Cuando fue detenido en Londres, Augusto Pinochet iba a coordinar los detalles de un importante negocio de armamentos con empresas británicas como la Royal Ordnance y la British Aerospace y a cobrar una comisión de 4,43 millones de dólares.
Por Walter Goobar
La detención de Pinochet en Londres puede transformarse en una verdadera caja de Pandora para el gobierno chileno. Nadie termina de comprender porqué el gobierno chileno y los partidos de la Concertación hacen una defensa a brazo partido del ex dictador y actual senador vitalicio. Las autoridades trasandinas sostienen que se trata de la defensa de principios de soberanía nacional, pero, al parecer, lo que se defiende es más que eso: el general de división del ejército británico, Alan Sherman, director general de la Asociación de Industriales Británicos de la Defensa, reconoció al diario mexicano Excelsior que Pinochet encabezaba una misión militar, que contaba con el conocimiento del gobierno chileno. Iba a coordinar los detalles de un importante negocio de armamentos con empresas británicas como la Royal Ordnance y la British Aerospace y a cobrar una comisión de 4,43 millones de dólares.
Según el periodista Rogelio García Lupo que ha rastreado los negocios non-sanctos del dictador, Pinochet "buscaba cobrar su comisión por la adquisición de tres barcos ingleses para la Armada de Chile". La gestión que realizaba en Londres, según García Lupo, "se traducía en gastos por 443 millones de dólares, con una comisión personal para Pinochet de 4,43 millones de dólares". Pero aquella no era la única "misión especial" de Pinochet en Inglaterra.
Dos de sus anfitriones eran las compañías Royal Ordnance y British Aerospace. Pinochet había logrado un contrato de coproducción del cohete Rayo entre la fábrica militar chilena, FAMAE y la Royal Ordnance de Inglaterra. Esta primera actividad conjunta es el punto de partida para un proyecto más vasto que incluye el reacondicionamiento de transportes blindados, transformados en unidades todo terreno, con capacidad para convertirse alternativamente en vehículos de transporte de tropas, carros artillados, centrales de comunicaciones, plataformas de defensa antiaérea y lanzamisiles y la comercialización de armas a nivel mundial.
Pinochet mantenía lazos con Royal Ordnance desde la guerra de Malvinas. Eso explicaría el porqué de tanto apoyo: uno de los principales accionistas de la British Aerospace es la familia real británica, y habría sido Pinochet quien, por intermedio de Margaret Thatcher, asesoró y sirvió de agente para que esa empresa adquiriera el 35 por ciento de las acciones de la compañía sueca Grippen, fabricante del avión de combate JAS 39. Estos contactos y asesorías, sumadas al apoyo encubierto que Chile brindó a Gran Bretaña durante la guerra de Malvinas, fueron la razón por la que Chile recibió en compensación 14 cazas de combate ingleses Hunter en junio de 1982, los que fueron a reforzar la base aérea de Cerro Moreno.
En 1998 el presupuesto para defensa alcanzó a los 3 000 millones de dólares, lo que ubica a Chile por encima del nivel promedio en América Latina. Eso ha convertido a Chile en un mercado atractivo para los comisionistas, intermediarios y agentes que pugnan por las adquisiciones de armamento. Durante los ocho años de la transición, la prensa chilena e internacional revelaron numerosos viajes secretos de mandos militares y funcionarios del ministerio de Defensa chileno para la adquisiciones de material bélico.
Los planes más ambiciosos de modernización de armamentos del Ejército incluyen la compra (ya negociada), de unos 130 tanques Leopard-1 A1/A1, que ya están en proceso de entrega. La Fuerza Aérea, por su parte, ha recibido veinticinco aviones Mirage M-5M Elkan, por un valor de ochenta millones de dólares, dos aviones de transporte (un Beechraft 200 turbohélice, y un birreactor Gulfstream III), un avión tanque Boeing 707, el primero de una serie de cazabombarderos Mirage duales, el primero de tres F-5 encargados, y el primero de veinticuatro Casa-101. También están evaluando el remplazo de una veintena de aviones A-37 antes del año 2000, con un presupuesto de quinientos millones de dólares Las alternativas posibles son el F-16, el F-18, el Mirage 2000-V, o el JAS 39 Gripen de Suecia, que tiene un costo unitario de cuarenta millones de dólares.
La Marina está embarcada en los proyectos de adquisiciones militares más ambiciosos y caros de los últimos treinta años. El más impresionante es la compra, por 438.500.000 dólares, de dos submarinos del consorcio franco-español Direction des Constructions Navales-Astilleros Bazán. Estos planes de modernización y compras cuentan con el respaldo de las autoridades civiles, que han acompañado a las misiones militares hasta los mercados internacionales, y han argumentado para justificar los gastos.
El de Londres no era el primer viaje de Pinochet ni la compra de armamentos era el primer negocio de esta naturaleza. Sin embargo, hasta la fecha, el gobierno chileno se ha negado a informar cuál era la verdadera misión que Pinochet cumplía en lo que ahora parece ser su último viaje.
20-08-2007