el Veinticinco de Mayo) que brindaba apoyo aéreo con un grupo de A-4 Skyhawk y Trackers S-2, así como un crucero ligero armado (el hundido General Belgrano), cuatro submarinos de los cuales dos son de tipo moderno.
De hecho, la flota actual está limitada, con nueve corbetas armadas con misiles de valor dudoso en un nuevo conflicto.
Mientras tanto, el buque de asalto Tipo 42 sólo puede llevar a dos helicópteros Sea King, que restringen la velocidad a la que podría intentar descargar los 230 infantes de marina que puede transportar.
La Fuerza Aérea posee 34 aviones de combate Hawks A-4, aproximadamente 25 Mirage anticuados y una copia israelí de los jets Finger, 30 aviones Pucará de ataque y una variada colección de aviones de transporte y helicópteros. Esta fuerza es menor que la de 1982, que incluyó cerca de 50 Skyhawks, más de 40 variantes de Mirage y ocho bombarderos ligeros Canberra.
Diario Miradas al Sur
2012-04-05