"Hacemos grandes esfuerzos para que no haya una explosión de violencia, para controlar la situación, pero desgraciadamente la parte israelí sigue confiscando tierras y construyendo asentamientos, especialmente en Jerusalén oriental, en la colina de Yabal Abu Ghneim", dijo el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat en una entrevista exclusiva con periodistas argentinos que visitan la misión de los Cascos Blancos en Gaza.
(Por Walter Goobar, enviado especial a Gaza) "Hacemos grandes esfuerzos para que no haya una explosión de violencia, para controlar la situación, pero desgraciadamente la parte israelí sigue confiscando tierras y construyendo asentamientos, especialmente en Jerusalén oriental, en la colina de Yabal Abu Ghneim", dijo el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Yasser Arafat en una entrevista exclusiva con periodistas argentinos que visitan la misión de los Cascos Blancos en Gaza. En un día de extrema tensión en las relaciones israelo-palestinas debido al creciente temor de un estallido generalizado de violencia generado por la construcción de un asentamiento judío en Jerusalén Oriental, Arafat recibió al titular de los Cascos Blancos argentinos, Octavio Frigerio quien - entre otras cosas- le transmitió un mensaje del presidente Carlos Menem expresándole su "afecto personal y su solidaridad con la lucha del pueblo palestino" así como una invitación para visitar Argentina durante este año. Arafat, quien debido a la explosiva situación política no concede entrevistas desde hace varios días, recibió a los enviados de los medios argentinos y se explayó sobre la crisis en el proceso de paz, la política de colonización israelí en Jerusalén oriental, las acusaciones contra su persona que ha formulado Netanyahu, el peligro latente de que estalle la violencia y formuló un expreso llamado para que "el presidente Menem como buen amigo y buen mediador, haga todo lo que este a su alcance porque el proceso de paz lo necesita".
Aunque muchos de sus asesores trazaban ayer un panorama sombrío para el futuro de las negociaciones, las palabras y actitudes del líder palestino se caracterizaron por un tono de prudencia que refleja su intención de mantener las presiones "en los canales políticos" a fin de evitar un estallido de violencia que muchos de sus compatriotas ven como inevitable. Arafat es consciente que la posición palestina se ha visto fortalecida con la prácticamente unánime condena internacional al plan colonizador israelí, aunque también sabe que a la larga el efecto de esta acción está condenado a ser nulo
--¿Cómo ve el proceso de paz hoy, teniendo en cuenta el comienzo de los trabajos de construcción del asentamiento en la colina de Yabal Abu Ghneim -Har Homa para Israel-, en Jerusalén oriental?
--La paz atraviesa hoy uno de sus momentos más críticos. La confiscación de tierras y la construcción de asentamientos especialmente en Jerusalén oriental constituyen una violación flagrante a la paz y a los acuerdos establecidos hasta ahora. Viola abiertamente las instrucciones de las Naciones Unidas, contradice la Carta que estableció para nosotros la administración norteamericana antes de nuestra participación en la Conferencia de Madrid de 1991. Contradice los acuerdos firmados entre nosotros y el gobierno de Israel.
--¿Qué piensa hacer al respecto?
--Salvar el proceso de paz debe ser una responsabilidad internacional. A los co-patrocinadores del proceso de paz y a los países que firmaron como testigos de los acuerdos les cabe una cuota mayor de responsabilidad. Acabamos de cerrar en Gaza una reunión de representantes de estos países para recordarles sus responsabilidades internacionales frente a este caso.
--¿Porqué no aceptó encontrarse con Benjamín Netanyahu hasta ahora?
--Yo me pregunto: ¿qué sentido tendría encontrarse con él cuando las topadoras están trabajando por segundo día en el monte de Abu Ghneim?
--El premier israelí, Benjamín Netanyahu lo acusó ayer de haber dado "una luz verde" a Hamas y al Jihad Islámico para cometer atentado contra israel. ¿Qué piensa de eso?
--Estas afirmaciones del señor Netanyahu no merecen ser comentadas... Son absolutamente infundadas y no son ciertas. El señor Netanyahu debe
detener a sus elementos extremistas que siguen confiscando tierras y construyendo asentamientos. Con sus afirmaciones quiere ocultar la verdad sobre sus propias violaciones a los acuerdos.
--¿La violación de los acuerdos por parte de Israel no legitima el uso de la violencia por parte de los palestinos?
--Hacemos grandes esfuerzos para que no haya una explosión de violencia, para controlar la situación, pero desgraciadamente la parte israelí sigue confiscando tierras y construyendo asentamientos, especialmente en Jerusalén oriental, en la colina de Yabal Abu Ghneim. Estos asentamientos son para aislar la ciudad de Jerusalén e impedir a cristianos y musulmanes la posibilidad de llegar allí a rezar.
--¿Cómo cree que la opinión pública internacional está reaccionando en este conflicto?
--La opinión pública puede hacer mucho. Por eso lamentamos mucho que los estados Unidos hayan ejercido su derecho al veto en el Consejo de Seguridad. Fue una sorpresa para nosotros, porque puede estimular a los israelíes a seguir violando los acuerdos y los alienta a seguir confiscando tierras. La situación en Jerusalén atraviesa por un momento sumamente crítico y nos encontramos en una coyuntura muy peligrosa.
--¿Usted cree que el presidente Menem podría cumplir un papel de mediador?
--Sin duda alguna, esperamos que el presidente Menem como buen amigo y buen mediador, haga todo lo que este a su alcance porque el proceso de paz lo necesita. El presidente Menem tiene excelentes relaciones internacionales y le ruego que pueda moverse para salvar el proceso de paz, porque sería de mucha utilidad.
--¿Piensa viajar a Argentina?
--Espero y deseo de todo corazón poder visitar Argentina este mismo año para encontrarme con mi amigo, el presidente Menem y poder ver al pueblo argentino.
--¿Cómo ve el desempeño de los Cascos Blancos que están trabajando en Palestina?
-- Creo que el programa de los Cascos blancos está haciendo un esfuerzo enorme, porque toda la ayuda que recibe el pueblo palestino en estos momentos es muy apreciada y valorada por nosotros.
RECUADRO:
(Por W. G., desde Gaza) Abu Amar y el Viejo son dos de los muchos nombres para uno de los personajes más públicos y al mismo tiempo más misteriosos de este final de siglo. No se sabe muy bien ni cuando ni dónde nació. Debió ser hacia 1929, en Gaza o Jerusalén. Muchos dicen que en El Cairo, pero él lo niega tajantemente. Más seguro es que estudió ingeniería en la capital egipcia y que desde muy joven se labró una sólida reputación profesional. Se dice que amasó una pequeña fortuna diseñando caminos y puentes en Kuwait. Su primer sueldo, anotan algunos biógrafos, se lo gastó en un Chevrolet descapotable.
Estuvo veinticinco años sin ver el milenario paisaje de Tierra Santa. Abandonó Palestina en 1967, tras la Guerra de los Seis Días, y luego hizo una breve incursión en 1968/69 cuando según testimonios de fuentes militares israelíes consiguió evadir con admirable astucia dos celadas tendidas por sus enemigos para atrapar a ese joven que acababa de acceder a la dirección de la OLP.
Es difícil encontrar algún palestino a quien Yasser Arafat le resulte indiferente: o lo aman o lo odian. Arafat tiene una cualidad innegable que es su capacidad de convertir las derrotas en victorias. Al final de la Guerra del Golfo parecía haber muerto políticamente por enésima vez. De hecho, escribir su epitafio político ha sido durante años una suerte de pasatiempo en todas las conversaciones de café en Medio Oriente.
En Arafat, el personaje y la causa son la misma cosa: él es el señor Palestina. Desde hace más de tres décadas, la sonrisa de Arafat enmarcada por la kefiya en la cabeza (Pañuelo palestino) y su barba rala y descuidada hicieron las veces de bandera. En Jerusalén, en Gaza, Cisjordania o en la diáspora, los palestinos la identificaban con la seguridad de que la historia terminaría haciéndoles justicia. La V de la victoria en los dedos de Arafat tras cada una de sus derrotas políticas, diplomáticas o militares, calentaba el corazón de su pueblo. Como la vida de este hombre está llena de paradojas, no es una sorpresa que la resurrección política del actual presidente de la Autoridad Nacional Palestina, haya venido de la mano de Israel. Fue el crecimiento incontrolable del extremismo fundamentalista de Hamas y la Jihad Islámica alentadas por los gobiernos derechistas de Menajem Begin e Yitzhak Shamir para neutralizar y debilitar a la OLP, lo que convirtió a Yasser Arafat - con quien estaba descartada toda negociación- en un mal menor para los israelíes con dos dedos de frente.
Un mes antes de la firma de los Acuerdos de Washington en septiembre de 1993, tuvo que afrontar rebeliones internas en la OLP y los agoreros de siempre no perdieron la oportunidad de vaticinar -una vez más- su definitivo ocaso político. "Y si embargo aquí me tienen", dijo en esa ocasión, durante una conferencia de prensa en la que se comparó con Jesucristo. Este personaje de 68 años, bajito, regordete y de inmenso carisma, que se ha pasado la vida huyendo y ha perdido en Yitzhak Rabin a su principal socio en el proceso de paz, comprende la verdadera dimensión y las inmensas dificultades que acarrea la implementación del de la paz. Sus allegado confían que en ciertas ocasiones suele compararse con otro personaje contemporáneo:"No quiero ser otro Gorbachov", dice, refiriéndose al líder soviético que en su afán de transformar la superpotencia esclerosada consiguió justamente lo que sus enemigos externos más acérrimos ni siquiera se hubieran atrevido a soñar: el desmoronamiento de la URSS "No soy un Gorbachov", se repite Arafat.
Diario Página 12
20-MAR- 1997