Además de semillas, parte del éxito económico se debe a que Monsanto cultiva influencia política. Aunque la empresa aporta sólo 200.000 dólares anuales a las arcas de los dos principales partidos, Monsanto ha desarrollado una riquísima estrategia de lobby, de la cual el futuro embajador de EEUU en Buenos Aires, Toby Moffett es uno de sus principales artífices.
Durante décadas, el gigante agroquímico Monsanto, ha aparecido en las listas que publican las revistas Forbes y Fortune sobre las empresas más rentables de los EEUU. Monsanto cultiva su imagen con una sofisticada campaña de relaciones públicas que tratan de perfilar a la multinacional como “una empresa amiga de los hombres de campo que está dedicada a luchar contra el ambre en el mundo. "Nos va bien porque hacemos el bien", es el lema de la empresa que aparece en avisos publicitarios y spots televisivos.
Pero la reputación de Monsanto a nivel internacional es mucho más controvertida. El año pasado la Unión Europea se movilizó en bloque para prohibir las importaciones de semillas transgénicas de soja y de la hormona de crecimiento bovina (rBGH). En los últimos meses Monsanto ha sido seriamente cuestionada en los países del Tercer Mundo por haber introducido la tecnología "Terminator" que convierte en estériles las semillas que las plantas producen. De esta manera sólo existe una primera generación de vegetales, creada en laboratorio. Los peligros para la agricultura y los ecosistemas son múltiples. En principio, los agricultores no podrán guardarse parte de la cosecha para ser replantada al año siguiente. Esta costumbre ancestral ahorra miles de millones de dólares al año a los granjeros de todo el mundo, en especial en los países más pobres, donde esta práctica es más extendida. Con la tecnología "terminator" los agricultores se verían obligados a comprar cada año las semillas a las empresas multinacionales, con el consiguiente desembolso dinero. Esto también previene al agricultor de crear sus propias variedades vegetales por medio de la hibridación de distintos tipos de plantas. La empresa también promueve las semillas Round-Up Ready que son más resistentes a los insectos, pero en realidad, las semillas geneticamente manipuladas están diseñadas para resistir a dosis altas de pesticidas, según denunciaron organizaciones ecologistas de todo el mundo.
Las prevenciones de los críticos van desde un posible desastre biogenético futuro al alterarse el equilibrio del medioambiente al ser afectados los cultivos tradicionales por las nuevas especies, hasta los efectos nocivos e impredecibles que sobre la salud humana en el mediano plazo podrian tener las nuevas especies genéticas al incorporarse a la cadena alimentaria.
Algunas de estas prevenciones son muy concretas. El cientifico Arpad Puzstai anunció en Gran Bretaña recientemente, haber comprobado en experimentos de laboratorio, transtornos inmunológicos en ratas alimentadas con papas transgénicas.
El futuro embajador de EEUU en Argentina, Toby Moffett fue el lobista de Monsanto que logró que los europeos aceptaran plantar el maiz de Monsanto
Además de semillas, parte del éxito económico se debe a que Monsanto cultiva influencia política. Aunque la empresa aporta sólo 200.000 dólares anuales a las arcas de los dos principales partidos, Monsanto ha desarrollado una riquísima estrategia de lobby, de la cual el futuro embajador de EEUU en Buenos Aires, Toby Moffett es uno de sus principales artífices.
En 1997, el gigante agroquímico invirtió cuatro millones de dólares para hacer lobby ante el Congreso y la Casa Blanca en temas vinculados con la presión fiscal, los subsidios a la agricultura y las leyes sobre desechos tóxicos y seguridad alimentaria. Probablemente ninguna otra empresa estadounidense ha montado una maquinaria tan aceitada para proteger sus beneficios comerciales. En 1997 la empresa incluyó en su directorio al ex secretario de Comercio, Mickey Kantor, que es uno de los asesores que posee más influencia sobre Bill Clinton. Monsanto es generosa en el pago a sus directores: Kantor recibe 100.000 dólares anuales. La inversión en Mickey Kantor ya le ha dado ventajas comerciales a la empresa: Kantor le abrió las puertas de la Casa Blanca y consiguió que el gobierno presionara a la Unión Europea para que aceptara las semillas transgénicas. El estudio Kantor, Mayer, Brown & Platt, se encarga de la protección jurídica de la empresa.
Entre ellos:
* Mickey Kantor, ex secretario de comercio y titular del comité de campaña de Clinton para las elecciones de 1992 es ahora miembro del directorio de Monsanto.
* Marcia Hale, la directora de regulaciones internacionales de Monsanto, fue una de las principales asistentes de Clinton.
* Linda Fisher, vicepresidente de Monsanto para a asuntos de gobierno, se desempeñó en la Agencia de Protección al Medio Ambiente durante la administración Bush
* Michael R. Taylor, ex funcionario de la Agencia de Control de Alimentos y Medicamentos FDA, fue recientemente contratado por Monsanto.
* Jack Watson, quien fue jefe de gabinete durante la presidencia de Jimmy Carter, es uno de los abogados de Monsanto en Washington.
La nominacion de Moffett sigue a la del empresario Hassan Nemazzee quien debió retirar su candidatura cuando la revista Forbes publicó una investigación sobre sus inescrupulosas prácticas comerciales. Recién a mediados de este año, cuando la nominación comenzó a tomar forma, Moffet abandonó su puesto como vicepresidente de Monsanto, encargado de asuntos internacionales y desde entonces trabaja como consultor de la empresa
Moffett ha actuado emn política desdre 1969 cuando se desempeñó como asesor del senador Walter Mondale, pero después de dos períodos en el Congreso fracasó en entrar al Senado en 1982 y se retiró de la política. Entre 1986-89 fue presentador de noticias del canal 30.
En la India, campesinos furibundos quemaron las plantaciones de algodón genéticamente modificado de Monsanto y exigieron la salida de Monsanto del país porque temen que la empresa controle totalemntre sus vidas
Del otro lado del Atlántico, los ejecutivos de Monsanto libran “la guerra europea” para que la Unión Europea permita el cultivo de semillas genéticamente modificadas. En Gran Bretaña, el encuestador de la propia Monsanto resumió los pa´lidos resultados alcanzados:
"El último sondeo muestra un colapso en el apoyo de la gente a la biotecnología y a los alimentos genéticamente modificados." El autor de esas líneasera Stan Greenberg, quien antes se desempeño como encuestador de la Casa Blanca
13-08-2007